"Mucho por hacer para que las sociedades dejen de ser patriarcales, machistas y androcéntricas" Contra viento y marea: ¿Por qué sigue siendo necesario el 8M?

"Sabemos que la desaparición del patriarcado, el machismo y el androcentrismo es una carrera de fondo y necesitamos resiliencia, paciencia e ilusión. Somos parte de una genealogía de mujeres, y también varones, que desde siempre buscaron la igualdad, la justicia y la reciprocidad. Somos hijas e hijos de un sueño del que no podemos claudicar. Por eso sigue siendo necesario un día como el 8M"
"Las cristianas y cristianos también salimos a la calle el 8M y nos ponemos las gafas violetas para hacer preguntas incómodas, pero también para buscar respuestas estudiando, reflexionando y actualizando nuestra fe"
"Dentro y fuera de la Iglesia, hay quien piensa que vivimos en una contradicción, que el feminismo no puede ser un interlocutor válido para la fe, sin embargo, es todo lo contrario, el feminismo nos ha ayudado a creer mejor y con más hondura"
"Dentro y fuera de la Iglesia, hay quien piensa que vivimos en una contradicción, que el feminismo no puede ser un interlocutor válido para la fe, sin embargo, es todo lo contrario, el feminismo nos ha ayudado a creer mejor y con más hondura"
| Carme Soto Varela
50 años después de que la ONU oficializase el día de la mujer trabajadora seguimos saliendo a la calle el 8M para reivindicar, celebrar y denunciar. Muchas cosas han cambiado desde que se comenzó a conmemorar esa fecha, pero todavía muchas personas seguimos sintiendo que hay mucho todavía por hacer para que de verdad las culturas y sociedades dejen de ser patriarcales, machistas y androcéntricas.
Si, tres palabras denostadas en muchos círculos y consideradas invenciones feministas para destruir la verdadera esencia de las relaciones y convivencia entre hombres y mujeres. Sin embargo, son palabras que han nacido para nombrar las causas del dolor y de muchos silencios vividos por las mujeres. Son palabras que quieren desaparecer de nuestro vocabulario pero que no pueden, porque lo que significan, desgraciadamente, sigue muy presente en nuestras vidas.
Sin perder la esperanza
En nuestras sociedades cada vez son más visibles los abusos de poder, las agresiones sexuales, la brecha salarial… que afectan a las mujeres. Esa visibilidad, sin embargo, no siempre actúa en favor del cambio pues siguen existiendo discursos que justifican esas violencias, que banalizan la lucha por la igualdad o cuestionan el testimonio de las víctimas.

Los estudios sociológicos muestran, además, que están en auge los grupos que defienden una masculinidad tóxica, violenta y misógina (la manosfera en las redes sociales) y que están apareciendo tendencias entre las jóvenes que reivindican modelos femeninos tradicionales (just a girl o tradwife),que normalizan los estereotipos de género y cosifican el cuerpo de las mujeres presentándose como propuestas contraculturales.
Todo esto es una invitación a la reflexión y el compromiso. El feminismo es un movimiento de liberación e inclusión y es importante crear puentes y espacios para el diálogo entre las diferentes generaciones y posturas. Sabemos que la desaparición del patriarcado, el machismo y el androcentrismo es una carrera de fondo y necesitamos resiliencia, paciencia e ilusión. Somos parte de una genealogía de mujeres, y también varones, que desde siempre buscaron la igualdad, la justicia y la reciprocidad. Somos hijas e hijos de un sueño del que no podemos claudicar. Por eso sigue siendo necesario un día como el 8M.
Creyentes y feministas
Muchas mujeres feministas somos cristianas porque hemos descubierto que el mensaje de Jesús es una Buena Noticia para nosotras a pesar de que en nuestras iglesias siguen vigentes estructuras patriarcales, imaginarios religiosos que nos invisibilizan y nos excluyen, teologías que justifican la desigualdad a pesar de proclamar que somos iguales ante Dios.

Las cristianas y cristianos también salimos a la calle el 8M y nos ponemos las gafas violetas para hacer preguntas incómodas, pero también para buscar respuestas estudiando, reflexionando y actualizando nuestra fe. Somos conscientes de que, dentro y fuera de la Iglesia, hay quien piensa que vivimos en una contradicción, que el feminismo no puede ser un interlocutor válido para la fe, sin embargo, es todo lo contrario, el feminismo nos ha ayudado a creer mejor y con más hondura.
Hemos ido aprendiendo a distinguir el auténtico mensaje liberador de Jesús de Nazaret de los sesgos culturales con que se había transmitido. Y así, nos hicimos no solo más creyentes, sino más feministas
Varias generaciones de teólogas y biblistas, potentes y formadas, nos han acompañado en la tarea de despatriarcalizar nuestros textos religiosos, de descubrir que Dios también puede ser nombrado en femenino y que nada justifica que el liderazgo y la palabra en nuestras iglesias sea solo una prerrogativa masculina. De ese modo, nuestra fe se ha ido fortaleciendo y hemos ido aprendiendo a distinguir el auténtico mensaje liberador de Jesús de Nazaret de los sesgos culturales con que se había transmitido. Y así, nos hicimos no solo más creyentes, sino más feministas.
Todo esto y mucho más nos reúne otra vez entorno al 8M. Todo esto y mucho más sigue manteniendo nuestra esperanza. Todo esto y mucho más nos hace seguir contra viento y marea comprometidas en la causa de las mujeres. Por justicia y por fe.
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