Está claro, se llama Francisco en memoria de San Francisco de Asís.
Soy mayor que el Papa Francisco, dos años más viejo. A mi edad relativizo casi todo. He sido demasiado esperanzado en mis largos años y he recibido muchos desengaños. Soy muy crítico con la jerarquía de nuestra Iglesia Católica, como quien me sigue ha podido comprobar. Con este Papa se abre en mi mente una esperanza de que puede llegar una renovación a nuestra Iglesia, una nueva Evangelización de verdad. Pero me temo que fuerzas discordes quieran anular el influjo de este hombre de Dios. Lo veo lleno de sinceridad, de ganas de cambio. Me gusta el Papa Francisco. Pero como estoy arrepentido de haber sido ingenuo durante la mayor parte de mi vida, digo, sí con esperanza: el tiempo lo dirá.
Copio unos párrafos del discurso que dirigió ayer a los periodistas, quien los lea podrá ver un talante muy distinto de gran parte de nuestros jerarcas, incluso de los papas anteriores:
“El papel de los medios de comunicación ha ido creciendo en estos últimos tiempos, hasta el punto de convertirse en indispensable para narrar al mundo los acontecimientos de la historia contemporánea. Os dirijo un agradecimiento especial por vuestro calificado servicio en los días pasados -habéis trabajado ¿eh?!, habéis trabajado!” […]
“Cristo es el Pastor de la iglesia, pero su presencia en la historia pasa a través de la libertad de los hombres: Entre ellos, uno ha sido escogido para servir como su Vicario, sucesor del apóstol Pedro, ¡pero Cristo es el centro! El referente fundamental, el corazón de la Iglesia”. […]
“En la elección yo tenía a mi lado al arzobispo emérito de San Paulo, que es también Prefecto emérito de la Congregación para el Clero, el cardenal Claudio Hummes; un gran amigo, un gran amigo. Cuando la cosa se estaba volviendo “peligrosa”, me confortaba. Y cuando los votos llegaron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso porque había sido elegido el Papa. El me abrazó, me besó y me dijo: “No te olvides de los pobres” .Y esa palabra entro aquí -ha dicho el Papa Francisco señalando el corazón- Los pobres, los pobres. Luego, enseguida, en relación a los pobres pensé en Francisco de Asís. Después, pensé en las guerras, mientras el escrutinio proseguía, hasta contar todos los votos. Y Francisco es el hombre de la paz. El hombre que ama y custodia la creación, en este momento en que nosotros tenemos con la creación una relación no muy buena, no?. Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre. ¡Ah, como querría una Iglesia pobre y para los pobres!. Después algunos han hecho algunos comentarios: Tendrías que llamarte Adriano, porque Adriano VI ha sido el reformador, hay que reformar. Y otro me dijo no, no, tu nombre tiene que ser Clemente ¿Y por qué? “Clemente XV, y así te puedes vengar contra Clemente XIV que suprimió la Compañía de Jesús. Son chistes!” […]
Y el Papa finalizó así:
“Os había dicho que os daría de todo corazón mi bendición. Muchos de vosotros no pertenecen a la Iglesia Católica, otros no son creyentes. Os doy de corazón esta bendición, en silencio, a cada uno de vosotros, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de vosotros es hijo de Dios. Que Dios os bendiga”.
Y comento yo: Roguemos al Señor para que la fuerza con que viene este papa, ya anciano, dé vigor al Reino de Dios, comience de verdad la Nueva Evangelización, aumente las vocaciones de sacerdotes santos. Porque lo importante no es que los sacerdotes sean célibes o casados. Lo importante es que sean santos.
P.d. Acabo de escuchar el primer Ángelus del Papa Francisco. Solo ha hablado de la misericordia. Buen comienzo. La Iglesia ha de ser madre de misericordia, no madrastra ni jurisdiccionista.
José María Lorenzo Amelibia
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