"El camino hacia el infierno está hecho de buenas intenciones" "Todo queda en espectáculo": Reflexiones momentáneas sobre el aniversario del 21-S en Filipinas

Sobre el 21-S de 2025 en Filipinas
Sobre el 21-S de 2025 en Filipinas

"El 21.09.1972 el entonces presidente filipino Ferdinand E. Marcos, Sr. declaró la Ley Marcial en Filipinas, comenzando así su dictadura sangrienta y corrupta que duró hasta su expulsión el 25.02.1986"

"En vez de conmemorar a las víctimas que perdieron sus vidas o que sufrieron durante los años más oscuros de la Ley Marcial de Marcos, este año los filipinos han optado, otra vez, por expresar su rabia mediante una manifestación masiva como respuesta a estos recientes casos de corrupción"

"El epicentro de todas las manifestaciones es el Monumento al Poder del Pueblo edificado, amén de la iglesia católica de la Virgen de la Paz del Cardenal Sin"

"No nos damos cuenta de que en un país mayoritariamente católico que no todos los filipinos de buena voluntad son católicos y que la mayoría de estos líderes, gobernantes, agentes corruptos eran católicos que se amparan también en misas, bendiciones y amistades clericales"

"Hemos de pasar de las viejas dinastías a las nuevas dinámicas, si de verdad queremos ser un pueblo de esperanzas y no de meras espera… La determinación de hacer limpieza que ha de comenzar con la educación de las generaciones venideras"

El 21.09.1972 el entonces presidente filipino Ferdinand E. Marcos, Sr. declaró la Ley Marcial en Filipinas, comenzando así su dictadura sangrienta y corrupta que duró hasta su expulsión el 25.02.1986.  La corrupción parece estar arraigada en la cultura filipina y se expresa sobre todo en la gestión pública.  Desde entonces, ha habido regímenes en el poder que han fomentado esta lamentable cultura. En 2016, Rodrigo Duterte fue elegido presidente. Ahora se encuentra en La Haya encarcelado por crímenes de lesa humanidad y se están investigando los casos numerosos de fraude y corrupción durante su mandato. 

En 2022, para consternación de muchos, salieron elegidos el hijo del dictador Marcos, Ferdinand Jr. y la hija de Duterte como presidente y vicepresidente respectivamente pero esta unión se disolvió sobre todo cuando esta amenazó a aquel de muerte y salieron a flote denuncias contra la corrupción de esta última.

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En agosto de este año, el alcalde de Pasig, Victor Ma. Regis Sotto, denunció en las redes sociales una serie de entrevistas del matrimonio Pacífico y Sarah Discaya en que este hacía alarde, en medio de tanta pobreza y de sufrimiento colectivo a causa de las inundaciones sobre todo en la estación de los monzones en Filipinas, de sus riquezas exorbitantes, todas derivadas de contratos gubernamentales para la construcción de diques, puentes, etc. para controlar las riadas que año tras año asolan las ciudades filipinas a causa de los mencionados monzones.

Discayas should return 'lll-gotten wealth' – Palace

Y se desató un proceso, una serie de denuncias de nuevos casos (o casos recién descubiertos) de corrupción relacionados con las infraestructuras filipinas (y del correspondiente ministerio por proyectos inexistentes y la ejecución deficiente de proyectos existentes amén de payola o sobornos a funcionarios del estado y otros oficiales del mismo), en medio de inundaciones tanto climatológicas como sociológicas (en medio de los ya existentes casos o denuncias de corrupción e incluso violencia estatal). 

Todo esto llegó hasta las dos cámaras de la legislación filipina. Para más inri, se descubrió que los investigadores, es decir, algunos de los senadores y de los diputados, están implicados como los investigados o acusados. Algunos de ellos ya tienen un historial muy bien documentado pero siguen ostentando el poder, siguen siendo elegidos por el pueblo que no acaba de escarmentar.

En Filipinas, es este un ciclo vicioso que parece insuperable. En vez de conmemorar a las víctimas que perdieron sus vidas o que sufrieron durante los años más oscuros de la Ley Marcial de Marcos,este año los filipinos, en medio de otra amenaza climatológica por el tifón Nando (cuyo nombre internacional es Ragasa) que promete ser de la categoría ‘súper’) han optado, otra vez, por expresar su rabia mediante una manifestación masiva como respuesta a estos recientes casos de corrupción, sin duda eslabón de una larga y casi interminable cadena cultural.  Varios obispos ya habían emitido pastorales al respecto, entre ellos el Cardenal de Manila, el obispo de Antipolo, el de Kidapawan (limitándome a las declaraciones que ya he leído hasta el presente).  Y también la conferencia episcopal filipina ya ha adoptado una postura al respecto.

"Pero no era en realidad una revolución sino un cambio de gobierno"

El epicentro de todas las manifestaciones es el Monumento al Poder del Pueblo edificado, amén de la iglesia católica de la Virgen de la Paz del Cardenal Sin, para conmemorar la revolución de 1986 que expulsó a los Marcos. Pero no era en realidad una revolución sino un cambio de gobierno, lo cual se hizo patente de manera contundente con la elección del hijo del dictador como presidente del país en 2022. 

"Esto, a mi juicio, demuestra una actitud endémica en los filipinos, de no distinguir lo sacral de lo político, de imponer la religión de la mayoría a los demás filipinos, de intentar unir bajo una bandera confesional todas las tendencias ideológicas, de ser pordioseros cuando es ya preciso ir más allá de esta actitud"

Los eventos de hoy comenzarán como se hacía antes, con una misa, esta vez celebrada por el obispo de Cubao (en cuyo territorio se halla el Monumento no así la iglesia vecina que estrictamente cae dentro del territorio de Cubao pero que la lleva la archidiócesis de Manila como concesión al Cardenal Sin). También se ha pedido que todos los asistentes a las manifestaciones (así como a los que van a las iglesias este domingo para el precepto dominical) lleven indumentaria blanca, como si el color de la vestimenta es la verdadera solución o la actitud adecuada. Esto, a mi juicio, demuestra una actitud endémica en los filipinos, de no distinguir lo sacral de lo político, de imponer la religión de la mayoría a los demás filipinos, de intentar unir bajo una bandera confesional todas las tendencias ideológicas, de ser pordioseros cuando es ya preciso ir más allá de esta actitud. No nos damos cuenta de que en un país mayoritariamente católico que no todos los filipinos de buena voluntad son católicos y que la mayoría de estos líderes, gobernantes, agentes corruptos eran católicos que se amparan también en misas, bendiciones y amistades clericales.

Todo esto solo tendría sentido si solo caminásemos (o aprendiésemos a caminar) como pueblo de manifestantes animados por la esperanza. Es decir, hemos de ser ‘peregrinos de la esperanza’. Todo ello necesariamente conllevaría la necesidad urgente de institucionalizar cambios estructurales, como por ejemplo, constancia en la ejecución de las leyes legítimas para eliminar la cultura de la impunidad que a su vez glorifica a los corruptos y violentos cuales unos Robin Hood o héroes mitológicos en esta epopeya incesante de vivir vicariamente en los triunfadores o mitos en medio de tanta pobreza y dificultad que reclama reformas profundas. Mas todo queda en espectáculo, en eventos dramáticos con mucho exhibicionismo, con mucho caminar pero sin nada del peregrinar, animado por la esperanza que a su vez es voluntad férrea de llevar a cabo purgaciones, reformas, correcciones a pesar de los posibles e inevitables sinsabores que todo ello entraña.    

"Como sigamos con nuestra mentalidad festiva en convertir a las denuncias en manifestaciones lúdicas, estaremos condenados a repetir los mismos errores… El camino hacia el infierno está hecho de buenas intenciones"

No se puede quedar todo en griteríos, rezos y gestos combativos. El combate tiene que trasladarse de las trincheras de las calles a las salas cómodas de los palacios, oficinas e instituciones. Como sigamos con nuestra mentalidad festiva en convertir a las denuncias en manifestaciones lúdicas, con misas que no respetan a la sacralidad o a la universalidad de la vocación nacional y que subrayan el carácter clerical y cerrado de un catolicismo militante (como en los tiempos del Cardenal Sin cuyo apogeo era la época de la resistencia a los Marcos en los años ochenta), estaremos condenados a repetir los mismos errores y cansarnos de muchas manifestaciones que acabarán siendo inútiles desahogos de energías bien intencionadas. El camino hacia el infierno está hecho de buenas intenciones, pues en medio de esta confluencia por el bien se meterá la cizaña ‘aprovechona’, ya que muchos de estos actores en el escenario sociopolítico filipino son veteranos y sobrevivientes en las lides por su maestría indiscutible del camuflaje y de la doblez.

A ver si salimos de los espectáculos de rabia mezclada con la ironía a una determinada determinación de hacer limpieza que ha de comenzar con la educación de las generaciones venideras frente a los revisionismos y bulos de hoy en día. La solución es generacional por lo que es preciso eliminar a estas dinastías, como los Marcos, los Duterte y otros, de la esfera pública por lo que es necesario la correspondiente legislación contra las dinastías políticas. Esto se podía haber realizado en tiempos de Corazón Aquino, tras la revolución de 1986, pero no se hizo porque esta también era de una dinastía política y sus familiares también eran protagonistas en esta esfera, entre ellos su hijo que fue presidente del país de 2010 a 2016.

Hemos de pasar de las viejas dinastías a las nuevas dinámicas, si de verdad queremos ser un pueblo de esperanzas y no de meras esperas. Mientras tanto, en medio de los rezos y quehaceres cotidianos, seguiremos velando y escribiendo al respecto.

Cuarenta y ocho años desde que Marcos declaró la ley marcial en Filipinas -  World Socialist Web Site

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