Homenaje de alabanza

Gran prerrogativa la del sacerdocio de Jesucristo: ofrecer a Dios en nombre de la humanidad y del universo el homenaje de alabanza. Viene bien el reflexionar de vez en cuando en esto. Se disfruta después, se hace con mayor fervor una oración, la Misa, la Comunión, la adoración al Padre, la visita al Santísimo. No soy uno cualquiera, soy sacerdote de Cristo y lo ofrezco con toda mi alma en nombre de la humanidad. Me siento así más unido a Jesucristo y puedo decir con El: Llevo en mí a toda la humanidad; es mía, porque yo soy de Cristo, soy su sacerdote. Y en su nombre ofrezco todo para su gloria.


Con El y por El vivir, adorar, glorificar al Padre, hacer el bien.
El hecho de haber recibido permiso para casarse uno que ha hecho votos o se ha ordenado sacerdote, no le quita nada para seguir ofreciendo al Señor el homenaje de alabanza. Se ha de quitar siempre de uno la mentalidad mal puesta por intransigentes de infidelidad. El Señor nos mira con gran amor, porque un Padre mira con cariño a un hijo que se ha esforzado – como nosotros – y por lo que sea, no nos hemos sentido con fuerza. Que Dios es amor, no es un jansenista intransigente como alguno de los que quedan por ahí. Señor, dales a entender tu bondad.


José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: jmla@jet.es
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Ver página web: http://web.jet.es/mistica
Volver arriba