#LectioDivinaFeminista Tener, poder y aparentar. Las tentaciones de todos los tiempos

Lucas 4, 1-13
| Mayte Olivares Cruz

Lectio (Lectura)
Después de hacer una lectura sobre el Evangelio, bien conviene dividir en 4 partes la perícopa propuesta para este domingo.
ACTO 1.
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
ACTO 2. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre”».
ACTO 3. Después, llevándole a lo alto, ¡el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo! y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».
ACTO 4. Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Meditatio (Meditación)
Iniciamos esta meditación invocando a la divina Ruah, para abrir nuestra mente y corazón a la reflexión sobre este primer domingo de Cuaresma.
El Evangelio de hoy nos sitúa en un momento clave de la vida de Jesús, lo que he llamado el Acto 1. Lucas nos revela su naturaleza: "lleno del Espíritu Santo", tras su bautismo en el Jordán. Sin embargo, no es el bautismo en sí mismo lo que lo llena del Espíritu, sino la revelación de su identidad como Hijo de Dios en el encuentro con el Padre. Luego, el relato nos lleva al desierto, donde Jesús permanece cuarenta días, un número teológico que simboliza purificación y preparación. Así como él se dispuso en ese tiempo de prueba, también nosotras y nosotros nos adentramos en este camino cuaresmal. Sin embargo, el Evangelio nos advierte de un desafío: "era tentado por el diablo".
Aquí surge una pregunta fundamental: ¿por qué Jesús, el Hijo de Dios, se expone a la tentación? ¿Qué papel juega este “antagonista” en la historia de la salvación? Desde una fe madura, comprendemos que el mal no es un ente externo que desafía a Dios, sino una realidad presente en nuestra humanidad. No pertenece al plan amoroso del Padre, pero sí forma parte de nuestra experiencia cotidiana. A lo largo de la historia, la soberbia y el egoísmo han sido la raíz de los mayores atropellos. Incluso deseos aparentemente inocentes, como anhelar lo mejor para nuestras hijas e hijos, pueden convertirse en trampas si los orientamos solo hacia el éxito material o el reconocimiento. ¿Estamos formando generaciones más humanas, generosas y serviciales, o simplemente más competitivas y ansiosas de poder? ¿Existe algo más trascendental que el tener, poseer y aparentar en esta vida fugaz?
Acto 2: La tentación del tener. Jesús, tras su ayuno, experimenta hambre, una necesidad esencial de cualquier ser vivo. Sin embargo, su primera prueba no es solo la falta de alimento, sino la seducción de usar su poder para satisfacer un deseo inmediato. "Convierte esta piedra en pan", le sugiere el tentador. No se trata de que Jesús no merezca un trozo de pan, sino de enfrentar la disyuntiva entre seguir el camino de la autosuficiencia o el de la confianza plena en Dios. Su respuesta nos recuerda que la verdadera vida no se sostiene solo con lo material, sino con la Palabra que nos da sentido.
Acto 3: La tentación del poder. Aquí se revela una de las inclinaciones más peligrosas del ser humano: dominar sobre los demás. El diablo ofrece a Jesús todo el poder y la gloria de los reinos de la tierra. ¿Acaso no es esta la ambición que ha generado guerras, explotación, injusticias, feminicidios y abusos de todo tipo? La historia de la humanidad está marcada por la lucha de unos por someter a otros. Pero Jesús no cede. Su misión no es imponer un reinado terrenal, sino instaurar un Reino basado en el amor y la justicia.
Acto 4: La tentación del espectáculo. El diablo ahora sugiere a Jesús que realice un acto grandioso: “Lánzate desde lo alto, pues está escrito que los ángeles te sostendrán”. No se trata solo de probar la protección divina, sino de buscar el reconocimiento a través del asombro y la admiración. Si Jesús realizara un milagro espectacular ante los ojos de todos, ¿no ganaría seguidores de inmediato? Sin embargo, él sabe que la fe verdadera no nace del impacto visual ni del sensacionalismo, sino de la conversión del corazón.
Al final, Jesús vence estas tres pruebas (un número teológico que simboliza plenitud) y deja en claro que su misión no está guiada por la autosuficiencia, el poder ni el reconocimiento, sino por la fidelidad al Padre. El diablo se retira, pero "hasta el momento oportuno", lo que nos deja una enseñanza clave: las tentaciones no desaparecen para siempre, sino que regresan cuando menos lo esperamos. No se trata de vencerlas una vez y quedar inmunes, sino de estar preparadas y preparados para enfrentarlas en el momento adecuado, con la confianza de que Dios nos sostiene.
Así, la Cuaresma nos invita a examinar nuestras propias tentaciones: ¿En qué aspectos buscamos más tener que ser? ¿Cómo nos relacionamos con el poder sobre los demás? ¿Nos dejamos seducir por la necesidad de reconocimiento y validación? Jesús nos muestra el camino: la verdadera plenitud no está en ceder a estos impulsos, sino en confiar radicalmente en el amor de Dios.
Hoy, como comunidad de fe, nos toca asumir esta misión con valentía. Sigamos a Jesús en el desierto, aprendiendo de él a resistir las falsas promesas del mundo y a caminar con firmeza hacia la luz de la Pascua.
Oratio (Oración)
Señor Jesucristo:
Tú que viviste en carne propia las tentaciones de la humanidad y supiste resolverlas de mano del Espíritu Santo, guíanos para no caer en ellas. Acompáñanos a ser en ti uno solo, a buscar la mayor gloria y plenitud de nuestras vidas, para bien de Dios y de las mujeres y hombres, ayúdanos a crecer en el amor, en el servicio y alabanza a toda la Creación. Compadécete de nuestra frágil humanidad y permite que el Espíritu Santo sea la luz que nos acompañe en cada momento donde nuestro mal quiera hacer cara a nuestro proyecto de Salvación. Tú que eres un mismo Dios con el Padre y el Espíritu Santo.
Amén.
Contemplatio (Contemplación)
Contémplate dentro de la escena, justo a un costado de Jesús, eres un cuerpo diminuto que observa la escena donde Jesús es tentado ¿qué sientes? ¿cuál de las respuestas resuena más en tu interior? ¿hay en ti algún deseo de participar dentro de la escena?
Actio (Acción)
En esta primera semana de Cuaresma, te invito a reflexionar sobre las tentaciones que se presentan en tu cotidianidad, no necesariamente vienen como relámpagos dentro de tu conciencia que te invitan a obrar en el mal, sino en pequeños susurros que te invitan a mayor gloria tuya. Hoy en día se les conoce como apegos, ¿los reconoces? ¿cómo podrías romper con ellos? Con el dinero, el reconocimiento, el poder, el sentirse mayor merecedor de riquezas, placeres, comodidades que el otro/la otra ¿reconoces los momentos donde sientes que tu vida vale más que cualquier otra? ¿cómo lo sientes? La herramienta infalible para reconocer estas tentaciones es a través de la oración, la de meditar en el silencio y hablar con el corazón abierto a lo que nos espera con los brazos abiertos. Reconócete frágil, reconoce tus sombras, tus momentos de oscuridad donde no actúas con el amor misericordioso que el Padre quiere reflejar en nosotros. Te invito a que esta primera semana, te sientes, en un sitio apartado, en silencio y enumeres aquellos apegos de los cuales te es difícil apartarte, ofrécelas al Señor, pídele que las transforme para que, vivas con mayor plenitud y a su vez, te ayude a enfrentar las siguiente tentaciones.