Rutas de santos españoles: Una opción turística y evangelizadora Aradillas: "¿Para cuándo una colección de guías turístico-religiosas con argumentos y nombres de santos y santas de España?"

Seguir las huellas de los santos españoles, una oción turística evangelizadora
Seguir las huellas de los santos españoles, una oción turística evangelizadora

¿Es posible que esta inicial capacidad de evangelización y conocimiento de lo religioso, como define a los santos, permanezca todavía inédita e inactiva, por falta de imaginación o de profesionalidad?

¿Corre el Estado con los gastos de mantenimiento de catedrales y otros lugares de culto en calidad de “bien cultural”, por lo que el contribuyente pagará no solo una, sino dos veces?

¿Qué personas, entidades o empresas habrían de responsabilizarse con tan adoctrinadora, y a la vez, atractiva y hasta rentable, tarea?

De las pocas referencias amables, cultas, y además rentables, que en la actualidad destacan en España, las relacionadas con el turismo ascienden en número y calidad a los puestos más altos. El turismoes bendición de Dios que, valiéndose especialmente de la naturaleza, de la historia, del arte y de la capacidad de acogida de los españoles, mantiene el milagro creciente y constante del flujo redentor de los viajes y vacaciones, nacionales e internacionales, con destino a nuestro país.

En tan meritoria perspectiva, la condición “religiosa”, aplicada al turismo, se encuentra operativa, y en similares circunstancias a las del resto de otras con equivalente preponderancia.

El turismo llamado religioso cuenta en España con atractivos muy singulares. El rosario de sus fiestas, monasterios, santuarios y catedrales con diversidad de estilos, recuerdos de hechos históricos y piadosos, romerías, procesiones, gastronomía típicamente devota, con productos y sobrenombres santos y santificadores, rico folklore y tantos otros argumentos, hacen de España paraíso de atractivos turísticos que se enmarcan con facilidad en el capítulo de lo religioso.

Además, el animoso afán por impulsar concentraciones- manifestaciones masivas eclesiásticas, eleva al máximo el interés nacional e internacional por aprovechar tales circunstancias, para encontrarse y hacerse presentes precisamente en nuestro territorio.

Las ventajas que reporta la práctica del turismo religioso son múltiples, además de las correspondientes a su propio género en calidad de “viajes” y de “vacaciones”. Desde consideraciones estrictamente religiosas, el objeto y objetivo de la reunión y de la visita es siempre, y sobre todo, sobrenatural y cristiano. Es catequesis. Homilía. Predicación y testimonio. Ejemplo y práctica de sacrificio y de gozo pío y piadoso. Es encuentro e Iglesia. Pórtico de gloria. Ejercicio de catolicidad. Estación y camino.

Tras las huellas de santa Teresa

Con estos supuestos, sería explicable que los responsables del turismo religioso, en la pluralidad de formas y aplicaciones, se esforzaran por adoctrinar a los participantes en las actividades, con el fin y propósito de que su fe se acrecentara y proyectara aún más sobre las realidades temporales.

En este comentario me parece imprescindible sugerir la necesidad de programar otras opciones de turismo religioso, lo mismo o más efectivas. Ellas podrían coincidir con otros tantos recorridos por los caminos que trazaron y siguieron los más representativos santos españoles canonizados ya oficialmente por la Iglesia. De su letanía habrán de ser tenidos devotamente presentes, por ejemplo, san Pedro de Alcántara, santa Teresa de Jesús, san Juan de Ávila, san Juan de la Cruz, san Vicente Ferrer, san Ignacio de Loyola, san Juan de Sahagún, santo Domingo de Guzmán, san José de Calasánz, san Juan de Dios, san Francisco de Borja, san Isidro Labrador, san Antonio María Claret, san Josemaría Escribá de Balaguer, santa Ángela de la Cruz, san Diego de Alcalá, san Rosendo, fray Luis de León, el padre Baltasar Gracian, los mártires, las mujeres maltratadas, las amas de casas, los “sin techos”, los de “las cunetas”…

El recorrido por los lugares en los que vivieron y se hicieron santos, con información de sus obras, peripecias, personas con quienes se relacionaron, tristezas y cansancios, glorias y alegrías, persecuciones oficiales u oficiosas y cualquier otra noticia relacionada con sus vidas, constituyen valiosa aportación para su mejor conocimiento y amor y, consecuentemente, para su imitación cabal.

Resulta ejemplar y atractivo que personajes como Don Quijote y Sancho Panza, el Cid Campeador, los mozárabes, Cristóbal Colón, los conquistadores extremeños, los judíos, Carlos V, Francisco de Goya… dispongan de guías turísticas personalizadas, prácticas y excelentemente cuidadas, de las que se sirven para enriquecerse y disfrutar culturalmente con el recuerdo de estos personajes, reales o de ficción. Igualmente loable es que productos típicos como el vino, los quesos, el cordero, las alcachofas, las tapas, los dulces… cuenten con guías similares y estas susciten el interés por seguirlas, con asiduidad y aprovechamiento.

¿Para cuándo una colección de guías turístico- religiosas con argumentos y nombres de santos y santas de España? ¿De qué forma ellas contribuirían a admirar, comprender y venerar “in situ” a personajes tan relevantes como los citados? ¿Es posible que esta inicial capacidad de evangelización y conocimiento de lo religioso, como define a los santos, permanezca todavía inédita e inactiva, por falta de imaginación o de profesionalidad? ¿Qué personas, entidades o empresas habrían de responsabilizarse con tan adoctrinadora, y a la vez, atractiva y hasta rentable, tarea? ¿Es que todavía tiene vigencia en la Iglesia la idea de que el turismo –todo turismo- es obra del diablo, “Ave María Purísima”?

En contexto turístico también tan evangelizador, no sería procedente dejar sin formular la siguiente pregunta: ¿Por qué “todo fiel cristiano”, tendrá que pagar por entrar y visitar los templos? ¿Quiénes son los beneficiarios y administradores directos o indirectos, con IVA o sin IVA? ¿Corre el Estado con los gastos de mantenimiento de catedrales y otros lugares de culto en calidad de “bien cultural”, por lo que el contribuyente pagará no solo una, sino dos veces?

Mezquita-catedral de Córdoba

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