Monseñor Iceta, entre la justicia de los tribunales y la misericordia del Evangelio El drama de Belorado: justicia, misericordia y la puerta abierta al perdón

Las exmonjas de Belorado llegan al Juzgado
Las exmonjas de Belorado llegan al Juzgado Efe

La sentencia de primera instancia del Juzgado de Briviesca, que ordena el desahucio de las ex monjas de Belorado, marca el cierre del primer acto de esta tragicomedia eclesiástica

Como pastor, Iceta debe velar por la justicia, pero, como hombre de Iglesia, también está llamado a encarnar la misericordia

Si Mario Iceta quiere tender un puente hacia las ex monjas, debe inspirarse en la parábola del hijo pródigo, que él mismo ha citado como modelo de acogida

Mario Iceta, como pastor, tiene la oportunidad de demostrar que la justicia, necesaria para proteger el patrimonio de la Iglesia, no está reñida con la misericordia

El sainete de las ex clarisas de Belorado, Orduña y Derio lleva más de un año copando titulares, no solo en la prensa religiosa, sino también en la secular, que ha encontrado en este cisma un culebrón con todos los ingredientes: rebeldía, excomunión, batallas legales y, en el fondo, un desencuentro humano y espiritual que clama por soluciones más allá de los tribunales.

Un sainete también judicial, en el que las ex monjas van de revés en revés. Y todo hace temer lo peor para ellas.La sentencia de primera instancia del Juzgado de Briviesca, que ordena el desahucio de las ex monjas de Belorado, marcó el cierre del primer acto de esta tragicomedia eclesiástica. Sin embargo, las ex clarisas, encabezadas por la ex abadesa Sor Isabel de la Trinidad (Laura García de Viedma), no se rinden: han recurrido a la Audiencia Provincial de Burgos y, con toda probabilidad, agotarán cada resquicio legal para aferrarse a los conventos que consideran suyos.

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Iceta, antes de declarar en el juzgado
Iceta, antes de declarar en el juzgado EFE

En este contexto, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, designado comisario pontificio por el Vaticano, se encuentra en una encrucijada. Como pastor, debe velar por la justicia, asegurando que los monasterios regresen a la legítima comunidad religiosa, representada por las cinco hermanas mayores que, según el Arzobispado, constituyen la verdadera comunidad de Belorado.

Pero, como hombre de Iglesia, también está llamado a encarnar la misericordia, esa virtud evangélica que Francisco, el Papa al que las ex monjas rechazaban, puso en el centro de su pontificado. ¿Cómo conjugar la justicia con el perdón? ¿Cómo recuperar los conventos sin arrojar a estas mujeres, hijas pródigas al fin y al cabo, a las "tinieblas exteriores"?

El desafío de Mario Iceta: recuperar los conventos con caridad

El primer paso para Iceta es claro: debe garantizar que el proceso de recuperación de los monasterios se lleve a cabo con transparencia y respeto. La sentencia de desahucio de Belorado es un respaldo a su autoridad como comisario pontificio, pero también un recordatorio de que la justicia terrenal no siempre resuelve los conflictos del corazón.

Para recuperar los conventos de Belorado, Orduña y Derio, donde las ex monjas aún mantienen presencia, Iceta deberá seguir el mismo camino legal, pero con una sensibilidad pastoral que evite alimentar el relato de victimización que las ex clarisas han construido.

Ex abadesa de Belorado
Ex abadesa de Belorado

El Arzobispado ya ha demostrado diligencia al asumir las deudas de las monjas (20.000 euros, incluyendo facturas de luz y salarios de empleados) y al garantizar la atención a las cinco religiosas mayores, cuya situación preocupa especialmente por su avanzada edad.

Pero recuperar los conventos no puede ser solo una cuestión de sentencias judiciales o burofaxes, como el que prohibió a las ex monjas usar la flota de vehículos de la comunidad. Cada acción debe ir acompañada de gestos que muestren que la Iglesia no busca el castigo, sino la reconciliación

Gestos concretos de misericordia y acogida

Si Mario Iceta quiere tender un puente hacia las ex monjas, debe inspirarse en la parábola del hijo pródigo, que él mismo ha citado como modelo de acogida. Aquí van algunas propuestas concretas de gestos de perdón y misericordia.

1. Diálogo personal y directo

Iceta debería romper con la percepción de "cobardía" que las ex monjas le atribuyen por no comparecer en persona en los juicios. Un encuentro cara a cara, sin intermediarios legales, podría desarmar la hostilidad. No se trata de negociar la propiedad de los conventos, sino de escuchar sus inquietudes, comprender su dolor y ofrecerles un espacio para expresar su camino espiritual, dentro o aunque sea fuera de la Iglesia católica.

El torno de Belorado
El torno de Belorado

2. Oferta de acompañamiento espiritual

Las ex monjas han roto con Roma, pero siguen considerándose católicas, aunque bajo la tutela de obispos y clérigos excomulgados. Iceta podría designar a un mediador, un sacerdote o religioso con experiencia en acompañamiento espiritual, para mantener un canal abierto con ellas. Este gesto mostraría que la Iglesia no las abandona, incluso si persisten en su cisma.

3. Apoyo material para su transición

Si las ex monjas son finalmente desahuciadas, Iceta podría ofrecerles ayuda para encontrar un lugar donde vivir y continuar su proyecto de vida, como el restaurante que han abierto en Asturias. Esto no implica financiar sus actividades, sino facilitarles una salida digna, evitando que se sientan expulsadas sin más

4. Cuidar a las religiosas mayores con delicadeza

Las cinco monjas nonagenarias que permanecen en los conventos son el corazón del conflicto. Iceta debe garantizar que cualquier traslado, como el intento fallido en Orduña, se realice con el máximo respeto a su voluntad y necesidades. Involucrar a sus familias y a la Federación de Clarisas de Aránzazu en este proceso es fundamental para evitar acusaciones de "secuestro.

5. Un gesto público de reconciliación

Monseñor Iceta podría publicar una carta pastoral dirigida no solo a las ex monjas, sino a toda la diócesis, reafirmando que la puerta de la Iglesia permanece abierta. En ella, podría invitarlas explícitamente a regresar, recordando que el perdón no exige la renuncia a sus convicciones, sino un diálogo honesto para sanar las heridas.

Rueda de prensa de Iceta
Rueda de prensa de Iceta

La justicia no basta: el Evangelio pide más

El caso de Belorado no es solo una disputa por la propiedad de unos monasterios. Es un drama humano que interpela a la Iglesia sobre cómo tratar a quienes, por convicción o desencanto, deciden tomar un camino distinto. Mario Iceta, como pastor, tiene la oportunidad de demostrar que la justicia, necesaria para proteger el patrimonio de la Iglesia, no está reñida con la misericordia.

Las ex monjas de Belorado, Orduña y Derio pueden ser hijas pródigas, pero el Padre, en la parábola, no cerró la puerta: salió al encuentro de su hijo con los brazos abiertos. La pelota está ahora en el tejado del arzobispo. Recuperar los conventos es su deber, pero hacerlo con el corazón del Evangelio es su vocación. Que la justicia no apague la caridad, y que el desahucio no sea el epílogo de esta historia, sino el comienzo de una reconciliación posible. Amén.

Etiquetas

Volver arriba