HUMILLACIONES, ¿Sí o no?
Espiritualidad
| José María Lorenzo Amelibia
HUMILLACIONES, ¿Sí o no?
Lo cierto es que todo lo que estás ahora pasando te supone una fuerte humillación. Cuando uno tiene razón y obra en consecuencia, suele ocurrir que aquellos a quienes se ha procurado aconsejar, exhortar al buen camino, reprender, no tienen más remedio en recta lógica cristiana que examinar su conciencia y cambiar la ruta de su vida. Pero no lo hacen; ni lo harán. Entonces reaccionan de la siguiente manera: observan al profeta carismático que les llama la atención. En su mente lo juzgan a priori como un malvado, ya que ha osado llamarle al orden nada menos que a "ellos". Se fijan en unos cuantos fallos humanos que ha padecido, y tratan de ensañarse en él finamente. Incluso aparecen como generosos y buenos a la vista de quienes desconocen el fondo de la cuestión.
Por eso estás sufriendo una de las humillaciones más refinadas que puede recibir una persona cristiana. Tal vez en momentos de fervor le hayas pedido al Señor que te ayude a abrazar con gozo las humillaciones. Ellas te unen más a Jesús. Ahora ha llegado el momento. Abrázate con generosidad a la cruz. El te ayudará. Y disfrutas incluso el consuelo humano de que alguien comprende tu situación. Tal vez ahora nazca en ti una nueva etapa de superación espiritual.
El Señor te va a premiar todo con un aumento de paz. La paz que es fruto del Espíritu Santo. Para avanzar en la vida espiritual yo estoy convencido de que la humildad nos hace correr con pasos de gigante. La humildad fortalece la caridad. Y sabemos por San Pedro que la caridad cubre multitud de pecados.
Vamos a vivir cada vez más a fondo en esta caridad. Con verdadero espíritu de piedad. Que a fin de cuentas la impiedad es la muerte del alma, como la del cuerpo es la corruptibilidad. Viene bien leer biografías de personas santas para ver cómo reaccionan y poder imitarlas en asuntos parecidos. De la virtud de la humildad, por ejemplo, están llenas las páginas de estos libros. Seguro que ahora mismo tú recordarás alguna. ¿Te acuerdas por ejemplo de casos como éste?: Retrasar la profesión religiosa solamente para probar la humildad; mandarles cargos desagradables por todos aborrecidos, a personas de gran talento. A la hora de la verdad a todos nos está sucediendo lo mismo que a los santos. La diferencia está en la distinta manera de reaccionar. Y tal vez en que a nosotros no lo hacen para probarnos, sino porque así se les antoja a los que mandan. Para mí esto no es tan doloroso.
Debemos aprender de la humildad de los santos. Ellos lo aceptaban todo como lo más normal del mundo. Y hemos de suponer que les dolería tanto por lo menos como a ti y a mí. A veces los santos confesaban con sencillez que humillaciones, anteriormente muy duras, pasado el tiempo les parecían gozosas porque se unían con fuerza a Cristo humillado.
Incluso, creo, que podemos hallar gozo en el sentimiento de nuestra propia pequeñez cuando con Dios estamos. El nos atenderá así mejor. Si de verdad somos humildes, tal vez nadie nos encuentre para cosas de relativa importancia, porque voluntariamente nos hemos puesto en circunstancias donde con mucha dificultad nos buscarán.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/
Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia. Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2