A veces, es cierto, me asustan las responsabilidades sacerdotales. Llego a comprender al Cura de Ars que se quería marchar de su parroquia y pasar al menos dos años de su vida en un convento para llorar su miserable vida. Nosotros estamos fuera de la Parroquia, aunque nuestra parroquia es el Mundo. Es tremenda nuestra responsabilidad.
Eso de que el rebaño está del todo en nuestras manos, y se va alejando cada vez más de los pastos. ¡Señor, le digo a nuestro buen Dios, Señor sin santidad no se pueden afrontar estas estos compromisos tan grandes que un día asumí! Ya me puedes dar tu fuerza, tu luz, tu gracia para poder serte un poco más útil. Porque, aunque me hayan dispensado de "obligaciones" clericales, yo firmé contigo un compromiso de por vida que nadie me puede dispensar, como Tú tampoco te "dispensas" del Orden Sagrado que me diste. ¡Aquí está, Señor, tu Sacerdote!, al que Tú elegiste hace ya tanto tiempo.
Todo esto me impulsa a proponerme un día y otro el regresar a aquellas fuentes de la ascética tradicional cristiana que se resume en dos palabras: oración y mortificación. Estoy convencido de que el volver a los caminos enseñados por San Juan de la Cruz, Loyola, Sales, Ávila y tantos otros santos, fieles intérpretes del Evangelio, tiene que ser nuestra labor diaria. Nosotros mismos y las almas a nosotros encomendadas vamos a ser los principales beneficiarios.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: jmla@jet.es
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Ver página web: http://web.jet.es/mistica