Me gusta escuchar la homilía que muchos obispos pronuncian algunos domingos en TVE, en la Misa retransmitida para enfermos. Oigo las homilías con atención y respeto. Pido al Señor que la palabra fructifique. Pero algunos prelados hablan como de memoria, como de oficio: bien preparados pero, nada de fuego interior. Otros hablan desde su experiencia de fe.
Escuchan la homilía con gusto gente sencilla e intelectual y estoy seguro que fructifica más aquella palabra. San Pedro Julián Eymard preparaba su predicación delante de la Sagrada Eucaristía. Después no leía el sermón: lo pronunciaba desde el fondo de su corazón. Procure, Señor Obispo, hablar así. Pero antes, madurarlo en la oración.
Te recomiendo mi página web http://personales.jet.es/mistica