Señor Obispo, cree amistad entre los sacerdotes y con su obispo
Para los Obispos.
| José María Lorenzo Amelibia
Señor Obispo, cree amistad entre los sacerdotes y con su obispo
(Revista Amigo del hogar)
La amistad entre sacerdotes no ha de ser algo meramente funcional: soy amigo de éste ahora porque es profesor, como yo, o trabaja en mi misma parcela. Cuando cambian las circunstancias, me olvido de él; otro será mi amigo. La amistad no es una chaqueta que se quita y se pone a voluntad. ¡Cuántas crisis sacerdotales se solucionarían favorablemente dentro de un clima de amistad!
Muchos sacerdotes están solos, extremadamente solos. Y... ¡ay del solo! ¿Por qué han llegado tantos a cerrarse en sí mismos? Han visto mucha indiferencia en el compañero. Hemos de preocuparnos del compañero – del amigo – ante cuya puerta paso casi todos los días. Tal vez sólo cambio cinco palabras frías con él cuando lo tropiezo en la ciudad. Ha de llegar el comienzo de romper el hielo: tener finura con los compañeros, detalles. La amistad se rompe fácilmente o no nace por no tener detalles. Tener finura con los compañeros, detalles entre nosotros: una carta a tiempo, una excusa en el momento oportuno, una visita, una atención, una delicadeza...
Esta amistad entre nosotros es, por otra parte, un testimonio ante los demás, auténtico apostolado: "Mirad cómo se aman".
Yo sé que hay sacerdotes "celosos", para quienes un feligrés suyo merece más la pena que un sacerdote vecino: se preocupan mucho de sus feligreses, son su parcela, pero no se dan cuenta de que los sacerdotes son sus principales y más estimados feligreses. Es triste pensar en sacerdotes enfermos que no pueden comulgar con frecuencia. ¿O es que los sacerdotes no somos parcela de nadie?
Se ha hablado mucho de soledad sacerdotal, y es algo que no debiera existir; esa sensación de vacío debiera estar en nosotros llena del amor a Cristo y del amor mutuo entre los compañeros. Las dos cosas: lo divino y lo humano.
Y.… no tengamos límite en la amistad ni en las amistades. No nos encerremos en una camarilla de amigos vedada a los demás. Amigos íntimos unos, sí; amigos pueden llegar a ser íntimos, otros. Sin cerrarnos en egoísmos en colaboración.
Es maravilloso ver casos de sacerdotes que viven así. La diócesis de Vitoria es un ejemplo para toda España. Allí es general el grupo de amistad sacerdotal. Cuando cantan Misa son enviados los nuevos sacerdotes en equipo a pueblos cercanos y viven en una misma casa parroquial; con motocicletas atienden a todos los pueblos. En Estella también han comenzado algo parecido. El párroco de San Juan, Don Miguel Sola, ha habilitado una casa para que puedan convivir en amistad el grupo de coadjutores suyos. Se anticiparon al Concilio. Ojalá cunda el ejemplo.
José María Lorenzo Amelibia
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