Para los Obispos. SAN ANTONIO MARÍA CLARET y CLARÁ, OBISPO
Obispos sed santos como.
| José María Lorenzo Amelibia
SAN ANTONIO MARÍA CLARET y CLARÁ, OBISPO
* Sallent, Cataluña 1807 + Fontfroide, Francia 24-10-1870
FUE MISIONERO ITINERANTE
Y se echó a andar por los caminos de Cataluña para predicar por todas las partes la palabra de Dios. Dice así: "En un pañuelo lo llevaba todo; mi equipaje consistía en un breviario, un vademécum de sermones, un par de medias y una camisa para mudarme; nada más". Misiona desde la más absoluta pobreza. Marcha con todas las de la ley, el vicario Casadevall le relevó de todas sus funciones parroquiales para que vaya recorriendo pueblos.
Y salió de su región catalana, y marchó por distintas provincias de España siempre misionando. Siempre predicador de masas. Pasaba largas horas en el confesionario; solucionaba problemas. Fue el gran evangelizador. En Canarias el recién consagrado obispo, Mons. Codina, hombre con fama de santidad, llama a Claret para predicar. Y allí tenemos a nuestro San Antonio María emprendiendo la gran misión de la que todavía existe memoria. Le llamaban "El Padrito". Permaneció allí durante catorce meses: las conversiones se producían constantemente; la fe aumentó en llamaradas en todo el archipiélago.
AUMENTA SU ACTIVIDAD
Nuestro santo sigue en Canarias: aquello parece una gran revolución religiosa, pero sus amigos y colaboradores le reclaman en la península, porque ha creado obras, como la librería religiosa y necesitan su presencia.
En Julio de 1846 comienza la gran obra del santo junto con otros cinco compañeros; nace la Congregación de Misioneros Hijos del Corazón de María, los claretianos. Hoy existen alrededor de tres mil miembros. Pretenden la evangelización universal por el anuncio de la Palabra. Toma a la Virgen María como abogada y refugio de pecadores. También en esta época es cofundador de las Carmelitas de la Caridad, las de la Madre Joaquina Vedruna. Estaba tan entusiasmado con todas estas obras, cuando se le comunica que ha sido nombrado obispo de Santiago de Cuba. Y él escribe después: "Me quedé muerto con la noticia". Durante dos meses resistió. Se consideraba indigno, y se sentía responsable de la fundación tan nueva. Al fin, dos meses después, aceptó.
OBISPO EN CUBA
Enseguida comienza con celo y entusiasmo. Ante todo, evangelizar y formar seminaristas de gran virtud. Subido en su caballo recorría pueblos y más pueblos para llevar el mensaje del Señor. Siembra por todas partes la palabra de Dios a través de su ferviente verbo y de folletos y libros que orientan por el camino del bien. Por doquiera que pasa no sólo lleva la voz de Dios, sino también ejerce de mediador social y colabora para lograr el bienestar temporal de aquel pueblo desnutrido. A manos llenas distribuye los tesoros del dinero que logra recaudar.
Gracias a su acción pastoral se celebrarán cerca de diez mil uniones y más de doscientas reconciliaciones. Luchó contra la esclavitud y formuló reiteradamente la denuncia social. Y trata con absoluta igualdad a dueños y esclavos. Sufrió por esto persecución implacable y tuvo un atentado de asesinato, pero gracia a un pañuelo que llevaba en ese momento hacia la boca, pudo desviar el tajo que iba directo a la yugular. Pidió el indulto para el criminal.
DESPUÉS DE LA CAÍDA DE ISABEL II
Era el mes de septiembre del 68, cuando veintiún cañonazos anuncian el destronamiento de Isabel II. Claret hubo de acompañar el destierro a la familia real. Y sigue su misión de confesor de la Reina. En Roma se hospeda en el convento de los padres mercedarios. Se entrega a las tareas del Concilio Vaticano Incluso interviene con fogosidad - estando ya tocado de muerte - a favor de la infalibilidad pontificia.
José María Lorenzo Amelibia
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