1.- Hacer mi vida más conforme con la acción y la santidad de Dios. "No entristezcáis al Espíritu Santo con el que fuisteis sellados por el día de la Redención" (Ef. 4).

2.- Vigilar por dentro; estar atentos a las inspiraciones de Dios. Mi conducta cristiana nace del Espíritu Santo que habita en mí.

3.- "Sed más bien buenos entre vosotros, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo" (Ef. 4,32).

4.- "Sed imitadores míos como hijos queridos y vivid en el amor, como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave olor". (Ef. 5,1-2).

5.- Mi moral sea del todo cristiana: imitar a Dios como hijo; a Jesús que nos amó y se entregó por nosotros.

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