"Sus temores se han cumplido y han agachado hipócritamente la cabeza para acomodarse a la nueva situación" León XIV y el miedo de los canallas

León XIV y el miedo de los canallas
León XIV y el miedo de los canallas

El 1° de mayo publicó en La Abeja la columna “Prevost en campaña, pero su pasado lo condena”, haciéndose eco de fake news sobre Prevost, tachándolo de encubridor, oportunista y de tener cuestionamientos éticos

"El obispo Prevost no archivó ninguna denuncia. Hizo lo que tenía que hacer: enviarlas al Dicasterio para la Doctrina de la Fe"

"Destaca que Prevost —como reconocen sus mismos detractores— haya derivado a las víctimas hacia la justicia civil"

"La pregunta que nos hacemos es por qué Luciano Revoredo decidió borrar su columna"

Conocí personalmente a Luciano Revoredo, el actual director del portal desinformativo La Abeja, en la década de los 80, cuando él frecuentaba las Agrupaciones Marianas —parte del ahora suprimido Movimiento de Vida Cristiana— y me consta que se sentía atraído por el lado nacionalista y filo-fascista de la prédica de algunos sodálites de las primeras generaciones, aunque él lo llamaría más bien pensamiento cristiano occidental.

En ese entonces él creía en el mito de la conjura judeo-masónica para gobernar el mundo. Ahora son otros los enemigos que en su imaginario ultramontano buscan perjudicar a la Iglesia, aquella que habría tenido entre sus mejores representantes en el Perú a Mons. Juan Luis Cipriani y a Mons. José Antonio Eguren, obispos ante los cuales no dudó en arrodillar su conciencia y su escaso espíritu crítico.

Especial Papa León XIV

Luciano Revoredo

A decir verdad, nunca pensé que una personalidad tan gris y opaca llegara a convertirse algún día en aspirante a intelectual. Y digo “aspirante”, porque en todo lo que he leído de él encuentro mucho fárrago literario de estilo decimonónico a la vez que poca sustancia estimulante del cerebro. Si es que acaso se le puede llamar “sustancia” a los lugares comunes de extrema derecha que vierte en sus ocasionales escritos. 

El 1° de mayo publicó en La Abeja la columna “Prevost en campaña, pero su pasado lo condena”, haciéndose eco de fake news sobre Prevost, tachándolo de encubridor, oportunista y de tener cuestionamientos éticos. Allí decía literalmente:

«Voces críticas, especialmente en el Perú, han señalado que Prevost ha sabido navegar las dinámicas de poder vaticanas, proyectando una imagen de humildad y eficiencia. Sin embargo, sus críticos sugieren que su gestión en Chiclayo y su ambición desmedida han generado desconfianza entre algunos cardenales y fieles, quienes ven en él un “falso valor” cuya candidatura está más impulsada por oportunismo que por méritos espirituales».

Como se puede constatar, Revoredo hace afirmaciones generales sustentándose en dimes y diretes de individuos tácitos, que no se sabe quiénes son. Eso coloca su competencia periodística al mismo nivel que la prensa de chismes y espectáculos.

Pero cuando comienza a proporcionar datos, cae en contradicciones. Hace alusión a las denuncias de abusos sexuales cometidos por dos sacerdotes de la diócesis de Chiclayo —de la cual era obispo Mons. Prevost— en perjuicio de tres mujeres, dos de las cuales eran menores de edad cuando ocurrieron los hechos. Revoredo dice textualmente:

«Según un informe de Cuarto Poder [programa periodístico de la televisión peruana] (2024), las víctimas presentaron sus casos directamente a Prevost, quien, a pesar de que Vásquez [uno de los agresores sexuales] admitió los abusos, archivó las denuncias sin una investigación exhaustiva».

El Papa León XIV y las Migraciones
El Papa León XIV y las Migraciones

Sin embargo, más adelante admite lo siguiente:

«A pesar de que las denuncias fueron enviadas al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, la diócesis de Chiclayo afirmó que los casos prescribieron en el fuero civil, lo que limitó las acciones legales».

Basta con tener dos dedos de frente para entender a partir de esta información que el obispo Prevost no archivó ninguna denuncia. Hizo lo que tenía que hacer: enviarlas al Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Y si la diócesis de Chiclayo informó que los casos habían prescrito en el fuero civil, se entiende que el archivo de los casos en el ámbito de la justicia peruana fue efectuado por fiscales, es decir, funcionarios civiles.

De modo análogo, el archivo en las instancias vaticanas es de responsabilidad de quienes tenían autoridad en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. ¿Acaso el obispo Prevost ostentaba tanto poder como para archivar denuncias de abuso sexual en los ámbitos civil y canónico, pasando por encima de las autoridades competentes? Pues eso es lo que Revoredo —y tantos otros católicos fascistoides, sobre todo InfoVaticana, portal propagador de bulos y mentiras— nos quieren hacer creer.

Destaca que Prevost —como reconocen sus mismos detractores— haya derivado a las víctimas hacia la justicia civil. Es decir, lo contrario de lo que hicieron otros obispos encubridores, que buscaron impedir que varios casos de abusos se ventilaran en los juzgados civiles. Asimismo, se sabe que la diócesis de Chiclayo ofreció ayuda psicológica a las víctimas, si es que así lo requirieran.

A pesar de los reveses que sufrieron las víctimas tanto en la justicia civil como canónica, se aceptó la apelación de una de las víctimas ante la decisión tomada por Roma, y el caso sigue abierto y está en proceso de investigación, en conformidad con las intenciones de Prevost. Mientras tanto, uno de los sacerdotes fue suspendido de toda actividad pastoral, y en el caso del otro no fue necesario, pues sufre una enfermedad degenerativa que lo incapacita para ejercer cualquier función pastoral y litúrgica.

Prevost en Perú
Prevost en Perú

 Revoredo concluye sobre Prevost lo siguiente:

«...su imagen de “outsider bergogliano” choca con las críticas de quienes lo ven como un oportunista que ha sabido alinearse con el pontificado actual sin asumir riesgos significativos.

Finalmente, la Iglesia necesita un líder que inspire confianza en los fieles y en el mundo. Prevost, a pesar de sus logros administrativos, no cumple con este estándar. Su pasado, marcado por denuncias de inacción y cuestionamientos éticos, lo condena a quedar como un cardenal influyente, pero no como el sucesor de Pedro».

 ¿Que pasó a continuación, después de la elección de Prevost como el Papa León XIV? Pues el 9 de mayo Revoredo eliminó la columna mencionada del portal La Abeja, y publicó otra con el título de “Un acto de fe y respeto: reconociendo la autoridad del Papa León XIV”.

 ¿Una retractación? En realidad, no, como se deduce de sus propias palabras:

«...deseo expresar mi profundo respeto por su investidura y mi decisión de suspender cualquier juicio previo sobre su persona, confiando en la guía del Espíritu Santo que lo ha elevado al trono de San Pedro, y manifestando mi anhelo de vivir plenamente su pontificado con un espíritu de obediencia y comunión eclesial.

Como autor de artículos publicados anteriormente en La Abeja, donde expresé preocupaciones sobre las acusaciones que pesaban contra el entonces cardenal Prevost y que eran de público conocimiento al haber provenido de fuentes periodísticas peruanas y extranjeras, reconozco que mis palabras reflejaban un juicio humano basado en información disponible en ese momento.

Sin embargo, la tradición de la Iglesia nos enseña que la elección de un Papa no es un acto meramente humano, sino también en cierto sentido una obra que cuenta con la asistencia del Espíritu Santo, que guía al Colegio Cardenalicio para discernir al sucesor de Pedro».

León XIV
León XIV

Resumiendo, en ningún momento dice que sea falso lo que escribió anteriormente sobre Prevost pero dice aceptar su autoridad con obediencia sólo por respeto a su investidura papal, porque la doctrina de la fe se lo dice, no por ser Prevost quien es. Hipocresía en su estado más puro y falta de ética profesional. No nos extraña, pues sabemos que la ética no le sobra. ¿Qué periodista que se respete cambia de opinión sustentándose sólo en enunciados de una fe religiosa?

La pregunta que nos hacemos es por qué Luciano Revoredo decidió borrar su columna. ¿A qué le tiene miedo quien no ha tenido nunca reparo en publicar canalladas en La Abeja y que se caracteriza por ser un lamebotas mórbido de Rafael López Aliaga, alcalde opusdeísta de la ciudad de Lima, el cual ha defendido, apoyado y elogiado al cardenal Cipriani —al igual que Revoredo—, considerando como injustas las sanciones que le fueran impuestas al prelado peruano a causa de acusaciones creíbles y veraces de abuso sexual? 

Gonzalo Valderrama —sujeto llamado a la “vocación” matrimonial en el Sodalicio desde los años 70 y a quien lo une hasta ahora una entrañable amistad con ese personaje nefasto que es Luis Fernando Figari— ha apoyado esta iniciativa de Revoredo en Facebook:

«Mi amigo Luciano Revoredo acaba de publicar escrito en que sostiene disposición para aceptar y respetar liderazgo del Papa León XIV como cabeza de la Iglesia. Yo he sido muy critico en mis espacios personales (nunca en medios masivos ni en canales virtuales a pesar de tener varios ofrecimientos de hacerlo) respecto a gestiones, decisiones y acciones emprendidas por el Obispo y Cardenal Prevost (antes de ser elegido Papa...). […] Nos sumamos a la iniciativa con total respeto por la investidura y el liderazgo que le ha sido encomendado».

InfoVaticana, aunque también publicó artículos malintencionados contra Prevost —a saber, “La mala gestión como obispo de Chiclayo lastra las opciones del cardenal Prevost para ser Papa” (30 de abril); “Prevost no desmiente las acusaciones de encubrimiento y lamenta que se haya publicado información de la Doctrina de la Fe” (6 de mayo)— no los ha eliminado hasta ahora de su página web. Sin embargo, su manera de informar sobre Prevost una vez que éste ha sido elegido Papa León XIV ha dado un aparente giro de 180 grados. Tampoco ha habido una retractación de los artículos anteriores.

Prevost y el Sodalicio

¿A qué le temen los canallas que han buscado embarrar la figura de un cardenal, del cual temían que saliera elegido Papa? Sus temores se han cumplido y han agachado hipócritamente la cabeza para acomodarse a la nueva situación. Quizás con la intención de volver a las andadas cuando los pútridos vientos les vuelvan a ser favorables.

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