Sobre la visita del Papa Francisco a Panamá


Ameth Cerceño /La Estrella de Panamá.- Con la llegada del papa Francisco a Panamá, con motivo de celebrarse en nuestras tierras la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el mundo entero mira a nuestro Istmo, con la finalidad de escuchar con atención el mensaje del papa Francisco, no solo dirigido a los jóvenes del mundo, sino a todos los ciudadanos esperanzados en un mundo mejor.

El papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano y el primer papa extranjero de los últimos mil años, ha seguido los pasos del queridísimo papa San Juan Pablo II, lanzando a católicos y no católicos un mensaje de Paz, Amor y Hermandad entre los hombres. Vivimos tiempos complicados de convulsiones sociales que hacen imperante tener un guía espiritual al que escuchar que nos dé aliento de esperanza, palabras de motivación que nos inviten a transformar nuestras vidas, y ese ha sido el papa Francisco. Desde el inicio de su pontificado, en el 2013, ha sabido cómo hacerse llegar a cada latitud del orbe, a través de las redes sociales nos envía mensajes sobre la solidaridad, el respeto, la tolerancia, entre muchos aspectos de la vida humana que deben ser reforzados, para seguir ese camino de ser Buenos Cristianos y Honrados Ciudadanos, como decía Don Bosco.

Pero ¿cuál es el primer paso de cada ser humano para cambiar el rumbo de este mundo? La respuesta que nos da el papa Francisco es ser capaz, es que Dios es capaz de sanar nuestros corazones, invitarnos una y otra vez, setenta veces siete, a volver a empezar. Pero para empezar debemos, en primer lugar, hacer cada uno de nosotros un examen de conciencia, mirarnos por dentro y reconocer nuestros errores, resaltar nuestras virtudes. Y es que siempre, señala Francisco, tenemos la posibilidad de cambio, de modificar y convertir lo que nos destruye el alma. No podemos mirar a los otros, tratar de cambiar nuestro entorno, nuestro país, nuestro planeta, si no, en primer lugar, cambiamos nosotros mismos.

Si cada uno de nosotros muestra una aptitud de cambio, podemos cambiar nuestras sociedades, empezando por nuestra juventud que sufre de las injusticias que son carne de cañón, perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas. Y qué decir de tantas mujeres a quienes les han arrebatado la vida injustamente, mensaje de Francisco en su visita a Ciudad Juárez en 2016.

Sin duda alguna en esta la segunda visita de un santo padre a Panamá, después de la de san Juan Pablo II, hace treinta y seis años, el mundo entero estará pendiente de los mensajes para los pueblos de América que sufren la desigualdad social, la injusticia, la corrupción, la falta de oportunidades de nuestros jóvenes que les impiden soñar.

Los jóvenes y todos los hombres y mujeres de buena voluntad debemos tomar nuestra cruz, y vencer la oscuridad de quienes piensan en el egoísmo, en la envidia, en la acumulación de riquezas en el materialismo en detrimento de las mayorías.

Que la visita del papa Francisco a Panamá, Istmo bendecido por la gracia de la Providencia de ser punto donde los mares se encuentran y las razas conviven en Paz, sea el punto de inicio de un cambio de actitud de todos los panameños, de todos los que nos visitan a este encuentro espiritual para animados todos salvar a nuestra Casa Común.

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