Un santo para cada día: 17 de agosto Santa Clara de la Cruz

Santa Clara de la Cruz
Santa Clara de la Cruz

Supo ser abadesa, directora espiritual, maestra y madre para todas, demostrando la prudencia de que venía dando muestras. Intensificó la austeridad e hizo renacer en sus hijas el espíritu de entrega y de sacrificio, exhortando a una vida de oración y trabajo, como fundamentos de una sólida espiritualidad

A mediados del siglo XIII nos encontramos  que en Montefalco vivía una familia de los  Vengente, Damiano e Iacopa, matrimonio de una espiritualidad acendrada muy devotos de Jesucristo y de Ntra. Señora,  que habían tenido cuatro hijos,  la mayor de los cuales  se llamaba Juana  quien una vez cumplidos los 20 años se retiró a un reclusorio a las afueras del pueblo que le había facilitado su padre, para allí, juntamente con su amiga Andreola, dedicarse a  la vida de oración y de sacrificio. Al poco tiempo se le fueron agregando más devotas, entre ellas su hermana Clara que con pocos añitos demostraba una madurez humana y espiritual poco corrientes, paulatinamente fueron constituyendo una Comunidad informal compuesta por terciarias franciscanas, donde se vivía al modo  de los eremitas  bajo la dirección  de Juana Vengente . Llegó el momento en que la comunidad se amplió sobremanera y fue necesario construir en el 1290 el nuevo convento de Sta Cruz,  que el obispo de Espoleto puso bajo la regla de S. Agustín, constituyéndose así una comunidad conventual en  todo regla.

Durante todo este tiempo Clarita había demostrado una ejemplaridad impropia de su edad, manifestando una especial devoción por la Santa Cruz, razón por la cual  se cambió de  nombre al consagrarse como religiosa y hacer los correspondientes votos de pobreza, castidad y obediencia, que la convertían en religiosa agustina. Mientras vivió, Juana fue la encargada de dirigir con acierto los destinos de esta fundación agustina y Clara obediente y sumisa supo cumplir la función que según las necesidades se le iban asignando, incluso saliendo fuera del convento a pedir limosna para la comunidad. A la muerte de su hermana y muy a pesar suyo, fue ella la elegida para sustituirla y en este cargo permanecería hasta su muerte, acaecida el 22 de Noviembre 1291    

Durante los 16 años que estuvo al cargo de la Comunidad supo ser  abadesa,  directora espiritual, maestra y madre para todas, demostrando la prudencia de que venía dando muestras. Intensificó la austeridad e hizo renacer en sus hijas el espíritu de entrega y de sacrificio, exhortando a una vida de oración y trabajo, como fundamentos de una sólida espiritualidad.  Sus dotes especiales de discernimiento la convirtieron en una consejera espiritual de prestigio reconocido, no solo dentro sino también  fuera del convento,  por lo que personas influyentes, tanto civiles como eclesiásticas, se acercaban al convento a  consultarla.

Santa Clara de la Cruz

  El día 6 de Enero de 1294  va a ser una fecha memorable en la vida de esta mística agustina. Después de haber hecho una confesión general ante a sus hijas, sintió como que la vida se la iba del cuerpo y enajenada permaneció por un largo periodo de tiempo. Cuando despertó del arrobamiento Clara recordaba haber tenido una visión de Jesús que aparecía como viajero pobremente vestido,  a quien ella se atrevió a preguntar dónde se dirigía  y la respuesta del Señor fue ésta:  ”He buscado en todo el mundo un lugar fuerte donde plantar esta Cruz firmemente y no lo he encontrado" ella se mostró solícita y  le hizo saber su disposición ayudarle a cargar con la cruz ; fue entonces  cuando Jesús le dijo:  "Clara, he encontrado el lugar para mi Cruz aquí. He encontrado finalmente alguien a quien pueda confiar mi Cruz". Lo que vino después es sobrecogedor.  Sintió un intenso dolor en su interior, que había de acompañarle a partir de ahora toda la vida. Jesús había implantado la cruz en su corazón, que gozosa supo  sobrellevar hasta que murió. Su misticismo no le impidió dedicarse a ayudar a los  necesitados con  actos de caridad y con limosnas.

En agosto de 1308 se sintió enferma, viéndose obligada a guardar cama, de la que ya no volvió a levantarse. Después de haberse confesado y recibido la extremaunción  dejaba este mundo un 17 de Agosto de 1308. Pasado un tiempo  fue extraído el corazón y Berengario, vicario general,  se vio obligado a  reconocer que en el corazón de la mística agustina   había quedado estigmatizada la pasión de Cristo, pudiéndose hoy venerar su cuerpo incorrupto en la iglesia de las monjas agustinas de Montefalco.     

Reflexión desde el contexto actual

Aunque inimitable en su experiencia mística personal, la vida de esta religiosa  se nos muestra atractiva y fascinante. Fijándonos en su trayectoria espiritual, diríase, que basta con abandonarse a Dios para que sea El quien plasme su imagen en nosotros. Es como si la santidad consistiera  no más que  en identificar nuestra voluntad con la Voluntad de Dios y ello fuera expresable en esta sencilla ecuación matemática: v=V=S.  A pesar de la singularidad de su experiencia mística a Clara la vemos como cercana  y es que uno de los grandes atractivos de nuestra religión es la que se desprende de la Comunión de los Santos, que permite a cualquier cristiano de a pie sentirse en comunicación íntima con almas tal excelsas como la de esta gran mística.

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