Meditaciones 51

Meditaciones 51

La aceptación de la propia vulnerabilidad

es el principio de la fuerza y la alegría interior.

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La madurez se alcanza y se demuestra

en la atención, la comprensión y la indulgencia.

Entonces la rigidez y la vanidad se desvanecen

en un hermoso cuadro de matices y colores diversos.

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Ponernos en camino supone una insatisfacción,

una búsqueda, una inquietud.

Quienes se encuentran saciados y conformes con todo,

permanecen siempre con recelos, a resguardo.

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Los milagros no son acontecimientos extraordinarios de la vida.

Los auténticos milagros suceden, nos conmueven y sorprenden

en el día a día de nuestra existencia.

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Los remordimientos vuelven siempre la mirada hacia el pasado.

La paz y la reconciliación con uno mismo

ayudan a vivir el presente con agradecimiento.

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Solo valoramos de verdad la luz del amanecer,

cuando hemos pasado por la oscuridad de la noche.

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