"El proceso de conquista ha provocado consecuencias que perduran hasta nuestros días" Espiritualidad como clave de descolonización

Este proceso se ha desarrollado bajo una metodología violenta, de opresión, despojo y ocultamiento que con la creación del Estado, se ha institucionalizado y “legalizado”. La sabiduría ancestral ha sido entonces silenciada, callada y perseguida bajo el discurso y defensa del pensamiento y conocimiento científico occidental
En el caso de Argentina, el colonialismo ha sido plasmado en la propia Constitución Nacional aprobada el 01 de mayo del año 1853. Este texto con algunas modificaciones en el tiempo, estuvo vigente hasta el año 1994, momento en el cual se llevó adelante el proceso de reforma constitucional
| Germán Roberto Zuñiga*
El proceso de conquista, cuyo inicio se reconoce a partir de 1492, ha provocado consecuencias que perduran hasta nuestros días y que se plasman en diferentes esferas como lo social, económico, político, pero sobre todo en lo cultural. La instauración de un pensamiento y comportamiento eurocentrico que se ha planteado desde siempre como evolucionado, de desarrollo en clave capitalista, individualista y patriarcal, confronta con la cosmovisión indígena, su organización y proyecto de vida comunitario.
Este proceso se ha desarrollado bajo una metodología violenta, de opresión, despojo y ocultamiento que con la creación del Estado, se ha institucionalizado y “legalizado”. La sabiduría ancestral ha sido entonces silenciada, callada y perseguida bajo el discurso y defensa del pensamiento y conocimiento científico occidental. Es así, que se ha considerado a la sabiduría ancestral como vinculada con lo maligno, a la brujería a tal punto de ponerse en marcha un proceso de “caza de brujas” donde las principales perseguidas y apuntadas fueron las mujeres. Va de suyo que fue un proceso que intento extinguir la cultura, la espiritualidad y la propia vida de los pueblos indígenas.
La sabiduría ancestral, nació, se desarrolló y desarrolla desde lo más profundo del sentir, de ser y estar de los pueblos indígenas. Es una sabiduría que parte de lo individual para conformar un sentipensar común donde uno de los puntos de encuentro es el territorio como fuente de vida, riqueza y practica espiritual. A decir de Sofía Chipana, los pueblos de Abya Yala desde tiempos tienen sus narrativas, textualidades que los acompañan y que se construye “desde la conciencia de que todo está enlazado, y que todo tiene vida, por lo tanto, ofrecen saberes y sabidurías que fueron descalificadas, por lo que los sentipensares que denominan como descolonización, nos abre los ojos para ver los ropajes que llevamos interiorizados del poder colonial, patriarcal y de señorío que determinó nuestro ser, estar, saber y quehacer”2.
En esta línea, Patricio Guerrero3 nos explica claramente que: “La colonialidad del saber no sólo impuso un epistemocentrismo hegemónico que ha sido instrumental al poder, sino que negó la existencia de otras formas de conocer, de otras sabidurías desde las cuales la humanidad ha tejido la vida. Una de las formas más perversas de la colonialidad del poder y del ser ha sido la negación de la afectividad en el conocimiento, al fragmentar la dimensión de lo humano en nombre de la razón cartesiana occidental hegemónica, mientras que las sabidurías chamánicas consideran que los seres humanos no somos sino “estrellas con corazón y con conciencia”.
La sabiduría y espiritualidad indígena, tiene una relación profundamente íntima con el territorio. El territorio es lo que permite su presencia y practica. En el territorio se encuentran lugares, sitios sagrados que alimentan, fortalecen y no solo deben ser cuidado, sino honrado con elementos de la misma naturaleza, por eso los Pueblos Indígenas tienen tantas practicas de ofrendas a los diferentes seres vivos no humanos (saludar al sol a la mañana con los primero mates, en el caso del Pueblo Mapuche).
En el caso de Argentina, el colonialismo ha sido plasmado en la propia Constitución Nacional aprobada el 01 de mayo del año 1853. Este texto con algunas modificaciones en el tiempo, estuvo vigente hasta el año 1994, momento en el cual se llevó adelante el proceso de reforma constitucional. La Constitución de 1853, tenía un solo artículo que hacía referencia a los Pueblos Indígenas, en ese momento no se los reconocía como tales, sino que se los mencionaba como “indios”. Puntualmente, el artículo 67, inciso 15, establecía que el Congreso debía "proveer a la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo".
Esta regulación lejos estaba de reconocer a los Pueblos Indígenas como sujetos de derecho, más bien planteó una mirada como un grupo violento y fue una manera de legitimar la invisibilización no solo de personas, sino de una cultura, de una forma de organización y de una espiritualidad. Se planteo entonces implantar un sistema cuyo objetivo en lo espiritual era claro, conversión. Esa conversión podía encontrar fundamento en la idea de que la espiritualidad indígena, que tiene intima relación con el territorio y se manifiesta en prácticas y rituales con los diferentes seres vivos no humanos, ajenas o desconocidas para la religión cristiana, con lo cual para muchos estas prácticas fueron vinculadas con el demonio, con lo impuro, que no permitía estar con comunión con ese Dios, que se iniciaba con el bautismo y demás sacramentos. La conversión se planteó como una purificación necesaria, una limpieza, un blanqueamiento, que solo era posible adoptando las practicas que se pretendía imponer y renunciando a su propia espiritualidad. Todo esto, claramente alejado y fuera de sintonía con lo que Jesús entendía por conversión y lo llevó a la práctica.
Se plantea en este sentido la conversión desde el punto de vista constitucional, como una imposición, que claramente no se condice como se adelantó, con la conversión que plantea Jesús en el evangelio. Esta última se propone desde el punto de vista de la misericordia, del encuentro fraterno con el otro, de reconocer a Dios en el otro. Es así que el buen samaritano, el pecador, la prostituta, la mujer pecadora, tienen un encuentro personal con Jesús y a partir de ahí experimentan esa conversión a la luz del encuentro y reconocimiento como hijos de Dios. Conversión en el sentido del llamado a la Buena Noticia del Evangelio, es abandonar la rigidez de la imposición cultural y cúltica y abrirse a la novedad de la aceptación del otro/otra en el espíritu de aceptación, diálogo, misericordia. La conversión de la que habla Jesús en el evangelio nada tiene que ver con la imposición colonial y el imperativo que la Constitución Nacional ordenaba al referirse a la “conversión al catolicismo”.
La misión en y junto a los Pueblo Indígenas, plantea entonces, el desafío de la conversión que nos invita Jesús, es decir, mutua, de aceptación y reconocimiento que se produce a través del dialogo, el respeto y la valoración del otro como sujeto. Es decir, evangelizar con el otro, con su espiritualidad, su ritualidad y lo sagrado. Cada persona es sagrada.
El Papa Francisco en oportunidad de referirse a la evangelización en América ha manifestado que ”La evangelización en América estuvo acompañada de “intereses mundanos” y se impusieron “modelos preconstituidos, europeos por ejemplo, sin respetar a los pueblos indígenas”.
Es así, que muchas veces se ha pretendido y pretende plantear como una dicotomía entre la espiritualidad cristiana y la espiritualidad indígena. Para argumentar esta dicotomía, se lo ha realizado a partir de analizar el origen de cada una, la justificación. Este planteo, si bien podemos decir que en la actualidad se ha superado, no lo ha sido en todos los ámbitos y personas, es decir, aún persiste. Es entonces que surge con ello, un claro planteo holístico para todos, indígenas, cristianos. Para dicha tarea, es menester realizar una interpretación del evangelio actual, real y desde la práctica cotidiana, siendo consciente de quienes son los otros con quienes se comparte la vida y el camino, teniendo en cuenta que estamos vinculados por el territorio.
El trabajo pastoral y de misión nos propone y desafía entonces, a rever nuestras prácticas de anuncio del evangelio, para que realmente sea el anuncio de la buena nueva de Jesús y no se manifieste como la propuesta o el deseo individual, que muchas veces va a contramano del mensaje de Jesús. Ejecutar esto, es posible en tanto y cuanto se lo aborde desde la interculturalidad, que nos plantea que dentro de lo distinto, hay puntos en común que nos permite trabajar en una armonía y respeto, entendiendo que la conversión es despojarse de su cultura, su espiritualidad, sino que apunta a ampliar la mirada, reconocer lo diferente, valorarlo, teniendo en cuenta que la conversión en los términos que lo plantea Jesús, es desde la misericordia.
En la Patagonia Argentina, encontramos muchos misioneros que nos han dado y dan ejemplos de práctica intercultural e interreligiosa, y muestran que la conversión es el camino del anuncio del evangelio de ese Jesús, que nació pobre y se hizo carne; que es necesario y posible a partir de un dialogo, que enriquece y alimenta mutuamente. Es ahí donde, reconocer al territorio como la casa común, nos ubica en sintonía con los Pueblos Indígenas, porque la espiritualidad indígena, tal como se indicó con anterioridad, se funda y se nutre en el territorio. Para estos pueblos, cada elemento de la naturaleza tiene una fuerza y un espíritu. Esto nos remite al libro del Génesis que nos relata la creación. Esa creación que se plasma en la naturaleza, esa naturaleza en su conjunto en donde “Dios vio que esto era bueno”. Desde la cosmovisión indígena, también se interpreta en esa línea, porque es bueno, es sagrado.
Hete aquí, que recordar la historia, es también la posibilidad por un lado de replantear prácticas que se realizaron con cierta convicción de que era lo correcto, pero terminaban reproduciendo una mirada colonial y por el otro, revitalizar aquellas que nos muestran el camino de la comunión. La misión nos invita compartir en una gran mesa, las riquezas y pobreza de cada uno, no para invisibilizar, sino para fortalecer, para que haya vida y sea en abundancia.
Abya Yala, rebautizado como América, es el lugar que ha dado vida a los Pueblos Indígenas, presentes en la actualidad y con mucho para aportar. Todo proyecto de evangelio, debe ser en comunión con ellos, porque la comunión entre la espiritualidad cristiana y la espiritualidad indígena es posible, porque ambas se fundan en la creación. El Papa Francisco en ocasión del día Internacional de los Pueblos Indígena indico que: “Necesitamos que los pueblos originarios moldeen culturalmente las Iglesias locales amazónicas… Que puedan plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena”. Ese rostro indígena de la iglesia nos lomuestra Guadalupe que en su rol de madre, eligió a Juan Diego para unirse no solo en lo cultural, sino también en lo espiritual. Porque la espiritualidad indígena también se practica y vive desde lo sagrado, y es sagrado porque en cada elemento del territorio hay vida y esa vida fue dada por Dios.
En la historia de la Virgen de Guadalupe, vemos un cambio de paradigma, donde el que no cree el mensaje que le trae el indígena Juan Diego, es el obispo. Al pedido de la Virgen a Juan Diego de que construya una iglesia en su honor, el Obispo no le creyó, a tal punto de pedirle una señal milagrosa. Esta necesidad de prueba requerida por el Obispo para creer, nos recuerda lo que nos dice el Evangelio de Juan en relación Tomas: “Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Entonces los otros discípulos le decían: ¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré” (Jn. 20, 24-25). En elcaso de Guadalupe, la señal fueron rosas de un lugar árido y no nativas de ahí. A partir de ahí, surgen y nos podemos plantear algunos interrogantes: ¿Por qué el Obispo no le creyó a Juan Diego? ¿Primo algún prejuicio en el Obispo? ¿Qué tanto influyo en el Obispo que Juan Diego fuera indígena?.
En esta línea, el Papa Francisco, en su discurso en el Encuentro con los Pueblos de la Amazonia, en el marco de su Visita Apostólica a Chile y Perú en enero de 2018 expreso que: “El reconocimiento de estos pueblos —que nunca pueden ser considerados una minoría, sino auténticos interlocutores— así como de todos los pueblos originarios nos recuerda que no somos los poseedores absolutos de la creación”.
El evangelio de Jesús nos plantea que no hay dueños de la creación y los Pueblos Indígenas lo entienden así, porque para ellos el territorio, no es un objeto de comercialización, algo de lo que se puedan adueñar o apropiar; sino más bien, como muchos líderes indígenas lo indican, es el supermercado, la farmacia, donde encuentran todo lo necesario para vivir, desde los alimentos hasta las medicinas para curarse. Por eso se plantea una relación simétrica con el territorio, con ese lugar que congrega vida. La conversión planteada desde el evangelio no es de imposición, sino de misericordia, de reconocer al otro, de comulgar y construir desde lo distinto.

La Patagonia Argentina, tiene una amplia historia de misioneros y misioneras que han recorrido y recorren el territorio habitado por Pueblos Indígenas. En esa relación, se ha ido tejiendo un camino intercultural que ha respondido también a los tiempos de la Iglesia, marcado principalmente por el Concilio Vaticano II. Jaime Francisco de Nevares, primer obispo de Neuquén, Oscar Barreto, Antonio Mateos, Francisco Calendino, Renzo Baldo, Teresa Larrañaga, Marcelo Melani – Obispo Emérito de Neuquén- todos ya fallecidos y muchos otros que hoy continúan la misión, muestran que la interculturalidad es posible vivirla y construirla desde la espiritualidad.
Jaime de Nevares, ha experimentado una clara y profunda conversión en sintonía con lo que nos plantea Jesús. Al momento de llegar como Obispo a la Diócesis de Neuquén, Argentina, encontramos una estampa que lo muestra delicadamente vestido con sotana. La inscripción de la misma adelanta el modelo de misión que entendía debía practicar conjuntamente con su objetivo inicial “Deseo estar a disposición de todos, para conducir a todos al cielo”. El contexto eclesial que marca este planteo, es el de la iglesia anterior al Concilio Vaticano II. El Concilio, invitó a la conversión e introdujo cambios en la iglesia y Jaime lo aplicó no solo en sus discursos y homilías, sino sobre todo en sus prácticas y allí donde lo vemos junto al pueblo que sufre las injusticias, la negación de derechos y dignidad. Entendió que su misión era de buen pastor, que no solo cuida de las ovejas, sino que se preocupa y ocupa de aquella que se pierde. Podemos decir que Jaime de Nevares basó su misión en la Opción por los pobres, pero viviéndola desde la interculturalidad. Respetando y alimentándose desde la espiritualidad indígena donde reconoció sin duda alguna al Jesús resucitado.
Lo que podemos tomar como conversión de Jaime de Nevares a la luz del evangelio parte, como dijimos de su deseo, intención al inicio de su misión como Obispo (imagen 1 y 2) y como el caminar con el pueblo, no solo con el Pueblo Indígena, sino también con organizaciones sociales, barriales, educativas, etc., le fue mostrando que el espíritu le tenía planeado otro camino, que se pudo observar en sus prácticas (imagen 3). En este sentido, a su llegada se lo presentaba con este mensaje de conductor de todos al cielo. Empero, prontamente entendió que llegaba a un lugar donde él podía alimentarse, crecer y reconocer a Dios en el hermano pobre, oprimido, despojado de sus territorios, avasallado en sus derechos. Estos eran los hechos y situaciones que lo invitaban a tomar la actitud del buen samaritano.



Pero no fue el único misionero que caminó junto a los pueblos indígenas y defendió con sus palabras y acciones los Derechos Humanos. La Diócesis de Neuquén, tuvo también como Pastor, al Padre Obispo Marcelo Melani. Venido de Italia, su trabajo pastoral como misionero lo fue moldeando junto al Pueblo Mapuche. Fue así que su vida fue atravesada por la interculturalidad. No dudó, ni le costó reconocer en los Pueblos Indígenas, su riqueza, su espiritualidad profunda, su vínculo con el territorio y los aportes que pueden hacer a un mundo que gira o pretende girar en torno a las ideas eurocéntricas que se plasman y manifiestan en prácticas coloniales.
El Padre Martin Gottle4 recopiló muchas reflexiones, artículos periodísticos y fotos del P.O. Marcelo Melani, algunas de esas fotos se acompañan en el presente trabajo. Así, tenemos algunas expresamente referidas al Pueblo Mapuche, donde indica: ““La Patagonia es tierra de los Mapuches”. En el encuentro de sacerdotes de la Patagonia en Bariloche en 2003, subrayó la presencia mapuche en las ciudades: “Pueden no conocer para nada su historia y su lengua, pueden haber olvidado sus tradiciones religiosas, pero son ciertamente mapuches” y los exhortó diciendo: “Conocer entonces la cultura del pueblo mapuche no es solo un desafío para ese puñado de curas y monjas que visitan a las comunidades del campo, sino de todos los miembros de los presbiterios porque todos en las grandes ciudades, nos encontramos en algún momento, con familias o personas bien mapuche. El conocimiento de esta cultura no es, para nosotros, una cuestión de ciencia o de historia, es una cuestión de evangelización. (…) Buscamos, entonces, conocer la cultura mapuche, para descubrir los valores que en ella se encuentran y ver cómo podemos enriquecerlos gracias al Evangelio de Cristo. No se trata de destruir para poder construir, ya Dios está presente en esa cultura, se trata de enriquecer lo que ya existe para que de vida en abundancia.”.
La pascua del Padre Marcelo ha sido muy sentida, porque su partida para muchos nos significó la pérdida de un padre, de un pastor que cuidó de su rebaño, se preocupó y ocupó por el otro, llevó sus dolores en sus oraciones. El Padre Martin Gottle5 al recibir la noticia del fallecimiento del Padre Marcelo escribió una carta que expresa el sentimiento de muchos y recordó la sencillez con que vivió y realizo su misión:
“Fuiste Buen Pastor, nos cuidaste y compartiste tu vida con el pueblo que Dios te había encargado. Te solidarizaste siempre con los humildes y desfavorecidos. Luchaste con coraje por la dignidad y la justicia. Fuiste un Cristiano excelente y coherente. Soñaste con una Iglesia y sociedad con aceptación y visión de interculturalidad, donde cada pueblo tenga un lugar de dignidad y donde pueda vivir su identidad. Tu pasión era la Pastoral Aborigen. Siempre te solidarizaste con la lucha por los derechos indígenas a pesar de algunos agravios que sufriste. No dudaste que tu lugar era al lado de los reclamos mapuche en la movilización por la incorporación de sus derechos en la Constitución Provincial. Marchaste junto a ellos a la Legislatura de Neuquén. Tu solidaridad no era solamente manifestación y proclamación. Siempre recuerdo aquél día del mes de febrero de 2005 cuando te hiciste presente a caballo en las veranadas de las Comunidades Cayupán y Paineo en Llamuco, amenazadas por desalojo después de una venta corrupta de sus tierras por parte de la Provincia de Neuquén a una empresa forestal. Allí compartiste su Llellipun, su ruego mapuche, y alojaste en el piso al lado del fogón; celebraste y proclamaste tu fe y esperanza en Cristo Resucitado en los lugares más alejados y humildes. Gracias, P. Marcelo, por tu coraje y coherencia, por tu fe hecha solidaridad”.

El camino recorrido por nuestros antecesores, nos invitan, desafían y comprometen no solo a continuarlo, sino a tomar posturas ante las injusticias, la vulneración de derechos, el despojo de la tierra a sus verdaderos dueños. En tiempos actuales donde transitamos el año del Jubileo, es oportuno retomar, como lo hicieron claramente Jaime de Nevares y Marcelo Melani, entre otros, acciones concretas, que pongan en práctica lo que nos dice Levítico 25: 10 “El año cincuenta será para ustedes un año santo, un año en que proclamaran una amnistía para todos los habitantes del país. Será para ustedes el jubileo. Los que habían tenido que empeñar su propiedad, la recobraran. Los esclavos regresaran a su familia”.
Recuperar el territorio que les fue quitado y de los cuales fueron desalojados los Pueblos Indígenas, es recuperar su espacio de vida, de lo sagrado, la casa común.
La misión invita a que sea vivida desde el más profundo amor a Dios y al prójimo. Llevarla adelante desde el corazón y que el razonamiento sea en consonancia con lo que el corazón, el sentimiento sincero manifiesta. En este sentido, Patricio Guerrero es más necesario entender que “Corazonar es una respuesta insurgente para enfrentar las dicotomías excluyentes y dominadoras construidas por Occidente, que separan el sentir del pensar, el corazón de la razón. Implica senti-pensar un modo de romper la fragmentación que de la condición humana hizo la colonialidad. En el razonar, la sola palabra connota la ausencia de lo afectivo, la razón es el centro, y en ella la afectividad no aparece ni siquiera en la periferia. Corazonar busca reintegrar la dimensión de totalidad de la condición humana, pues nuestra humanidad descansa tanto en las dimensiones de afectividad como de razón”7.

La evangelización debe procurar realizarse desde una interculturalidad, que permita reconocer la riqueza que la espiritualidad indígena tiene y puede aportar a este mundo colapsado por la cultura del consumo y generación de capital a costa de territorios y personas. Para esto es necesario conocer, compartir las practicas pastorales y de misión que existen en los territorios y se desarrollan desde nuestros antecesores. Ser consientes de que al llegar como misionero a un lugar, no solo nos encontramos con simples personas, sino todo lo contrario, es conectarse con una historia, una cultura, una espiritualidad, es decir, una idiosincrasia de la cual se debe aprender, conocer, para compartir justamente esa riqueza que como misionero se lleva. No se trata entonces de imponer, sustituir, destruir sino de fortalecer, construir, convivir en la casa común y trabajando para que sea posible el Buen Vivir y lo sea en abundancia.
[1]*-Perteneciente al Pueblo Indígena Mapuche, Neuquén. Argentina. Coordinador por la Región Sur de ENDEPA (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen) Argentina. Asesor Legal de Comunidades Mapuches, como miembro del Equipo Diocesano de Pastoral Aborigen de la Diócesis de Neuquén. Abogado por la Universidad Nacional del Comahue, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Escribano por la Universidad siglo XXI. Especialista en Derecho Procesal Civil por la Universidad de Buenos Aires. Diplomado en Teología y Misionología, para que los Pueblos Originarios tengan vida digna y plena, por la Universidad Intercultural de México, organizado por AELAPI (Articulación ecuménica latinoamericana de Pastoral Indígena)
[2]-Chipana Quispe, Sofía. 2021. «Epistemologías Interrelacionales». Teología Práctica Latinoamericana 1 (2), 35-49. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/213.
[3]-GUERRERO Patricio. "CORAZONAR EL SENTIDO DE LAS EPISTEMOLOGÍAS DOMINANTES DESDE LAS SABIDURÍAS INSURGENTES, PARA CONSTRUIR SENTIDOS OTROS DE LA EXISTENCIA (PRIMERA PARTE)."
[4]-Párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Las Coloradas, de la Diócesis de Neuquén hace más de 30 años, visita y acompaña pastoralmente cinco Comunidades Mapuches del Departamento Catan Lil.
[5]-Ídem. Cit. Op.
[6[-Imágenes proporcionadas por el P. Martin Gottle, Párroco de Las Coloradas, Neuquén, Argentina.
[7]-Patricio G., "CORAZONAR EL SENTIDO DE LAS EPISTEMOLOGÍAS DOMINANTES DESDE LAS SABIDURÍAS INSURGENTES, PARA CONSTRUIR SENTIDOS OTROS DE LA EXISTENCIA (PRIMERA PARTE)."
Calle14: revista de investigación en el campo del arte 4, no. 5 (2010):80-94. Redalyc, https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=279021514007
BIBLIOGRAFIA
-Chipana Quispe, Sofía. 2021. «Epistemologías Interrelacionales». Teología Práctica
Latinoamericana 1 (2), 35-49. https://revistas.ubl.ac.cr/index.php/tpl/article/view/213.
-GUERRERO Patricio. "CORAZONAR EL SENTIDO DE LAS EPISTEMOLOGÍAS DOMINANTES DESDE LAS SABIDURÍAS INSURGENTES, PARA CONSTRUIR SENTIDOS OTROS DE LA EXISTENCIA (PRIMERA PARTE)." Calle14: revista deinvestigación en el campo del arte 4, no. 5 (2010):80-94. Redalyc, https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=279021514007
-GOTTLE Martin. Sacerdote de Las Coloradas, Neuquén, Argentina
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