José Ignacio González Faus, S.J., el gran teólogo español del posconcilio “Con Chalo, Jesús ha caminado con nosotros”

"Sin haber vivido nunca en América Latina, continente que visitó en diversas ocasiones, González Faus fue uno de los principales representantes de la Teología de la Liberación, amigo personal del mártir Ignacio Ellacuría y de Jon Sobrino"
"Siempre constituyó un puente entre la izquierda y la Iglesia Católica, cuestionado y admirado por unos y por otros, dialogante con todos, con un marcado espíritu crítico, simpático e irónico"
"Siempre quiso bajar a la arena de la realidad histórica y no quedarse en la cómoda tribuna de la vida académica, y lo hizo a través de la palabra"
"Se implicó infatigablemente en la realidad de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, en particular de los más pobres y marginados, aunando rigor intelectual, calidad reflexiva, cantidad de publicaciones, capacidad de comunicación, autenticidad religiosa y simpatía humana"
"Siempre quiso bajar a la arena de la realidad histórica y no quedarse en la cómoda tribuna de la vida académica, y lo hizo a través de la palabra"
"Se implicó infatigablemente en la realidad de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, en particular de los más pobres y marginados, aunando rigor intelectual, calidad reflexiva, cantidad de publicaciones, capacidad de comunicación, autenticidad religiosa y simpatía humana"
| José Sols Lucia*
El 6 de marzo falleció a los 91 años el P. José Ignacio González Faus (1933-2025), jesuita valenciano afincado desde hacía medio siglo en Cataluña, concretamente en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). Conocido entre sus compañeros y amigos como “Chalo”, González Faus ha sido el más grande teólogo de habla española del largo posconcilio.
Entró en la Compañía de Jesús en 1950 y fue ordenado sacerdote en 1963. Estudió filosofía en la Universidad de Barcelona y teología en Sant Cugat del Vallès, en Innsbruck (Austria), donde fue discípulo de Karl Rahner, en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma y en Tubinga (Alemania), ciudad en la que obtuvo el doctorado con su tesis Carne de Dios, sobre la cristología de San Ireneo de Lyon.
Desplegó su trayectoria como profesor de teología entre Sant Cugat y Barcelona, concretamente en la Facultad de Teología de Barcelona (posteriormente Facultad de Teología de Cataluña, que incluiría el Instituto de Teología Fundamental de Sant Cugat) y en el Centro de Estudios “Cristianisme i Justícia”, que lideró desde su fundación, en 1981, junto con el P. Juan N. García-Nieto.

González Faus coordinó la reflexión teológica de este centro y García-Nieto la social, tratando ambos (acompañados por un equipo brillante de jesuitas, sacerdotes diocesanos, religiosas y laicos) de aportar una reflexión de calidad y una vasta difusión del cristianismo reformulado en el binomio fe-justicia (promovido por la Compañía de Jesús desde su Congregación General 32, del año 1975) tanto en Cataluña como en todo el mundo de habla hispana.
Sin haber vivido nunca en América Latina, continente que visitó en diversas ocasiones, González Faus fue uno de los principales representantes de la Teología de la Liberación, amigo personal del mártir Ignacio Ellacuría y de Jon Sobrino, entre otros, y maestro de futuros profesores de teología españoles y latinoamericanos.
Su pensamiento dialogó prioritariamente con el marxismo y los grupos de izquierda, tanto políticos como filosóficos y culturales, ante los cuales quiso dar razón de su fe. Siempre constituyó un puente entre la izquierda y la Iglesia Católica, cuestionado y admirado por unos y por otros, dialogante con todos, con un marcado espíritu crítico, simpático e irónico. Su condición de europeo le llevó a dialogar con la tradición de la Ilustración, una corriente que él acogió con distancia crítica (del mismo modo que hizo con el marxismo), tratando de sacar lo mejor de ella, pero sin dejarse engañar por sus falsos enmascaramientos.
La producción teológica de González Faus ha sido inmensa (en torno a las 6.000 páginas), y en ella destacan su primera gran cristología (La humanidad nueva, 1974), su segunda cristología (Acceso a Jesús, 1979), su antropología teológica (Proyecto de hermano, 1987) y la recopilación de textos teológicos históricos sobre los pobres (Vicarios de Cristo, 1991), entre otras muchas obras. A petición mía, antes de fallecer, Chalo dejó por escrito el proyecto de publicación de sus obras en doce volúmenes.

Aun cuando la mayoría de sus compañeros jesuitas afines al mensaje social de la fe cristiana optaron en los años setenta por salir de las grandes casas religiosas para irse a vivir a comunidades de inserción en barrios populares, él prefirió quedarse en el Centro Borja de Sant Cugat junto a la inmensa biblioteca de teología, una de las mejores del mundo, para poder estar concentrado en su producción intelectual, lo que compaginaba los domingos yendo a celebrar la eucaristía al Poble Sec de Barcelona y acompañando a menudo a las personas sin hogar de la Fundación Arrels.
Desde el Centro Borja y desde Cristianisme i Justícia, González Faus estuvo abierto al mundo, siguió los grandes acontecimientos de su tiempo y trató de aportar luz acerca de ellos. Siempre quiso bajar a la arena de la realidad histórica y no quedarse en la cómoda tribuna de la vida académica, y lo hizo a través de la palabra. En él, la palabra, tanto oral como escrita, tenía una fuerza inusitada. Hasta los últimos días de su vida, ya cumplidos los 91 años, siguió escribiendo acerca de todo tipo de problemáticas socioeconómicas y políticas tratando de expresar la fe cristiana en categorías humanas inteligibles hoy.
Ese bajar a la arena le granjeó dificultades e incomprensiones. Más allá de si acertó o no en todos sus análisis, es innegable que González Faus se implicó infatigablemente en la realidad de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, en particular de los más pobres y marginados, aunando rigor intelectual, calidad reflexiva, cantidad de publicaciones, capacidad de comunicación, autenticidad religiosa y simpatía humana.

Ellacuría había dicho: “Con Monseñor Romero, Dios ha pasado por El Salvador”; por nuestra parte, podemos afirmar: “Con Chalo, Jesús ha caminado con nosotros”. Descanse en paz este jesuita de inmensa humanidad.
*Profesor de teología de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, discípulo y amigo de José Ignacio González Faus
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