Monseñor Berzosa: «Europa es una isla agnóstica en un mar de creencias»

Son un centenar de preguntas en doscientas páginas, son reflexiones sobre el mundo de hoy, son inquietudes que se resuelven desde la mirada de un creyente. 'Cien preguntas y respuestas sobre temas sociales y políticos de hoy' es el último libro del obispo auxiliar de Oviedo, Raúl Berzosa, que ha volcado una mirada profunda al mundo social, religioso y político del siglo XXI. El libro acaba de ver la luz de la mano de la editorial San Pablo.Lo entrevista M.F.A. en El Comercio

-¿Por qué este libro?

-Porque ha sido un libro solicitado por muchos cristianos de a pie que, ante lo que leen y oyen, quieren saber cuál es la opinión de los obispos.

-¿Quiere decir que la opinión de los obispos no está presente?

-Está presente, pero en ocasiones muy condicionada por los medios de comunicación. Lo que se suele leer a veces está bien reflejado y otras no. Uno ve titulares y contenidos que no se ajustan a la verdad.

-Parece que están muy descontentos de cómo les trata la prensa.

-No, vamos a ver, los obispos nos quejamos, pero como pasa con otros colectivos.

-¿Por qué ese desencuentro?

-Los medios dicen que tenemos miedo a comparecer entre la prensa, que pretendemos hacer catequesis más que de información, que a veces no respetamos las leyes de la comunicación, y nosotros decimos que a veces se tiende a informar de lo escabroso y lo anecdótico.

-¿No me negará que a veces es cierto que ustedes tienen un cierto miedo a informar?

-Ese miedo es en ocasiones por excesivo respeto a no herir a las personas. A veces es mejor guardar información por salvar a la persona, pero eso no significa restringir la información u ocultarla.

-¿Cuál es la situación ideal?

-A mí me gustaría que siempre la política informativa de la Iglesia fuera de puertas abiertas y transparente.

-Para que no haya dudas, usted ha optado por un libro que deja claras sus respuestas a cien preguntas actuales.

-Sí, en realidad el libro está organizado en capítulos. Diríamos que las preguntas son las perchas que van dentro de un armario, que engloba desde los fundamentos de la relación entre Iglesia y comunidad política hasta el análisis del momento en que estamos viviendo, si hay anticlericalismo, qué se entiende con laicidad, la situación del cristianismo en Europa, qué piensa la Iglesia de los políticos católicos... Y acabo con un capítulo muy bonito que habla de cómo está renaciendo en todo el mundo lo religioso y espiritual, salvo en Europa, que es una isla agnóstica en un mar de creencias.

-¿El agnosticismo es malo?

-A mí me duele que vayamos hacia ese lado. Tenemos el caso de América del Norte, que es la sociedad más creyente del mundo, pero sin embargo lo que nos pasa en Europa es que tenemos el capítulo de la modernidad, que ha hecho que desde el siglo XVII se haya sospechado de todo lo religioso.

-En resumen, que en su libro hace un reflexión sobre el mundo de hoy.

-Más que un reflexión sobre el mundo es una reflexión sobre cómo la Iglesia debe resituarse en él.

-¿Y cómo debe resituarse?

-Sin miedo. Debe resituarse con una brújula. Lo primero, lo que sería el Norte, de puertas abiertas, tendiendo puentes; el Sur sería sin perder nunca su identidad, porque lo mejor no son los curas ni el Papa, sino la presencia siempre viva de Jesucristo; el Este sería saber leer los nuevos signos de los tiempos sociales, históricos y políticos para darles respuesta, y el Oeste, con la presencia pública de la Iglesia como una moneda que tiene dos caras: el diálogo entre fe y cultura y fe y ciencia y ser samaritanos, hermanos de los más pobres.

-¿Cómo se consigue todo eso?

-Con lo que está haciendo: ser consciente del mundo en el que vive, hacer una apuesta decidida para salir de las sacristías a la plaza pública, y tener dos oídos, uno que escuche a Dios y otro a los hermanos. Se trata de tener la espiritualidad o mística de los ojos abiertos, ver la vida como la vio Jesús.

-¿Eso ya se está haciendo?

-Se está intentando, hay miles y miles de personas que están ahí entregando toda su vida. Dentro de la Iglesia tenemos un principio: que es que siempre estamos en periodo de renovación.

-¿Eso qué significa en el día a día? ¿En aspectos como el del uso de preservativos? ¿La eutanasia?

-Nosotros creemos en el verdadero amor y defendemos la vida en todas las formas, desde el principio al final. Por eso decimos no al aborto y no queremos una eutanasia activa, sino que estamos por humanizar la muerte.

-¿Sobre qué más temas aporta respuestas a los creyentes?

-Más que tratar temas actuales, lo que se dan son brújulas orientativas para saber resituarnos; lo más importantes es tener las gafas y los ojos de Jesús, preguntarnos cómo actuaría él en cada caso.

-¿Y cómo actuaría ante una polémica como la de los crucifijos?

-Con sentido de humor. Diría que no hay que ideologizar las situaciones, que es algo que no hace daño, que representa a todos los sufrientes. Cuando un niño lo ve lo que observa es compasión por aquellos que sufren.

-¿Y qué diría sobre la laicidad que ustedes denuncian?

-Que hay que dar al César lo que es el del César, y al Dios lo que es del Dios. La realidad es como una cebolla donde hay muchas capas, lo que no podemos hacer quitarle capas, hay que complementar las realidades.

-¿Pero cuál debe ser la relación Iglesia-Estado?

-Siempre la Iglesia tiene que caminar con una mirada de acercar puentes y nunca confrontar, tiene que ser compañera de viaje, y siempre sabiendo que ningún proyecto político va a plasmar lo que es el ideal del Evangelio.

-Ha formulado en su libro un centenar de interrogantes, ¿le han quedado muchas preguntas en el tintero?

-Muchísimas, este es un libro inacabado, porque además al hilo de respuestas, surgen nuevas preguntas.
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