HAY QUE MOVERSE

Enfermos y Debilidad

HAY QUE MOVERSE

El ejercicio físico es fundamental en todas las épocas de la vida. También y sobre todo en los ancianos y en casi todos los enfermos. Se acabó el permanecer inmóvil en cama días, semanas y meses. La inmovilidad y el sedentarismo hacen perder elasticidad a los músculos y favorecen la obesidad y un sin fin de peligros de todo género. Poco a poco nos vamos mentalizando todos porque deseamos una mayor calidad de vida.


El ejercicio del espíritu también es fundamental para el desarrollo de la persona en todas las épocas de la vida, en especial para los mayores y los enfermos. No me refiero tan sólo al trabajo de la mente: leer, discurrir, instruirse, reciclarse, aprender... también es necesario de todo punto el ejercicio espiritual religioso: oración, lectura espiritual, practicar pequeños actos voluntarios de abnegación y sacrificio. Si falta el movimiento del intelecto, se va degradando la persona hacia un estado progresivo de embrutecimiento. Si durante mucho tiempo dejamos de cultivar nuestro aspecto religioso, se va degradando la parte esencial del ser humano; y se llega a la indiferencia religiosa e incluso al ateísmo.

No se trata de batir récords, pero hay que moverse. Mi madre vivió ochenta y siete años aunque jamás practicó deportes, pero siempre se movía en casa, hacía recados, iba a Misa, leía libros formativos... ¡Cultivar todas las dimensiones de la persona!

La natación, incluso en los ancianos, permite ejercitar un gran número de grupos musculares. Dentro del agua se reduce la sensación pesada de un organismo casi agotado, por aquello del principio de Arquímedes. Así se facilita la movilidad incluso a personas obesas.

La salud tiende a empeorar con la ancianidad. Por eso es preciso luchar para disfrutar de un envejecimiento con calidad de vida. Mantener unos hábitos correctos. Muchos deben cambiar de costumbres: cuidar al máximo la dieta; buscar el peso ideal; consumir un buen porcentaje de verduras, legumbres, pasta; no reducir en demasiado el aporte de proteínas; evitar el consumo excesivo de sal. Y beber más agua. Muy importante, respetar el horario de comidas e introducir rutinas sanas. Todo esto exige un disciplina. Yo diría que la ascesis nos facilita incluso el camino de nuestra vida interior. Por algo ya los antiguos solían decir: "Una mente sana en un cuerpo sano".

José María Lorenzo Amelibia
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