Patrona de Extremadura celebra su día sin dejar de pertenecer a la diócesis de Toledo ¿Qué pasa con Guadalupe?

(Antonio Aradillas).- "Semper idem -"siempre el mismo, o lo mismo"- fue lema heráldico de uno de los papas en el siglo XIX. En la actualidad, lo sigue siendo "in re vel in voto" ("en la realidad o en el pensamiento"), de obispos o aspirantes a serlo, como "santo y seña" de acendrada religiosidad y ejercicio jerárquico, al servicio de la teología y de la ascética y mística en la que fueron educados, y en la que pretenden educar sempiternamente a católicos y a no católicos.

Otro año más se celebran las fiestas patronales -eclesiásticas y civiles- dedicadas a la Virgen con su advocación extremeña de Guadalupe, y sus "cosas eclesiásticas" siguen "idem", como estaban, bajo la jurisdicción de su "dueño y señor, arzobispo primado de España", frustrado cardenal, hoy don Braulio. Que conste que a la Virgen, y más a la de Guadalupe, ni le faltan devotos, ni títulos, como patrona de Extremadura (bis), Reina y Señora de la Hispanidad y de las Villuercas, y otros tan rumbosos, sobrándole -es un decir-, oficialmente el de castellano-manchega, y en concreto, el de "toledana" y "primada".

Efectuadas, y correspondidas a su debido tiempo, el ramo de entrevistas a los obispos extremeños, con el tema de lo inasible que a fieles e infieles les resulta la comprobación del hecho de que imagen, advocación, "puebla", monasterio y santuario guadalupanos -"Patrimonio de la Humanidad"- sigan perteneciendo a la jurisdicción de los ex todopoderosos arzobispos "primados", este, don Braulio, no se dignó contestar el cuestionario por mí enviado, en petición de que expresara con plena libertad y evangelio su criterio acerca del tema de tanta importancia para la Comunidad Autónoma de Extremadura, con la connotación de estar esta catalogada en el último puesto de todas las regiones de Europa, por lo que respecta a los índices de desarrollo.

Recordarle a don Braulio aquí y ahora que la educación es principio elemental para establecer convivencia entre paganos, y más con carácter cristiano, por lo que dejar incontestadas unas preguntas, constituye un colosal agravio, si no personal, al menos comunitario, es tan obvio, que a su sola alusión habrían de adjudicárseles los esdrújulos de estólido y esperpéntico, o "hecho grotesco o desatinado". (Y que les conste, a quienes se empeñen en descubrir falta de respeto a la "autoridad eclesiástica", que tal carencia o defecto se encontrará con mayor facilidad en los hechos y comportamientos, que en las mismas palabras, en consonancia con la moral o la ética).

Pero -¡curiosa coincidencia arzobispal!-, en los días precisos en los que me propinaba "la callada por respuesta" a la petición de mi entrevista, tuvo la amabilidad, tal vez indulgenciada, de dictarle unas declaraciones a uno de los periódicos de Extremadura, de las que extraigo estos párrafos, cuyos comentarios dejo al libre albedrío de los potenciales lectores: "Guadalupe es un problema político y "un poco"nacionalista"."Personalmente, yo jamás soy una traba". "Yo no tuve nada que ver en la organización- distribución de los limites de las diócesis en España. Estas fueron creadas hace mucho tiempo, y es materia exclusiva de la Santa Sede. La situación actual es perfecta y se trata de un problema artificial".

El entrevistador sugiere que, "con cierta dosis de ironía", el señor arzobispo se pregunta a sí mismo:"¿Acaso está Guadalupe en Ucrania?. Con similar y cordial ironía yo le pregunto a don Braulio:¿Acaso está usted en Ucrania, otrora utópico país de los tártaros, etimológicamente -por lo de la "u" y lo de "kronos"- , "fuera del tiempo y de la realidad"? ¿Les distraen en demasía sus estudios y averiguaciones sobre la paternidad "satánica" de los zurdos y los pelirrojos, en el armonioso contexto de la creación, tal y como la refleja el sagrado libro del Génesis?. ¿Le resulta tan costoso recopilar datos que llegaran a justificar en su día la iniciación del proceso de beatificación de la reina Isabel, la "católica", por más señas, esposa de su también "católico" el rey Fernando II, fallecido en una cacería en Madrigalejo -a.1516-, territorio anejo al monasterio extremeño?

Sorprendentemente, y en contra de lo que, al unísono, afirman los tres obispos extremeños, destaca en sus declaraciones el arzobispo de Toledo, que "no existe ninguna provincia eclesiástica que se llame Extremadura, sino que existe una provincia eclesiástica que se llama Mérida-Badajoz, que comprende tres diócesis, junto con Plasencia y Coria-Cáceres". "No se trata de mí, sino del pueblo cristiano que vive allí y que jamás ha manifestado otra cosa, incluidos sus propios sacerdotes". "Yo no tengo interés alguno en permanecer allí, en Guadalupe". "Es la comunidad franciscana quien está encargada de los bienes monásticos..."

Tanto el contenido de las declaraciones, como la redacción de las mismas, merecerían largos comentarios, si la caridad y el respeto no fueran norma y razón de ser de estas reflexiones.

Así las cosas, seguimos alentando la esperanza de que la sensatez, el sentido común, la sindéresis, el bien y la fe del pueblo de Dios, la cordura y aún el dato histórico del retiro-jubilación de don Braulio, faciliten un día que la virgen de Guadalupe ejerza de verdad, y sin trabas pseudo-eclesiásticas administrativas, su patronazgo extremeño. Por ahora, y civilizadamente, las jaculatorias, las pancartas y otras manifestaciones, al igual que las "cítaras bíblicas", que, por ahora, vamos a dejarlas colgadas con sus reivindicativos salmos.

Pero conste que el lema y la praxis del "Semper idem" carpetovetónico, ni es, ni será jamás, ideal de vida cívica, y menos, religiosa.

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