"Una vez más -¡y de qué manera¡- la cruz ha sido y es profanada" La cruz-puñal del cardenal Müller

El cardenal Gerhard Müller.
El cardenal Gerhard Müller.

"Reconozco que personalmente para mí , lo más  antievangélico  y escandaloso  de las

"Es preciso reconocer no ser   exagerada la aseveración de que muchos cardenales, con cruces o puñales beligerantes y ensangrentados, les ocasionaron con sus “vidas y milagros”, mayores males que bienes a la Iglesia"

Además de ser conocidos y reconocidos inhonestamente como “Príncipes de sangra real”, los cardenales son Cardenales y con esto está dicho todo o casi todo, por lo que se convierten en permanente noticia dentro y fuera de la Iglesia. “La excepción confirma la regla” se limita a ser expresión más o menos fugitiva, cuya sombra ampara la tranquilidad de conciencia de quienes jamás podrán olvidarse de que también hay cardenales fieles al Evangelio, consecuentes y coherentes a la vez, con las normas que rigen el “sacrosanto” Colegio al que pertenecen. 

Y al penúltimo cardenal-noticia lo presentan los medios de comunicación social con este titular: "Müller carga contra el papa Francisco y su reforma de la Curia, por no haber sido sometida antes al examen por parte del Colegio cardenalicio”.  Complementos de la información respecto a las declaraciones de Müller, son frases como las que “nos han tratado como si fuéramos estudiantes del primer semestre”, o como “si nosotros tuviéramos necesidad de tener que ser adoctrinados “  y la Iglesia -el papa Francisco- debería ser más libre y estar menos atado a la lógica del poder”.

Müller

No son de extrañar tales frases, por la inefable razón de que el Excelentísimo y Reverendísimo Sr. Müller es cardenal y que en tiempos pre “franciscanos” fue y ejerció nada menos que de “Prefecto para la Doctrina de la Fe”, que canónicamente quiere decir “omnisciente, todopoderoso, ejecutivo e identificador “oficial” de la “palabra de Dios ,aún sobre la del propio Romano Pontífice “.

En consonancia con las declaraciones transcritas, y todavía semi dogmáticamente vigentes en buena parte de la Iglesia jerárquica, los comentarios fueron y son muchos y de diversos colores. En este entorno y contexto, me decido a empotrar los míos.

Las palabras cardenalicias son de verdad exabruptas, exacerbadas y otros “ex”, especialmente  los aplicables  al Evangelio, a la educación, y buenos modales que debieran rezumar  por los poros de todas  sus sílabas, acentos, tildes, puntos y comas  y tonos de voz, desafectos malignos , fracasos, envidias  del peor estilo, además de fracasos  o malos resultados  constatados en la acción o actividad que le hubiera sido  encomendada , hasta el decisiva y humillante “EX” de la expulsión  de su misión-ministerio  curial.  Son muchos los llamados “Teólogos de la Liberación”, y adjuntos y alistados al Vaticano II ,  decapitados , previa declaración de “herejes”, por el Sr. Müller, para enseñar en Universidades y lugares sagrados, despojándolos  de la “Venia docendi” ,y sin otra perspectiva “profesional”, de modo y manera que han de hacerlo y lo hacen, los “dejados de la mano de Dios”. 

Pero si las ominosas declaraciones del ex Prefecto son ofensivas para muchos, mayoritariamente inmersos ahora en tareas sinodales, reconozco que personalmente para mí , lo más  antievangélico  y escandaloso  de las mismas fue y  es la estampa-foto  que las ilustraron. En ella, revestido pontificalmente de ornamentos sagrados destaca y resalta una cruz, que no es cruz, ni tiene absolutamente nada que ver ni recodar a la del Calvario. No es una cruz o “figura formada básicamente por dos líneas que se cortan perpendicularmente”. Es un puñal o “arma blanca de acero de hoja puntiaguda. que solo hiere de punta”. 

La cruz de Santiago

Una vez más -¡y de qué manera¡- la cruz ha sido y es profanada. La mayoría de las veces lo es como condecoración, objeto de lujo, o sostén-apoyo para servir de retablo a piedras y metales preciosos, como si estos pudieran acompañar el signo de por sí cristiano y solo cristiano, Órdenes Militares, cruzadas y cruzados, reconvirtieron la cruz en puñal tal y como acontece y lo es, al revestir las palabras del insatisfecho cardenal ex Prefecto del dicasterio de la Doctrina de la fe..

 Ni el puñal, ni este cardenal en persona, podrán catequizar al papa Francisco, obligándolo a someter a consulta de su Colegio la improrrogable necesidad de profunda reforma que este demanda y cuyos miembros tanto disfrutaron y disfrutan con el pingüe “regalazo” que el nazi Mussolini les obsequió, con el farsante título de “Príncipes de sangre real”, a la firma de los Pactos de Letrán.

Sin dejar de lamentarlo, es preciso reconocer no ser   exagerada la aseveración de que muchos cardenales, con cruces o puñales beligerantes y ensangrentados, les ocasionaron con sus “vidas y milagros”, mayores males que bienes a la Iglesia, tal y como esta aparece diseñada en el Evangelio.  De entre ellos, no eximo a los intitulaos “Primados de las Españas”. La historia es historia, es decir, “palabra de Dios”.

Cruz de Santiago

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