Poesía para vencer a la muerte Vencer la muerte con verso

Un autor que no deja indiferente

Tengo la dicha de ser amigo de Rafael Rodríguez-Ponga, con una biografía cultural deslumbrante. Baste saber que ha sido secretario general del Instituto Cervantes, por decir algo. Su vasta cultura no suele ser común en nuestros tiempos. Pero no es eso lo más importantes sino su profunda humanidad, su honda fe y su sentido de solidaridad en estos tiempos de feroz individualismo y desinterés por los otros. Mi amigo Rafael, perdió a su esposa, afectada de cáncer cuando ella tenía solo 47 años. Ellos dos visitaban con frecuencia mi parroquia en Madrid, la Hispanoamericana de la Merced, y fue entonces cuando nos conocimos. El tiempo ha ido pasando rápidamente, como suele suceder, y Rafael no se ha olvidado de quien fue su párroco y un buen día me llamó para decirme que desea visitarme y regalarme su nuevo libro: “Poesía para vencer la muerte”. Una buena noticia y una oportunidad que no quise despreciar. ¡Qué interesante y fructífera su visita parta mí¡ He tomado en días posteriores su libro para comenzar su lectura y estoy impresionado. Verdaderamente con su libro se puede vencer la muerte y hacer del dolor de una pérdida la oportunidad de encontrarnos con el consuelo de la belleza que nos aporta la poesía. ¡En estos tiempos de escasa poesía y mucho prosaísmo! Rafael sabe aportar un toque de belleza y de esperanza que sublima el dolor. Y lo hace con los versos de muchos poetas que han sabido mirar a la cara el misterio de la muerte. He descubierto en su libro poetas que no conocía y que han llegado a emocionarme. ¡Cosa poco extraña en quien ya ha cumplido los sesenta y cinco años y le ha rondado la muerte y el dolor que rodea todo su séquito. ¡Magnífica obra de Rafael Rodríguez-Ponga que sería una lástima que pasara de puntillas ante tantos hombres que sienten en propia carne la mordedura de la muerte en sí mismos o en sus cercanos más queridos! Una obra que ya va por la segunda edición, publicada en Pigmalión, con más de 400 páginas y una oferta de disfrute innegable para quien quiera adentrarse por esos lares a los que estamos llamados a pasar, antes o después. Felicidades, Rafael, por este magnífico libro y, sobre todo, por tu amistad y la de Maribel, tu segunda esposa, que vive tu cultura y tu solidaridad como una sola persona que sois. No dejéis de volver a mi casa, a mi pueblo y a mi corazón. En vedad se puede vencer a la muerte a golpe de versos.

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