Sobre J.J. Benítez y su último libro de la saga El Caballo de Troya "Lo de Benítez, aunque pretenda ser historia, es única y exclusivamente ficción"

| Francisco Tostón de la Calle
Si el señor Benítez se hubiera conformado con hacerle publicidad al último de sus libros y a toda la saga, no hubiera habido ningún problema: nos enfrentamos a una obra de ficción. Pero si para promocionar su obra se dedica ahora a tratar de destruir los cuatro Evangelios canónicos, el asunto adquiere una importancia mayor.
No habría que criticar que apareciera hoy en RD un artículo sobre Benítez y su obra, puesto que, según nuestro CERVANTES, no hay obra por mala que sea que no contenga algo bueno. Tal es el caso.
Pero decir que los Evangelios son un desastre, apoyado en el testimonio de un exmilitar gringo que viajó al siglo I, cae en lo grotesco, estrambótico, antihistórico y estrafalario. Y no hay que ir muy lejos para echar abajo tanta osadía del señor Benítez. Un pequeño curso de introducción al estudio de los Evangelios le hubiera bastado para enterarse lo elemental.
Los Evangelios no son biografías de Jesús, ni cada uno por separado ni todos juntos. El hecho de que hayan sido manipulados no les quita nada ni a su autenticidad, historicidad y conservación.
Precisamente sus contradicciones son un testimonio más de su valor histórico, al no haberse puesto de acuerdo los autores deliberadamente, sino solo tenido en cuenta distintas tradiciones como hubiera hecho cualquier escritor de hechos históricos y lo sigue haciendo en la actualidad.
Por no alargar mi comentario, una conclusión: el señor Benítez y los lectores de su obra tienen que separar con claridad lo que es historia de lo que es ficción. Y lo de Benítez, aunque pretenda ser historia, es única y exclusivamente ficción.
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