Caminando hacia el Sínodo de la Familia



P. Umberto Marsich / Vida Pastoral. 03 de octubre.- A los 34 años de la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (1980), sobre la familia, escrita por el Papa Juan Pablo II, el Papa Francisco ha decidido dedicar el próximo Sínodo Ordinario de los Obispos (5-19 octubre de 2014) al mismo tema. Más precisamente, a los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización. La primera etapa sinodal, concretamente, tiene una finalidad de exploración de la situación de la familia y el Matrimonio, que emerge de las respuestas al ‘Cuestionario’, que el Papa Francisco envió a todas las Iglesias del mundo, y cuyos resultados encontramos resumidos, ahora, en el Instrumentum Laboris2, que será la base de las discusiones sinodales. La segunda etapa, la del Sínodo de 2015, tendrá la finalidad de elaborar una ‘pastoral matrimonial y familiar’ unitaria, o sea, válida para toda la Iglesia bajo el tema: “Jesús Cristo revela el misterio y la vocación de la familia”.

El punto de vista laico
Comentando el Instumentum laboris, un articulista italiano afirma, con una cierta satisfacción, que la Iglesia se ha dado cuenta de los cambios que se están dando en el mundo acerca del Matrimonio, la familia y la procreación, y de la necesidad de buscar soluciones pastorales urgentes en favor de:

1. La admisión a la Comunión eucarística de los divorciados vueltos a casar.
2. La revisión del concepto de Matrimonio, para poderlo extender a todas las parejas de convivivencia y de divorciados vueltos a casar.
3. La legitimidad moral del ‘matrimonio gay’ con correspondiente derecho a la adopción de hijos.
4. El permiso para los matrimonios de utilizar indistintamente los métodos artificiales o naturales para el control de la natalidad.
5. La posibilidad de que las parejas con dificultad de procrear puedan recurrir a la ‘procreación asistida’3.

Estos cambios, de naturaleza moral, son interpretados por el articulista como absolutamente necesarios para la Iglesia, sobre todo si quiere evitar el riesgo de caer en una mayor impopularidad y si aspira a no extinguirse. Según él, es sobre la visión católica de la sexualidad, el Matrimonio, la familia y la procreación donde la Iglesia se arriesga su identidad y eficacia. Para evitarlo, según el periodista aquí citado, la Iglesia debe seguir en el camino indicado por el Papa Francisco, o sea, el de la autocrítica y el de la no autorreferencialidad.

La crítica a la ‘ley natural’ y la petición de espiritualidad
Las reformas eclesiales y las soluciones pastorales urgentes acerca de la moral católica, según el pensamiento laico, serán viables si la Iglesia se libera del obstáculo ‘metafísico’ en el que se ha inspirado a lo largo de su historia, es decir, la ‘ley natural’: la base de esos valores ‘innegociables’ tan queridos y defendidos por Papa Benedicto XVI. Se reconoce, sin embargo, que la Iglesia hará lo posible para buscar un justo equilibrio entre la actualización de la ‘disciplina’ matrimonial y familiar y la ‘tutela’ de la Doctrina. En lugar de tanta doctrina ‘incomprensible’, se sugiere que la Iglesia se preocupe con mayor ahínco de la falta de auténtica experiencia cristiana y de la carencia de encuentro personal y comunitario con Cristo. En pocas palabras, se desea más espiritualidad y más propuestas evangélicas de vida cristiana en lugar de una pastoral preocupada sólo de administrar sacramentos y de imponer ‘preceptos’ y normas a los feligreses.

Además, se sugiere ‘sinergia’ entre la responsabilidad de los pastores y los diversos carismas y ministerios en la comunidad eclesial: egocentrismo cero de parte de algunos párrocos y menos clericalismo en muchos laicos que se aferran a la pastoralidad y responsabilidad exclusiva de los sacerdotes. El Instrumentum laboris, en efecto, parece subrayar la necesidad de una pastoral abierta, positiva y capaz de devolver confianza a la institución eclesiástica a través del testimonio creíble de sus miembros. Una institución en parresia permanente, o sea, franca y capaz de salir de sí misma para ir hacia las periferias existenciales del mundo de los no creyentes, del dolor, de la exclusión social y de las situaciones matrimoniales ‘irregulares’ de la misma Iglesia4.

El problema teológico y pastoral de los divorciados vueltos a casar
A una Iglesia que se presenta como un campo de batalla5, la primera urgencia pastoral que se le pide es que atienda y sane a los heridos; luego. La pastoral familiar, en suma, lejos de encerrarse en una ‘visión legalista’, tiene la misión prioritaria de no olvidar la gran vocación al amor, a la que la persona es llamada, y de ayudarla a vivir a la altura de su dignidad. A este punto, nos parece percibir un decidido apoyo a la ‘Teología de la misericordia’ del cardenal Walter Kasper, quien se ha expresado favorable a la admisión a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar, por supuesto en un ‘camino penitencial’ y en diálogo con el ministro del sacramento: “La Iglesia –escribe el cardenal– ha tratado continuamente de encontrar un camino más allá de rigorismo y laxismo, lo que quiere decir que ha buscado realizar la verdad en la caridad”6. Posibilidad ésta a la que se ha opuesto, por lo contrario, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Gerhard Müller: “Mediante una invocación objetivamente falsa de la misericordia divina se corre el peligro de banalizar la imagen de Dios, según la cual Dios no podría más que perdonar”7. A su vez, el cardenal Maradiaga cree que el Sínodo, más que concentrarse sobre la admisión a la comunión de los divorciados vueltos a casar, tratará, más bien, la cuestión de ‘la validez sacramental de muchos matrimonios católicos’, amplificando así los causantes de nulidad.

En el Sínodo, según otros, se pudiera reflexionar, oportunamente y permaneciendo fieles a la doctrina de la indisolubilidad, sobre el ‘modelo de referencia’ de algunas Iglesias ortodoxas, que otorgan la posibilidad de un ‘segundo matrimonio’ al terminar el camino penitencial8. La diversidad de opiniones, incluso dentro del Magisterio, evidencia lo controvertido del problema y la urgencia de reflexionar con serenidad en busca de lo que el Espíritu Santo sugiere9. Se trata, en efecto, de un problema pastoral de gran trascendencia y los pastores están obligados, por amor a la verdad, a discernir bien las situaciones y ayudar, con solícita caridad, a los fieles interesados10.

Lo polémico de un nuevo libro
Recientemente se ha reactivado, con fuerza, la misma controversia y polémica teológica acerca de la admisión o no a la Comunión Eucarística de los divorciados vueltos a casar, con motivo del nuevo libro tituado Permanecer en la verdad de Cristo. Matrimonio y comunión en la Iglesia católica11. Un libro que, de alguna forma, manifiesta un cierto disenso explícito con la palabra y gestos del Papa Francisco acerca del mismo tema. Los autores, en efecto, relacionándose con el famoso ‘non possumus’12 (respuesta del Papa Clemente VII (1523-1534) a la solicitud de divorcio del rey Enrique VIII de Inglaterra), cuestionan la postura del cardenal Kasper, expresada en su relación en el Consistorio del Papa Francisco del mes de febrero (2014) y solicitada por el Papa mismo. Más precisamente, los cinco cardenales, autores del libro, se oponen a la solución misericordiosa ventilada por Kasper, en cuanto que sería un ‘abuso’ que contradice la acción evangélica de Jesús (por ejemplo, respecto a la mujer adúltera, donde trató con respeto y misericordia a la mujer, sin embargo, no dejó de condenar, contundentemente, el pecado de adulterio)13.

Propuestas pastorales
El debate entre las diversas posturas se podría superar cuidando mejor la transmisión de la enseñanza eclesial, así como con la conexión de ‘la moral’ con ‘la situación concreta de las personas’ (casuística). En efecto, un severo déficit de transmisión se ha dado respecto de las situaciones matrimoniales irregulares y, en especial, de los divorciados vueltos a casar. La pastoral, efectivamente, ha transmitido casi exclusivamente las ‘vías cerradas’, lo que no se puede hacer, descuidando indicar las ‘vías abiertas’ como las encomendadas por la Familiaris Consortio (n. 84).

El teólogo Luigi Lorenzetti, en propósito, insiste en indicar que la crisis actual del Matrimonio y de la familia no sería acerca de las normas que lo reglamentan, sino más bien del sentido y los significados de los sacramentos. Las normas morales efectivamente son importantes, pero cobran sentido después de la valoración del Matrimonio y de la familia como institucionales sociales. Se hace necesario, por tanto, que la pastoral vuelva a la Sagrada Escritura del Antiguo y Nuevo Testamento, o sea, al plan de Dios sobre el Matrimonio y la familia. Esta es, en efecto, la prioridad indicada en el Instrumentum laboris, que está a la base del próximo Sínodo, porque los valores cristianos, aun cuando nacen de la fe, son profundamente humanos. Así resulta racionalmente demostrable, por ejemplo, que la diferenciación sexual distingue al Matrimonio de otras formas de convivencias. De hecho la diferenciación sexual es racionalmente demostrable mediante el amor conyugal al que se le suma la exigencia de la fidelidad y la estabilidad.

El Instrumentum laboris, en fin, no se limita nada más a mencionar todas las situaciones difíciles de los matrimonios y de las familias de hoy, sino que también intenta sugerir a los padres sinodales propuestas de solución. En positivo, orienta a asumir actitudes de acompañamiento hacia todas las situaciones matrimoniales, regulares e irregulares, ubicándolas dentro de una ‘Iglesia en salida’ y de ‘puertas abiertas’, incluyente y jamás excluyente; que acoge a cada uno por lo que es y le ayuda a hacerse lo que todavía no es. Una pastoral de la familia, por tanto, debe ser pastoral de la esperanza que, donde parece que ya no hay nada que decir, sabe repetir el ‘levántate y camina’ de Jesús.

La Iglesia responderá a ‘los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización’ si, en lugar de hablar de crisis, se compromete a responder a las expectativas y aspiraciones de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, consciente que no hay nadie al cual esté recluido el camino de la esperanza14.

Las ‘convivencias matrimoniales’ y homosexuales
Otro problema pastoral que el Sínodo tendrá que afrontar, es el de las ‘convivencias matrimoniales’ siempre más difusas. En efecto, acceder al matrimonio resulta siempre más complicado por muchas razones sociales: por las políticas familiares inadecuadas, las carencias económicas, la falta de vivienda, las carreras universitarias siempre más largas, el aumento de matrimonios disfuncionales, la megafonía perversa de los medios de comunicación, la escasa formación humana y cristiana: factores que contribuyen a retardar el matrimonio o a no percibirlo necesario. En efecto, muchos jóvenes, hoy en día, se preguntan el para qué casarse. Entre las posibles líneas pastorales, por tanto, se ventila esencial ayudarlos a salir de la visión romántica del amor, percibido sólo como un sentimiento intenso hacia el otro y no como respuesta personal a otra persona en el ámbito de un proyecto común de vida. En efecto, pastoralmente, urge revisitar una ética del amor que garantice madurez y estabilidad.

Acerca del espinoso problema, ético y pastoral, de las parejas homosexuales y lésbicas que reivindican el derecho (por cierto antropológicamente inexistente) al matrimonio unitario análogo al heterosexual, y a la adopción, hay una generalizada y razonable inconformidad en la Iglesia católica, aun cuando a diferencia de viejos tiempos, solicita respeto y comprensión hacia a todos aquellos que se encuentran con una orientación sexual diversa e involuntaria15. Lo que el documento reconoce es la opaca ayuda pastoral que la Iglesia ha dado para superar las reacciones frente a la homosexualidad, sea de inexplicable intransigencia que, por lo contrario, de inocente aceptación. La actitud del Papa Francisco, que muestra un rostro más comprensivo y misericordioso hacia una reglamentación de las convivencias entre personas del mismo sexo, hoy en día parece la mejor postura: “¿Quién soy yo para juzgarlos si con sinceridad buscan al Señor?”. También la palabra acogida parece ser clave para una pastoral de los hijos de las parejas ‘arcobalenos’ (arco iris).

Un desafío pastoral más presente en el documento es el de la procreación humana, natural y asistida. En efecto, la enseñanza del Magisterio católico sigue siendo cuestionada y, en áreas más secularizadas, la mayoría de las parejas ya no juzgan pecaminoso el uso de métodos contraceptivos, tampoco el recurso a la procreación asistida por parte de las parejas con dificultad de engendrar. De muchas partes parece haber surgido una especie de cisma silencioso de las bases católicas respecto al dictamen de la Carta Encíclica Humanae Vitae16. La Encíclica ciertamente ratifica la indisociabilidad de los significados unitivo y procreador en el amor conyugal. Además, promueve los valores de la ‘apertura a la vida’ y de la ‘genitorialidad responsable’, en cuanto que la pareja es colaboradora con Dios en la misión de transmitir la vida.

Conclusión
La visión laica y periodística del próximo Sínodo de los Obispos acerca de la Familia, aun cuando peca de superficialidad, nos permite tener el pulso de cómo los cristianos en el mundo de hoy piensan y sienten los problemas morales esenciales. Lejos del casuismo, los fieles de todo el mundo prefieren que la Iglesia se acerque a ellos con corazón abierto y misericordioso. Quieren contemplar más su rostro de ‘madre’ benevolente y comprensiva que de maestra.

Acerca del autor
El P. Umberto Mauro Marsich, misionero xaveriano, se licenció en Teología Dogmática y realizó un doctorado en Teología Moral en la Pontificia Universidad Angelicum de Roma con su tesis sobre “El pecado social”. En 1975 llegó a México para ejercer su ministerio entre los indígenas náhuatl de la Huasteca hidalguense. Posteriormente se dedicaría a la docencia en el Colegio Centro Unión de San Juan del Río, Querétaro (donde llegó a ser director de dicho instituto), en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), en la Universidad Pontificia de México (UPM) y en el Instituto de Formación Teológica Intercongregacional de México (IFTIM). Actualmente es colaborador de revistas nacionales e internacionales y es maestro y miembro activo del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC).
Para un contacto directo con el autor escribir a: umbertomarsich@hotmail.com

Citas y fuentes
1. Lorenzo Cardenal Baldisserri (Secretario General del Sínodo de los Obispos), Instrumentum Laboris, Ciudad del Vaticano, 24 de junio 2014.
2. Instrumentum laboris: así se le llama al ‘instrumento de trabajo’ que es la base de estudio de cada Sínodo de los Obispos.
3. Se trata del periodista italiano Giovanni Panettiere. Twitter: panettiereg.
4. Conste que se habla de ‘situaciones’ y no de ‘personas’ irregulares, que no existen.
5. Cfr. Papa Francisco.
6. W. KASPER: “La misericordia es el principio hermenéutico para interpretar la verdad. Significa que la verdad se debe realizar en la caridad (Ef 4, 15)”, cf. ‘Misericordia y Verdad’, en L’OSSERVATORE ROMANO, 28/03/2014.
7. G. MÜLER, ‘Testimonio a favor de la fuerza de la Gracia’, 2014.
8. ‘Sin embargo, esta práctica –según el Cardenal Müller-no es coherente con la voluntad de Dios”, ib, p.3.
9. “Una pastoral enteramente responsable presupone una teología que se abandone a Dios que se revela, prestándole el pleno obsequio del entendimiento y de la voluntad” (‘Dei Verbum’, n. 5).
10. Juan Pablo II, Exhortación Apostólica ‘Familiaris Consortio’, n. 84.
11. Cf. Robert Dodaro (redactor), Rector Instituto Patrístico Augustinianum, Roma (2014). Se trata de la recopilación de cinco intervenciones de los cardenales: G. Müller, Cafarra, Brandmüller, De Paolis y Leo Burke.
12. ‘Non possumus’:es el ‘no podemos’, plural solemne del Papa Clemente VII, Julio De Medicis, hijo natural de Juliano de Médicis y primo del Papa León X.
13. Presente en Gn 1, 27; 2, 24.
14. L. Lorenzetti, ‘Dal Sínodo 1980 al Sínodo 2014’, en ‘Rivista di Teologia Morale, n. 183, luglio-settembre 2014.
15. Nos referimos a los homosexuales sea ego-sintónicos que ego-distónicos.
16. Pablo VI, Carta Encíclica ‘Humanae Vitae’ (1968).
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