Arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, nuevo presidente de la CEM; Carlos Garfias, vicepresidente



*Ratificados el secretario general, Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola y el tesorero, Mons. Ramón Castro Castro.
*Nuevos vocales: Los obispos de Zamora y Nogales.

Guillermo Gazanini Espinoza / Durante los trabajos del martes 13 de noviembre de la 106 Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano, los prelados han elegido al próximo Consejo de la Presidencia que funcionará durante el trienio 2018-2021.

Una elección prácticamente unánime que confirmó las dos opciones para suceder al cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara quien, en la sesión de apertura de la Asamblea, ayer lunes 12 de noviembre, agradeció a los obispos por su confianza y a la vez ofreció disculpas “por los límites y deficiencias que en mi ejercicio como Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano puedan haber encontrado. Soy consciente de mi fragilidad y estoy muy agradecido porque en cada uno de ustedes he encontrado a un hermano que con espíritu colegial me ha ayudado de muchas maneras a cumplir con mi misión. Los logros y avances realizados en este trienio sin dudas son de ustedes”.El mensaje completo del cardenal Robles Ortega puede leerse aquí.

De esta manera, el nuevo presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano es el guanajuatense Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey. Nacido en 1951, es especialista en teología y Sagrada Escritura. Ordenado en 1978, su vida sacerdotal transcurrió entre el trabajo en parroquias, movimientos laicales y de docencia en el seminario de la diócesis de Querétaro.

En abril de 1996, Rogelio Cabrera fue nombrado VI obispo de Tacámbaro a los 45 años, sucediendo a Mons. Alberto Suárez Inda, electo Arzobispo de Morelia (1995); en julio de 2001 fue promovido a la diócesis de Tapachula convirtiéndose en el VI obispo que sucedió a Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, nombrado obispo de San Cristóbal de Las Casas (2000); posteriormente, sería enviado a Tuxtla Gutiérrez en 2004. Durante su episcopado esa iglesia de Chiapas fue elevada a la categoría de arquidiócesis en 2006.

Habiendo pasado poco más de una década conociendo la realidad chiapaneca, Benedicto XVI lo designa a la sede arzobispal de la Iglesia de Monterrey en 2012 para suceder al cardenal José Francisco Robles Ortega, nombrado arzobispo de Guadalajara en 2011.



Por otro lado, Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia, fue designado vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Nació en Michoacán en 1951. Especialista en espiritualidad y psicoterapia fue ordenado en 1975 para el clero del arquidiócesis de Morelia. Habiendo desarrollado su ministerio presbiteral como rector, en apostolados dedicados a la atención de la familia y en la formación sacerdotal, Juan Pablo II lo promueve al episcopado en 1996 para ser V obispo de Ciudad Altamirano sucediendo a Raúl Vera López, hecho coadjutor de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas (1995).

En 2003, Garfias Merlos fue promovido a la diócesis de Nezahualcoyotl. Tras siete años de ministerio, Benedicto XVI lo traslada al arzobispado de Acapulco (2010) sucediendo a Mons. Felipe Aguirre Franco; en 2016, el Papa Francisco lo designa arzobispo de Morelia para ser sucesor del cardenal Alberto Suárez Inda, retirado del ministerio por límites de edad canónica.



Dos integrantes del Consejo de la presidencia de la CEM fueron ratificados por voto en los cargos que venían desempeñando en el segundo trienio del cardenal Robles Ortega: El secretario general, el auxiliar de Monterrey, Alfonso G. Miranda Guardiola (1966) y el tesorero de la CEM, el obispo de Cuernavaca, Mons. Ramón Castro Castro (1956).



Los nuevos vocales son los obispos de Zamora, Mons. Javier Navarro Rodríguez (1949) y Mons. José Leopoldo González González, obispo de Nogales (1955), una de las diócesis más jóvenes del país apenas creada en 2015.

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