Hernández, Malègue, Dostoievski, Manzoni… el pontificado de Francisco desde la literatura Antonio Spadaro: "El mapa literario de Bergoglio"

Francisco
Francisco

"…O cómo la literatura lee el corazón del hombre y ayuda a acoger el deseo, el esplendor y la miseria"

"Bergoglio sabe que la falta de imaginación es un grave problema para la fe"

"Construyendo un mapa de las lecturas de Bergoglio, es posible comprender mejor su visión y tal vez incluso descubrir las raíces de su manera de entender el mundo y de ser pastor"

"Hemos destacado la importancia de la tragedia que escenifica la naturaleza contradictoria de la vida. Hemos descubierto cuánto ama el Papa la literatura que expresa el alma de un pueblo, pero que también es capaz de darle una visión de ese futuro multifacético y mestizo que Marechal nos ayuda a pensar e imaginar"

"Entrelazando la lectura de Hernández, Malègue, Dostoievski y Manzoni, se intuye la humanidad que Bergoglio lleva en el corazón"

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(La Ciiviltà Cattolica).- «La novela, la literatura lee el corazón del hombre, ayuda a acoger el deseo, el esplendor y la miseria. No es teoría. Ayuda a predicar, a conocer el corazón…»[1]: así me dijo Francisco cuando lo entrevisté en 2016, hacia el final de nuestro encuentro. Hoy, 10 años después de su elección al papado (13 de marzo de 2013), queremos ir en busca de la formación de su pensamiento y de su actitud pastoral siguiendo precisamente el hilo de sus lecturas. Será una forma de entender el pontificado de Jorge Mario Bergoglio desde una perspectiva diferente.

El Papa Francisco siempre ha sido un apasionado de la literatura. Las novelas y la poesía lo han acompañado en su formación. En una entrevista de 2009, afirmó que, desde pequeño, la literatura me gustaba mucho. De hecho, sus recuerdos como lector se remontan a su infancia, cuando su padre leía libros en voz alta después de cenar. La televisión aún no existía.

En este artículo, me gustaría reconstruir la trayectoria de sus lecturas. Y también las referencias literarias que menciona en sus textos y entrevistas. Intentaré dar algunas pistas para construir un mapa, una ruta a través de los textos que configuraron su forma de pensar.

Creatividad, imaginación y lenguaje

Siendo un joven jesuita, Bergoglio enseñó literatura en el Liceo del Colegio de la Inmaculada Concepción, un antiguo colegio jesuita de Santa Fe. Allí maduró la convicción de que la experiencia creativa era crucial. Tenía 28 años e hizo «una cosa un poco arriesgada»[2]. Debía conseguir que sus alumnos estudiaran a los clásicos de la literatura española, pero a los chicos no les gustaban. En cambio, pedían leer a autores como García Lorca. Bergoglio decidió, entonces, que los alumnos estudiaran obras como El Cid en casa, y durante las clases él se ocuparía de los autores que más les gustaban a los chicos.

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