#adviento2023 MARAMBA

MARAMBA
MARAMBA

Vivía en un lugar ejerciendo el oficio de curandera, chamana, o confidente de las mujeres...

Recién había entrado a la casona ancestral, cuando en el minúsculo patio, el muchacho de un poco menos de dos metros, ataviado con un vestido largo, ajustable y muy entallado, dejando notar sus órganos sexuales, maquillada su cara sobre una barba incipiente y con expresiones  femeninas, anunciaba que en breve empezaría la representación a cargo de Roxana. Hasta entonces percibió que en ese pequeño espacio estaba rodeada de muchos travestis.

Apenas unos minutos antes, en la calle había escuchado una bocina que emitía música, invitando a un evento. Entró a la Casa de la Primera Imprenta en América, UNAM y en recepción le dijeron que iba a empezar una obra de títeres, por lo cual decidió verla. El patio del recinto era tan pequeño que tenía tan solo, ocho sillas para el público que asistiera. Mientras que alrededor pegados a las paredes, habían pequeños puestos con productos diversos. No obstante, al darse cuenta con quienes la rodeaban, se dispuso a ver la obra.

Era un monólogo, el personaje, Maramba. Era un títere que vestía con prendas vistosas y floridas. Una larga falda que tenía una apertura lateral y dejaba ver la pierna desde lo alto, un top y una pañoleta amarrada en la cabeza. Maramba era manejado por tres varillas adheridas a la parte posterior del cuerpo, una para la cabeza, otra para la pierna derecha y la otra para el brazo izquierdo. El titiritero, era un joven travesti, llamado Roxana.

La obra trataba de que Maramba vivía en un lugar ejerciendo el oficio de curandera, chamana, o confidente de las mujeres, tanto de las prostitutas como de las mujeres de condición sencilla en su poblado. Aludiendo que había aprendido el oficio de curar por tradición oral trasmitida por otras similares. En la forma de narrar se notaba una cierta dignidad adquirida al través del tiempo ejerciendo su oficio. En algún momento dijo, ustedes me ven, pero yo a ustedes no. De los ojos de Maramba salían dos hilos rojos que colgaban hasta su pecho.

Contaba que una noche vio cómo sacaron del prostíbulo a las mujeres ejerciendo mucha violencia física, para llevarlas a la cárcel en donde las siguieron torturando así como también mental y emocionalmente. Se había enterado que les habían sacado los ojos. Mientras, se juntaba leña para hacer una gran pira donde las quemarían, pues las habían condenado por brujas.

  Cuando fueron conducidas a la hoguera, su estado físico era tan deplorable que daba miedo de verlas nada más. Ahí sus ayes lastimeros se oyeron en todo el poblado al ser quemados sus cuerpos. Las piras duraron ardiendo por dos días, llenando el ambiente del olor fétido de los cuerpos calcinados.

Entonces Maramba decidió quitarse las prendas una a una y enterrarlas, para después sacarse los ojos y ya no ver más las injusticias humanas. A medida que se iba despojando de su ropa, su cuerpo varonil desnudo quedó manifiesto.

  Después se dedicó a pedir limosna mientras decía: Un peso para este pobre hombre. Socorran a este hombre infeliz.

Un aplauso nutrido fue el reconocimiento a la presentación de Roxana travesti. Pues no sólo el diálogo mostraba su problemática social, sino la entonación dada dejó traslucir un cúmulo de emociones vividas en su entorno cotidiano. Ella entonces se dispuso a ver los productos que los travestis ofrecían. Todo era alusivo a la situación personal, social y cultural que vivían, denuncias por injusticias realizadas para con ellos, peticiones a la sociedad de ser aceptados tal y como eran, etc. En una mesa se mostraba un periódico tipo amarillista como el que se vendió en la ciudad, hace mucho tiempo, La Alarma. Por lo que el joven que estaba vendiéndolos le contestó a su cuestionamiento de quién lo había escrito, diciéndole: Yo, soy prostituta de Tlalpan y escritora. Ella entonces le dijo: Hijo cómo quieres que te llame. Con tono agresivo le contestó: Si me ves rasgos femeninos, entonces te diriges a mí como mujer. Ella trató de mediar, diciéndole que era la primera vez que estaba en una situación así, que por eso cuestionaba el cómo, el joven violentamente respondió: Yo no vengo a discutir,...

Con prudencia le dio las gracias y se alejó ya para salir del recinto. No sin antes felicitar de manera sencilla y directa a Roxana por su creatividad y actuación, lo hizo, llamándola por su nombre femenino, a lo que el joven espontáneamente se acercó y la abrazó agradeciendo sus palabras. Fue un momento muy emotivo y sorpresivo. Ahí estaba ella, una mujer mayor con un joven que literalmente se había echado a sus brazos, pretendiendo hacer valer su derecho a ser mujer, que valoraba sus palabras, y se lo mostraba con ese gesto cariñoso, por lo que le devolvió el abrazo de manera cálida y amorosa. Mientras pensaba, cuánto dolor e incomprensión viven estos jóvenes al mismo tiempo que reconocía nunca haber tenido alguna relación con un travesti.

Así que ese abrazo cálido duró lo suficiente para que Roxana sintiera el cariño recibido de una mujer vieja, mientras ella superaba la sorpresa por el momento de relación cercana con un joven de su condición. Que quedaría en su recuerdo como Roxana, la actriz y escritora de obras de teatro travestis.

  Cuando salió vio el cartelón que anunciaba el evento, y agradeció por hasta entonces haberlo mirado.

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