El Cantar de los Cantares

El contenido religioso de la Biblia hace que muchos amantes de la buena literatura pasen por alto que sus textos atesoran páginas de altísimo nivel literario y en diferentes estilos. (En realidad son libros más que textos: 46 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento). Uno de los exponentes más brillantes lo tenemos en el Cantar de los Cantares, considerado como una joya de la literatura universal y no por ello deja de estar impregnado de un profundo contenido religioso: el amor.

En una primera lectura puede sorprender su inclusión entre los principales libros sagrados. Se trata de un poemario amoroso escrito hace veinticinco siglos (atribuido a Salomón) que es todo un canto al amor erótico; pero está en la Biblia como un canon sagrado más. Canta el amor entre un novio y una novia que se buscan por igual y disfrutan de una entrega total. Es un amor concreto entre dos enamorados que se recrean en la bondad de la atracción y el gozarse el uno en el otro sin que ello conlleve una relación posesiva ni entre desiguales. Es el canto a una mutua pertenencia que nace de la plena libertad del encuentro gratuito entre dos criaturas a imagen y semejanza de Dios. Amor como entrega del uno para el otro.

El deseo erótico es otro gran regalo de Dios que nos hizo seres sexuados, pero con la diferencia de que gracias a la inteligencia y la libertad se nos permite compartir el amor conyugal en la comunidad de vida matrimonial. Pero en el Cantar de los cantares no se habla de matrimonio, sino que todo gira alrededor del amor erótico como regalo de Dios que están disfrutando en clave de compartir de igual a igual. Este amor completo de la pareja del Cantar de los cantares es un signo de la revelación de Dios. El amor que destilan estos poemas es el de un Dios enamorado que alienta a los humanos a acercarnos a su amor insondable. El que lea a los místicos apreciará también una carga erótica en algunos textos llenos de una hondura religiosa inigualable. 

Los enamorados del Cantar salen de sí mismos desde el deseo de plenitud y de amor total aunque imposible en este mundo por su finitud. Es una manifestación del amor eros que debe enriquecerse con el amor filiaságape evangélico -como otros tantos textos del Antiguo Testamento- que invita a abrirse a la Plenitud Total que viviremos en el otro mundo. Y no menos importante el mensaje de que, el amor humano que procede de Dios nos debe llevar a Dios. Pasaron los siglos y se interpretó este poema como la relación alegórica ideal entre la Iglesia y Cristo, impregnada del amor más integral que existe en este mundo imperfecto, cual es la relación entre un hombre y una mujer. Sin quitarle valor a esta interpretación, no deja de rondar por mi cabeza que algunos no pueden entender que el erotismo y la entrega sexual es una de los regalos maravillosos que Dios nos dio; no fue un fallo suyo el disfrutar con el sexo en comunión total con el ser amado.

Y respecto a la interpretación de la relación alegórica entre la Iglesia y Cristo, a ver cuándo se nota el ejemplo de una Iglesia servicial y amorosa en lugar de poderosa y demasiado humana. Y puestos a reflexionar, a lo mejor habría que preguntarse para cuándo una teología del placer, como se preguntan ya algunos teólogos. Mientras tanto, hagamos de la lectura del “supremo cantar” una oración agradecida y abierta en lugar de verlo como un texto perturbador; que lo impuro sale de dentro del ser humano, no viene fuera, y mucho menos de Dios. 

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