#adviento2023 MORADO, ROSA, BLANCO, ESPERA... POR QUÉ

Adviento es la oportunidad de hacer una reflexión continua
| Martha Eugenia, Mujer Mariposa
Desde antaño cada individuo o grupo humano ha establecido acciones repetitivas que van desde la sencillez hasta lo muy elaborado, dándole un significado que rememora particularmente lo que considera especial.
Este tipo de rituales tienen un objetivo, congregar, recordar y transmitir. El Adviento es un lapso donde por excelencia se promueve un ritual, la oración en cada uno de los cuatro domingos que dura, y que permite a un cristiano católico prepararse para uno de los tres eventos sustantivos anuales que fundamentan su relación con Dios. Estos son: Pascua de Resurrección, Pentecostés y la Natividad del Señor.
Por lo que para estas conmemoraciones soportes de la Iglesia Católica, es necesario vivir etapas preparatorias, para no solo comprender su significado, sino también para ir estableciendo un vínculo firme de su razón de ser católico.
Siendo el Adviento la etapa preparatoria para la Natividad del Señor, y al mismo tiempo el primero de los cinco tiempos litúrgicos del ciclo o año litúrgico de la Iglesia Católica.
Es tan importante la conmemoración de la Natividad del Señor, que ésta se toma como referente para determinar cuándo se iniciará el Adviento. Esa es la razón de las fechas variables.
Aunque lo anterior cronológicamente es importante también lo es el significado espiritual del Adviento.
Adviento es saber que cada domingo de este período, representado por tres velas moradas y una rosa, donde nuestra oración sustentará el ritual de sabernos en ese tiempo de preparación.
Adviento es saber que el tercer domingo de este período es denominado el domingo de la alegría, por lo que se encenderá la vela rosa con un significado de regocijo.
Adviento significa estar consciente que la conmemoración del Nacimiento del Señor es inminente, y al llenar el corazón con esa esperanza hay un anhelo profundo de cercanía con el Salvador y una alegría inmensa por saberlo, por sentirlo.
Adviento es saberme necesitada de la presencia del Señor y recordar que este tiempo, que empieza cuatro domingos antes de la Natividad, es para intensificar la oración, la comunicación con el Señor y decirle que la esperanza con la que he sido donada, al saberme su amada es importante la comparta con los que me rodean.
Adviento es tener la certeza que la promesa que me ha hecho, la cumplirá en el momento en que decida que regrese con Él.
Adviento es el tiempo que me invita a estar alerta y decidida para una vez más hacerme una con Él a través de la eucaristía.
Adviento es el lapso donde consciente del Señor en mi vida, volteo a mi alrededor y comparto con otros de los dones que me han sido dados, para llenar de esperanza sus corazones aún en este tiempo de tanto materialismo, consumismo y con un patriarcado que destruye la esperanza de muchas y muchos.
Adviento es la oportunidad de hacer una reflexión continua, especialmente en el domingo, día dedicado al Señor por todas las bendiciones dadas y diciéndole que anhelo una vez más conmemorar con Él su nacimiento.
Adviento es la oportunidad de manifestarle al Señor Dios, quiero que vengas, estoy preparada. Y esto es tan importante que reflexionando, aún me falta mucho para asegurar esa necesidad de cercanía.
Adviento es la oportunidad de estar consciente de todo lo que tengo que trabajar cristocéntricamente para ser esperanza viviente entre los que me rodean.
Adviento es la ocasión que me es dada para que a través de la oración, meditar y esforzarme en cambiar lo que me aleja del Señor del amor.
Adviento es reconocer y agradecerle al Padre Dios por haber mandado a su Hijo Jesús a enseñarnos que la esperanza virtud teologal, es primordial la vivamos y la vayamos acrecentando a lo largo de nuestra vida.
Adviento es el tiempo que ocasiona, pueda voltear, ver a los necesitados y tenderles la mano de acuerdo a sus necesidades.
Adviento es el periodo donde agradecida reconozco el don de la esperanza con que he sido bendecida.
Hace muchos años, en una reunión comunitaria, estaba sentada junto a uno de los frailes sacerdotes de mi comunidad parroquial, entonces el que dirigía la dinámica de esos momentos, nos invitó a que reflexionáramos acerca de con cuál de las tres virtudes teologales (fe, esperanza o caridad) nos identificamos más, porqué y que lo comentáramos con el que estaba a nuestro lado. Yo comenté que con la ESPERANZA, y ha sido tanto el impacto de esa reflexión que en mis redes sociales versa así: «Soy una Mujer Mariposa sostenida por Dios, que cree en sí misma y en el otro, aún en la adversidad»