Teólogo alemán: "Esta Iglesia no se deja reformar"

Durante siete años, el teólogo alemán Gotthold Hasenhüttl no ha parado de luchar contra la jerarquía del catolicismo, a la que acusa de estar "orientada hacia el fundamentalismo". Por eso fue suspendido de sus funciones como sacerdote y profesor de teología. Principal razón: invitar a fieles protestantes a participar en una eucaristía católica durante la primera Jornada Ecuménica de la Iglesia en Berlín. La semana pasada, Hasenhüttl anunció que abandonaba su Iglesia, aunque no la fe ni la comunidad de fieles.

Docente en la Universidad de la Sarre, el ahora profesor emérito de Teología, de 76 años, considera que la Iglesia católica "no se deja reformar". "No es más que una corporación administrativa interesada exclusivamente en recaudar sus impuestos religiosos. Ya no puede considerarse una comunidad de fe", añade.

Hasenhüttl se ha distinguido, además, en el combate contra el encubrimiento de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica alemana, un hecho que ha sacudido el país este año. "La Iglesia católica no se centra en las personas. Simplemente, mira hacia la misma institución. El manejo de los casos de abusos fue prueba de esto: ocultar para salvar la institución. Todo esto es el exacto contrario de la enseñanza de Cristo", dijo ayer el teólogo en una entrevista telefónica con EL PAÍS. También denunció que el Papa no haya hecho lo suficiente para que los abusos no se vuelvan a repetir.

Hasenhüttl no ve voluntad de transparencia y tampoco síntomas de cambio en el pontificado de Benedicto XVI. Tampoco tiene esperanza alguna ante la visita del Papa a Alemania, anunciada ayer y prevista para septiembre de 2011. "No hará más que reafirmar el camino fundamentalista que ha tomado esta Iglesia. Tal y como está hoy, no se deja reformar. Pero hay posibilidad que llegue alguien, algún día...", dijo.

El famoso teólogo, autor de numerosos libros, insistió, además, que su abandono de la Iglesia no supone una pérdida de la fe. Tampoco será excomulgado, de acuerdo con los textos legales del Vaticano. "Por supuesto, no abandono la Iglesia católica como comunidad de fe", concluyó.

Laura Lucchini (El Pais)
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