Por qué no arriesgarse....

Demasiado a menudo nos dejamos llevar por el miedo, por el desconocimiento. Es complicado descubrir nuevos mares si no somos capaces de perder de vista la costa. Todos tenemos sueños, buscamos nuevas oportunidades, pero no siempre estamos dispuestos a arriesgar, a transitar por donde hay espinas pudiéndonos quedar con la rosa.
Lo peor es cuando estamos convencidos de que nuestra vida podría dar un cambio para bien y, por miedo a esas espinas, nos conformamos con lo que tenemos. ¿Te has parado a pensar si estarías dispuesto en algún momento de tu vida a correr ese riesgo y caminar por la cuerda floja? Quizá merecería la pena pero, una vez mas, no te atreves; quizá lo que encuentres en la otra orilla es lo que tanto has anhelado… pero “la otra orilla” siempre da miedo…
Es hora de que seamos capaces de dejar una huella, la nuestra, como lo hicieron los demás, para que otros puedan seguirla y empezar a volar. Todo es un riesgo: reír es arriesgarse a que te llamen tonto; llorar, a que te llamen sentimental.
Cuando haces algo por alguien, te arriesgas a involucrarte; cuando expresas tus sentimientos, te arriesgas a mostrar tu verdadero yo. ¿Qué no es arriesgarse? Amar es arriesgarse a no ser comprendido; incluso el hecho de vivir es arriesgarse a morir. Pero pensemos que quien no arriesga NO tiene nada. Por lo tanto, sólo quien se arriesga encuentra la verdadera libertad. ¿No creéis que merece la pena intentarlo...?