Es "escandaloso" cobrar en las iglesias por los sacramentos

Leo en Religión Digital esta aseveración del Papa Francisco, que no da lugar a interpretaciones. Por si acaso, ya se preocupa él como siempre en redondear su mensaje con afirmaciones que impiden cualquier manipulación de lo que quiere decir: "Que las iglesias jamás se conviertan en casas de negocios, la redención de Jesús es gratuita". Y lo dijo aprovechando la lectura de la liturgia del día, referida a los mercaderes del Templo. "Cuántas veces entramos en una iglesia, aún hoy, y hemos visto la lista de los precios" por celebrar sacramentos, como bautizos o bodas, e incluso conozco el caso de algún jubilado consagrado que cobra unos dineros por realizar la celebración de la Palabra y dar la comunión en el tanatorio a los deudos.

Ciertamente que no está de moda el pecado de simonía. Parece como si el escándalo que produce estas prácticas, estuvieran amortizadas y en cualquier caso, nadie se siente responsable y mucho menos con la sensación de estar haciendo nada malo por cobrar los llamados estipendios. Sin embargo, Francisco recomienda vivamente a los fieles que cuando vean estas cosas que "tengan el valor de decírselo a la cara al párroco".

Pero es que no solo se cobra a los fieles por algunos sacramentos (se arreglaría fácil solicitando una limosna en lugar de un precio), sino que cuando se necesita a un sacerdote de otra parroquia para cubrir una baja, se le paga también un estipendio en torno a diez euros por contar con sus servicios; es una triste costumbre que en algunos lugares sigue en pie porque algunos están convencidos de que no son malas prácticas e incluso están avaladas por alguna disposición episcopal antigua que nadie se ha molestado en suprimir.

Y yo me pregunto, pensando en unos cuantos lugares concretos que llevan años con esta práctica, qué pasaría si a algún feligrés se le ocurriera cuando fuese requerido al pago del estipendio por una boda (con el argumento de que al venir de otra parroquia, debe cubrir los gastos), que al abonar el dinero, solicitara al sacerdote un recibo. Con el IVA, claro, o con la retención, o lo que sea legal incluir. Pues este caso lo conozco, y el estupor del sacerdote todavía se comenta; y por supuesto que no cobró el dinero, quedando la cosa en un donativo para los pobres.

Gracias, profeta Francisco, porque hay cosas que cambiarán solamente desde la denuncia profética, la humildad y el ejemplo y sin pretender hacerle daño nadie. Gracias porque, viniendo del Papa, me cabe la esperanza de que las autoridades eclesiásticas tomarán nota ¿O no? Me temo que, una vez más, el Papa encandila -y convierte- más a los de fuera que a los de casa. La buena noticia es que le pasaba lo mismo a Jesús. Feliz Pascua de Navidad a todos (y todas).
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