“Queremos que Desde la fe sea espacio donde se hable fuerte”: Javier Rodríguez Labastida



*El director del semanario de la arquidiócesis de México explica la renovación de la polémica publicación

Guillermo Gazanini Espinoza /Desde la fe es el semanario de la arquidiócesis de México cuya reputación ha ganado un nicho entre los cientos de publicaciones religiosas a nivel nacional e internacional. Con más de mil ediciones ininterrumpidas, sus orígenes se remontan a los inicios del período arzobispal de Norberto Rivera Carrera para continuar la herencia de "Nuevo Criterio", desaparecido título que, en el gobierno del cardenal Ernesto Corripio Ahumada, fue referencia obligada por sus provocadores editoriales cuestionando a los poderes públicos e iluminando temas públicos y políticos coyunturales.

Desde la fe retomó esa vocación la cual fue consolidada con el padre Hugo Valdemar Romero quien asumió la responsabilidad de sacar adelante el semanario que nació con Héctor Fernández Rousselón, el primer director de comunicación social del cardenal Rivera. Así fue convirtiéndose en referente obligado en el ámbito nacional siendo considerado como voz de la Iglesia que lo hicieron la publicación más grande a nivel latinoamericano y de mayor distribución por ser encartado en los diarios de la casa editorial que lo imprime. Desde la fe debía ser un periódico accesible, popular, asequible, sencillo y austero, pero de importantes contenidos y de precio sumamente bajo para los bolsillos del consumidor final y de los párrocos a quienes se destinaría en última instancia.

Después de la renuncia de arzobispo Rivera y el relevo de Hugo Valdemar, el futuro del semanario se puso a debate. ¿Qué seguiría? ¿Continuaría esa línea crítica? ¿Habría de dar paso a un proceso, hasta cierto punto natural, de extinción para abrir otro camino como sucedió con el desaparecido Nuevo Criterio? ¿Qué podía rescatarse de Desde la fe el cual pasó de una época dorada a un declive por el descenso en el número de ejemplares y de suscriptores? Hoy se le apuesta a una transformación para hacerlo más atractivo a la vista y, conforme a los tiempos, los lectores tengan información más práctica que crítica. La renovación de su diseño supone la innovación que pretende dar un dinamismo y de impacto al pretender nuevos canales de comunicación donde todas las voces puedan tener cabida y, en cierto sentido, apostarle más a la conciliación que al cuestionamiento crítico y provocativo que supuso el anterior Desde la fe de formato tabloide.

Entrevistado durante la semana del lanzamiento de la edición número 1142, el director del semanario, el periodista Javier Rodríguez Labastida, comparte para los lectores de este blog algunos pormenores en el nuevo diseño del semanario y sus retos en el mundo editorial religioso que, al contrario de lo que se pudiera pensar, implica también muchos riesgos y necesidades para llevar adelante lo que él mismo señala: Una nueva página en la historia del semanario Desde la fe.

Javier, se ha presentado un nuevo diseño para Desde la fe. ¿Qué significa este cambio del semanario?

Desde la fe está escribiendo una nueva página en su historia. Nos venimos preparando para esto. Había necesidad de actualizar el semanario en diversos sentidos, en el diseño y de elaborar estudios para evaluar sus contenidos y reafirmar sus propósitos. Esto comenzó hace cinco meses con diversas reuniones sostenidas con personajes de la arquidiócesis para ver la mejor forma de escribir está página y hacer una especie de autovaloración y crítica, de estudio que nos permitiera ofrecer un producto de mejor calidad, un semanario del cual la gente esté orgulloso y, sobre todo satisfecho. Después de estas reuniones, se definió una línea editorial con cinco ejes fundamentales: Acercarnos los unos a los otros donde el semanario sea espacio de unidad entre católicos; de Iglesia en salida atendiendo la solicitud del Papa Francisco; construir unidad, vimos que hay muchas historias que merecen ser contadas en las páginas del semanario, a partir de esto, buscamos inspiración para generar espacios de expresión, así queremos abrir este abanico para ir por nuevos temas que nos obligaran a buscar nuevas voces siempre cuidando nuestra misión y objetivo, caminando de la mano de Jesús y hacerlo con alegría. Finalmente, ser plurales e incluyentes. Varias personas nos expresaron que había una percepción de ser Iglesia autorreferencial. Debemos escuchar a los demás, establecer diálogo, amplificar nuestra voz y crear puentes. Si nos asumimos como medio que escucha, las personas van a escucharnos también. Esta es la línea editorial del semanario donde, por otro lado, serán importantes los canales digitales como formas nuevas de difusión... Buscamos ser un medio más visual, existe una mayor sensibilidad hacia las imágenes, queremos potencializarlas porque despiertan nuestra sensibilidad. Caminar por Basílica, ver a un párroco que, en la mañana, da de comer a los pobres, esas imágenes deben tener un canal de expresión como forma de evangelización.

Desde la fe ahora es una revista. Pudo haber iniciado desde cero. ¿Por qué conservar el nombre?

Desde la fe está muy bien posicionado y tiene influencia a nivel nacional y en otros países es muy reconocido. En cierta forma su nombre es espacio de unidad entre católicos. La conveniencia de conservar el nombre vino de análisis profundos, su nombre lleva detrás 21 años de historia. Se dicen fácil, pero no es sencillo construirlos. Hay que reconocer la labor de todas las personas que han trabajado en el seminario en todo este largo tiempo. Gracias a ellos, la arquidiócesis tiene un órgano informativo de gran influencia como espacio de diálogo entre católicos.

El semanario fue distintivo por sus editoriales críticos. ¿En esta nueva etapa los conservará?

Creo que tendrá los elementos de conciliación cuando deba serlo y de crítica cuando sea necesario. Queremos que sea un espacio donde se hable fuerte, no solamente en su editorial. Buscamos robustecer otras áreas del semanario. Sucedía que sólo la gente buscaba el editorial y hasta ahí quedaba. No queremos eso. Buscamos que las 32 páginas tengan valor. A veces esa crítica no estará en el editorial, podría estar en el tema de portada, en una historia de fe o en alguna vida parroquial. La crítica no es forzosamente a través de una opinión, también puede ser a partir de una historia. Sí haremos editoriales críticos y queremos opinar fuerte, pero siempre tendiendo puentes de escucha a las personas para que ellas nos escuchen a nosotros porque en estos tiempos, la voz de la Iglesia debe manifestarse.

¿El arzobispo de México está convencido de que Desde la fe debe ir por una línea crítica?

Sí, de hecho, es parte de la instrucción desde el principio cuando empezó este proceso de relanzamiento. La crítica nunca es mala, cuando construye y lleva argumentos, es positiva. Es difícil que alguien no cometa errores; lo que queremos hacer es que la crítica no sea descalificación sino reflexión profunda y de cambio, de atención de necesidades, de suma de esfuerzos y ser activos. La crítica llama a la acción.

¿Aun hacia quienes ejercen el poder?

Sí, por supuesto. Toda labor es perfectible y más hacia personas que tienen en sus manos decisiones trascendentales para el país. Por supuesto que la Iglesia tiene un papel en este diálogo y debate, debe hacer valer su voz y sumarla. Pero a la vez que sea caja de resonancia en temas que ella defiende como la vida o la familia.

Anteriormente Desde la fe tenía un poder de penetración gracias a los encartes en periódicos de la organización donde se imprime. ¿Esto seguirá así?

Actualmente tenemos un tiraje de 30 mil ejemplares de la revista. 18 mil se van a parroquias y 12 mil son encartados en el Sol de México. Queremos que sea estratégico para que llegue a manos de las personas suscriptoras del periódico, que no se quede en quioscos y realmente llegue a los lectores. Es un tiraje menor al que se tenía hace muchos años, pero creemos que es bastante fuerte y lo queremos ampliar al mediano plazo.

Este nuevo formato cuesta mucho. ¿Cómo le vas a hacer?

Nuestro precio de salida es de cinco pesos. El mismo que manteníamos en el formato tabloide de 24 páginas. Las diferencias son evidentes. Antes el formato en offset eran doce páginas a color y doce en blanco y negro. Actualmente, el formato es a tamaño revista, papel couché, 62 gramos, 32 páginas a todo color. El objetivo es ampliar los contenidos e incluir un mayor número de anunciantes para sostener la revista. Nuestro sustento serán las ventas a parroquias y anunciantes, por eso pedimos el apoyo a los sacerdotes para que adquieran el semanario en sus parroquias; en la medida que lo reciban, asegurará la subsistencia del semanario. Buscaremos nuevos anunciantes para mantenerlo. No recibe recursos de la economía arquidiocesana en esta nueva etapa, es independiente; sin embargo, seguirá siendo el semanario de la arquidiócesis de México.

¿Quiénes fueron los patrocinadores para hacer posible el primer número como revista?

Tuvimos aportaciones independientes de algunos empresarios en este primer ejemplar y la incursión de anunciantes como Bimbo y Gayosso. Próximamente se anunciará la Universidad Anáhuac.

El primer número tuvo repercusión sobre todo por el artículo de la esposa del presidente de la República. ¿Buscan congraciarse con la presidencia?

Busca ser un espacio de diálogo donde se muestre a la Iglesia que escucha y reúne varias voces. Como medio de comunicación queremos que se conozca no sólo por el editorial, también por otras opiniones. Con anterioridad a la renovación ya habían escrito Margarita Zavala, Javier Sicilia, Pedro Kumamoto, Norma Romero, Miguel León Portilla, varios sacerdotes de la arquidiócesis, entre otros muchos. Hemos buscado voces. Llamo la atención de la esposa del presidente, pero no tiene ningún propósito para congratularse la presidencia. Desde la fe va a defender la vida, la familia, vivirá siempre por la defensa de la Evangelio. Esa postura jamás cambiará, escriba quien escriba en nuestras páginas.

¿Qué línea reciben del arzobispo de México? ¿Qué les ha instruido para Desde la fe?

Los cinco puntos de la línea editorial que comenté anteriormente.

¿Pasa por la censura del cardenal?

No hay censura alguna. Tratamos de que los contenidos estén bien cuidados. La verdad es que el cardenal se entera muy poco sobre lo que cada edición tendrá. Nuestras reuniones se hacen en el equipo de trabajo que, en su mayoría, está formado por periodistas y algunos sacerdotes, expertos y personas que llevan trabajando muchos años en la Iglesia. Entendemos que hay temas donde debamos buscar mayor cantidad de fuentes y análisis. Lo haremos así. Queremos que la arquidiócesis haga suyo este espacio. Esa es la línea del semanario. No hay censura del cardenal.

Para los próximos seis meses, ¿Qué viene para Desde la fe?

Viene una etapa en la que necesitamos mucho apoyo de la arquidiócesis para llegar a más fieles. Viene una labor fuerte en la parte digital y de contenidos. Queremos crecer en las redes y fortalecer el abanico de quienes generan opinión en el semanario, voces diversas y contar muchas historias para destacar la fe de las personas para que sean protagonistas.

¿Qué mensaje final quieres dejar a los lectores de esta entrevista?

Desde la fe es un semanario que se construye tomados de la mano de Dios. Somos personas con mucha pasión por lo que hacemos y dejamos el corazón en los contenidos. Justamente, como ejercicio, queremos dialogar con las personas. En Desde la fe hay un canal para dialogar, un canal para sentirse orgullosos de su fe... A medios de comunicación diría que este es un buen momento para sumar fuerzas y, como medios católicos, unir nuestra voz. Necesitamos mostrar un canal donde la gente puede sentirse escuchada y dejar de lado la autorreferencia. Las personas que se miran abajo deben saber que nosotros estamos ahí para escucharles y dialogar con ellas.

Para entrar en contacto con el director del semanario de la arquidiócesis de México:
desdelafe@arquidiocesismexico.org javier@arquidiocesismexico.org

Tweeter: @jlabastida
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