"No se trata de destruir el poder del clero sino de limitarlo y controlarlo para que no se haga abusivo" Análisis histórico y visión del poder en la Iglesia: Las reformas necesarias
"El Jesús histórico no llamó ni ordenó ni obispos ni sacerdotes ni diáconos. Escogió a apóstoles, que eran sus “enviados” para predicar y sanar"
"Es en este momento, donde se da un poder grande al clero (Obispo/Sacerdote/diácono) y se establece su jerarquía, que dura hasta la actualidad. El emperador de Constantinopla nombra los obispos en su zona y los convoca al concilio de Nicea en 325 y los de Constantinopla en 381 ss"
"En el medioevo la jerarquía eclesial fue muy bien integrada en la sociedad feudal y el Papa parece más y más a un Señor feudal y los obispos sus vasallos, que a su vez tienen como vasallos a sus sacerdotes y estos a los laicos"
Reformas necesarias: Invertir la pirámide del poder; acabar con el clericalismo; terminar la 'guerra cultural'; incluir a todos; compartir el poder casi absoluto del clero; manejo económico transparente y crear y acompañar a las comunidades con su propio liderazgo laical.
"En el medioevo la jerarquía eclesial fue muy bien integrada en la sociedad feudal y el Papa parece más y más a un Señor feudal y los obispos sus vasallos, que a su vez tienen como vasallos a sus sacerdotes y estos a los laicos"
Reformas necesarias: Invertir la pirámide del poder; acabar con el clericalismo; terminar la 'guerra cultural'; incluir a todos; compartir el poder casi absoluto del clero; manejo económico transparente y crear y acompañar a las comunidades con su propio liderazgo laical.
Como obispo formé parte de la alta jerarquía del poder eclesial durante 7 años. Mis experiencias y mis estudios me llevaron al siguiente análisis y visión:
El Jesús histórico no llamó ni ordenó ni obispos ni sacerdotes ni diáconos. Escogió a apóstoles, que eran sus “enviados” para predicar y sanar. En su ascensión al cielo los envió a evangelizar y a bautizar a todo el mundo. A Pedro le da un poder espiritual con la entrega de las “llaves de los cielos”. Es el poder de perdonar pecados. Ser “piedra” de su iglesia significa según la interpretación católica ser fundamento o dirigente, pero también podría referirse simplemente a la firmeza de su fe.
La primera anticipación de la iglesia en tiempos de Jesus era el grupo de los apóstoles y discípulos, que caminaban con Él de pueblo en pueblo. Era el grupo de los discípulos del maestro Jesús. Durante su vida terrenal Jesús no fue sacerdote ni rey. Recién después de su muerte lo llaman “sumo sacerdote” en la carta a los hebreos. Jesús mismo admite que es profeta y rey, pero sin poder terrenal expresadas en su respuesta a Pilato: “soy rey, pero mi reino no es de este mundo”.
La primera comunidad cristiana fue la de Jerusalén. Según He 2,41 la constituían las 3000 personas, que se bautizaron en el día de Pentecostés y otros más. Los apóstoles la inspiraban y dirigían. Todavía acudían al templo judío, se sentían judíos y cristianos a la vez. Jesús varias veces acudía al templo en Jerusalén, pero no para celebrar misas o ofrecer sacrificios a Dios. El enseñaba en el atrio como un maestro de la ley, no como sacerdote. La ultima cena, que fue la primera misa no se hizo en el templo sino en un cuarto alquilado, en un ambiente familiar.
La iglesia primitiva (40-313)
Poco después empiezan a ser perseguidos, primero por fanáticos judíos, que les trataban como una secta, que estaba traicionando la fe judía. Esta persecución tiene el efecto, que muchos cristianos se van de Jerusalén a otros lugares, donde podían vivir su fe con más tranquilidad. Se forman comunidades con paganos (no-judíos) en Antioquia, Roma, Alejandría y en muchos lugares de Turquía y Grecia. San Pablo, convertido de perseguidor a evangelizador, hace varios viajes como “apóstol” a las comunidades nacientes para fundarlas o acompañarlas.
En estas comunidades había un liderazgo complejo de muchas funciones: apóstoles (no sólo los 12 que Jesús escogió sino también Pablo y otros), profetas, maestros, personas con el don de hacer milagros o curaciones, asistentes, personas con el don de gobernar, personas con el don de lenguas. 1 Cor 12,29 Es interesante, que el don de gobernar no está al inicio sino casi al final de la lista, no era lo más importante en las comunidades paulinas.
En las cartas pastorales bíblicas, que probablemente se escribieron una generación más tarde vemos ya una pequeña jerarquía en las comunidades: Obispos, presbíteros y diáconos (1 Tim 3-5). Aquí aparecen también ministerios como doctores y viudas. Los obispos dirigían la iglesia en una ciudad apoyados por presbíteros y diáconos. Los presbíteros son como los “ancianos” del Antiguo Testamento, una especie de concejo de personas con experiencia de vida, ejerciendo el ministerio de predicación y enseñanza. Los diáconos eran un tipo de asistente social, ejerciendo el ministerio de la caridad. En este tiempo debían de ser casados todos ellos (1Tim 3,2; 1 Tim 3,12; Tit 1,6).
El emperador Nerón y el reino romano empiezan a perseguir a los cristianos desde los años 60 d.C. A raíz de las persecuciones los cristianos no podían tener lugares públicos de culto. Se reunieron principalmente en sus casas, invitando a vecinos. En estas casas se leían un evangelio, una carta de pablo y textos del antiguo testamento, lo que la comunidad tenía a la mano. Probablemente todos podían opinar, como es de costumbre en las sinagogas de los judíos. También los cementerios subterráneos (catacumbas) de Roma eran un buen lugar de reunirse desapercibidos.
En las casas las reuniones, que incluían una parte eucarística (la fracción del pan) fueron dirigidas normalmente por los dueños de casa y en ocasiones por un obispo, presbítero o diácono. Las comunidades eran muchas veces gente humilde (1 Cor 1,26), seguramente los poderosos y ricos no quisieron morir como mártires, mientras los humildes no tenían mucho que perder.
El cristianismo en el tiempo bizantino
Todo cambió, cuando la persecución terminó con Constantino, el primer emperador que se convirtió al cristianismo. El declaró en el edicto de Milán 313 la religión cristiana como lícita, entre otras religiones lícitas más. En 380 el emperador Teodosio decretó el Edicto de Tesalónica, según el cual el cristianismo pasó a ser la religión oficial del Imperio Romano. En este momento la sede del imperio ya se había trasladado a Constantinopla (Byzancio hoy: Estambul). Ahora todos tenían que bautizarse y muchos no lo hicieron por convicción sino por conveniencia. Los presbíteros asumen el nombre, la función y las vestimentas de los sacerdotes romanos. Se usan edificios públicos como templos y los sacerdotes cristianos son pagados por el estado.
Es en este momento, donde se da un poder grande al clero (Obispo/Sacerdote/diácono) y se establece su jerarquía, que dura hasta la actualidad. El emperador de Constantinopla nombra los obispos en su zona y los convoca al concilio de Nicea en 325 y los de Constantinopla en 381 ss. La iglesia es una institución imperial bajo la autoridad del emperador. Sin embargo, en Roma, lejos del emperador, el obispo de Roma (a quien exclusivamente se llama Papa desde el siglo IV, antes era un título para cualquier obispo) adquirió más poder en la ciudad y la zona del oeste de Europa. Los obispos son elegidos por los presbíteros o por el pueblo en plebiscito, como fue el caso de San Ambrosio de Milán en 374. Empieza el tiempo de migración de pueblos (siglo 4 al 6) donde la iglesia se inserta en las culturas germánicas.
La iglesia medieval: siglos 5 al 15
Es el tiempo de las monarquías y del feudalismo, donde un monarca entrega a sus vasallos una cantidad de tierras (Feudo), para que los administre. Los obispos pasan a ser Señores feudales o vasallos de los monarcas. Inicialmente el monarca elige al próximo obispo. Desde allí la base de la riqueza y del poder de la iglesia consiste en la cantidad de tierras que administre. Los campesinos no eran esclavos como en el reino romano, pero eran casi propiedad del que poseía la tierra. El Papa era el monarca del estado vaticano, que comprendía gran parte de Italia.
De 1073 al 1122 fue el periodo de la “Querella de las investiduras” que enfrentó al Papa con el emperador del Sacro Reino Romano Germánico por la cuestión de quién podía nombrar a los obispos, quienes tenían una doble lealtad: como vasallos al emperador y como obispos al Papa. El Papa pretendió una autoridad por encima del emperador, sin embargo al final se acordó lo siguiente: se establecía un acuerdo entre la santa sede y el imperio, según el cual correspondería al poder eclesiástico la investidura clerical mediante la entrega del anillo y el báculo y la consagración con las órdenes religiosas, mientras que a la autoridad civil se le reservaba la investidura feudal con otorgamiento de los derechos de regalía y demás atributos temporales.
En el medioevo la jerarquía eclesial fue muy bien integrada en la sociedad feudal y el Papa parece más y más a un Señor feudal y los obispos sus vasallos, que a su vez tienen como vasallos a sus sacerdotes y estos a los laicos. Estamos en el tiempo de la cristiandad, donde casi todos son católicos y la iglesia es como una monarquía. La jerarquía vive de sus tierras, son ellas la base de la economía y del poder. Se construyen las grandes iglesias romanas y góticas y los palacios obispales. La jerarquía eclesiástica alcanza su máximo poder.
El tiempo moderno
Empieza con el descubrimiento de América (1492) o la reformación protestante (desde 1517). Las corrientes del humanismo y la iluminación preparan el camino, para que la iglesia pierda su poder casi absoluto. Se forman otras iglesias como competencia y en la secularización y el tiempo de los estados nacionales se despoja a la iglesia de gran parte de sus tierras y con ellas de su poder secular. Empieza una separación de estado e iglesia.
El estado vaticano queda reducido a 5000 m2, algo inaceptable para los Papas de este tiempo. Sin embargo, ayudó a definir mejor la misión espiritual de la iglesia siendo despojado de gran parte de su poder secular.
A finales del siglo diecinueve la iglesia no adapta sus propias estructuras de poder a los nuevos tiempos democráticos o monarquías constitucionales sino empieza una guerra cultural contra el “modernismo”. Se prohíben a los católicos a leer ciertos libros y se condena a la teoría de la evolución, a la democracia, al comunismo, a la psicología, a la exégesis histórico crítica y muchas cosas más. Recién el Concilio Vaticano II termina con esta etapa de cerrarse a la modernidad y se abre a los tiempos modernos.
La base de la economía en la edad moderna ya no es la tierra sino la industria, el comercio y los servicios. La iglesia se adapta económicamente cobrando por sus servicios espirituales, alquilando sus bienes inmuebles e invirtiendo en acciones de empresas.
No se adapta en su estructura interna, que sigue siendo una estructura piramidal y monárquica, sin embargo nacen ciertos órganos de corresponsabilidad laical como los consejos económicos y pastorales.
Con el Papa Francisco empezó el tiempo de la sinodalidad, que da cada vez mayor corresponsabilidad a los laicos, pero sin tocar la autoridad de la jerarquía clerical en la toma de decisiones.
El tiempo postmoderno
Es el tiempo actual que se caracteriza por la globalización y el pluralismo, de la tecnología digital y del internet. Las empresas prefieren estilos de liderazgo en equipo. Protege a las minorías y al medio ambiente. Nacen las conferencias episcopales. La religión ya no es vista como una reliquia del pasado, que retrasa la modernidad. La gente busca espiritualidad para llenar su alma vacía y la iglesia tiene la oportunidad de defender y asistir a los pobres, de sanar y proponer un camino de salvación para los individuos y para la sociedad.
Conclusión:
La iglesia como cada institución humana necesita una estructura de poder para garantizar su funcionamiento y continuidad. El sistema medieval terminó ya hace 400 años, pero el autoritarismo de muchos agentes de pastoral sigue vigente. Necesitamos una autoridad. Pero esta autoridad debe de ser controlada y compartida, para no convertirse en autoritarismo. La historia nos muestra como algunos ministerios se iban desarrollando. El poder del clero cambió y se adaptó en las diferentes épocas. Desde el tiempo de la modernidad la iglesia se defiende del mundo en vez de insertarse para darle alma, corazón y vida. No se trata de destruir el poder del clero sino de limitarlo y controlarlo para que no se haga abusivo. El modelo del ejercicio de la autoridad en la iglesia primitiva me parece más adecuado para los tiempos actuales, que el modelo medieval.
Las reformas necesarias
1. Invertir la pirámide del poder: El Papa, los obispos y sacerdotes deben su poder a Jesucristo. Deben de servir a los laicos y no servirse de ellos. El clero no debe de ser una “casta”, un grupo privilegiado. Tiene que aprender a trabajar en equipo. De hecho, los equipos sacerdotales son muy pocos y muchos se disuelven rápido. Sin embargo, hay también buenas prácticas de compartir el poder en muchas parroquias.
2. Acabar con el clericalismo, el poder autoritario del clero. Crear espacios de sinodalidad: El clero sigue siendo importante para acompañar a los más débiles, a ofrecer los sacramentos de iniciación y sanación, a predicar a un Dios misericordioso y sanador. Debe de coordinar la evangelización mas que gobernar como señor feudal.
3. Terminar la “guerra cultural” contra la modernidad y postmodernidad. Necesitamos una paz cultural para unir la humanidad y no dividirla más. Fomentar el dialogo con los alejados y los de afuera. La Iglesia debe de criticar los excesos de la postmodernidad, pero también valorar lo positivo, que hay en ella.
4. No excluir sino incluir a todos. Debe ser un hogar para todos, ofreciendo diferentes espacios de pertenencia, según la necesidad de las personas. Pienso en especial a las mujeres y personas LGTBI.
5. Dividir o compartir el poder casi absoluto del clero. Hasta ahora el obispo es poder ejecutivo, legislativo y judicial dentro de su circunscripción eclesiástica. El párroco también los es, pero bajo la autoridad del obispo. Casi no hay órganos de control de este poder. De alguna manera los consejos económicos y pastorales ayudan, pero hasta ahora solo son órganos de consulta y no de decisión.
6. Un manejo económico transparente. El vaticano en los últimos años da un buen ejemplo en su reforma estructural del banco vaticano y de la contabilidad de la santa sede y sus dicasterios. Se publican informes anuales y tienen órganos de control. Sin embargo, la mayoría de los obispos y párrocos confunden la economía personal con la economía de su institución. El que no es transparente en sus finanzas es sospechoso de ocultar algo. Invertir más en evangelización que en edificios. Recuerden el caso reciente del anterior cardenal de México, que registro dos inmuebles a su nombre, valorados en más de 20 millones de dólares. ¿De dónde sacó esta plata?
7. Crear y acompañar a las comunidades de fe, comunidades de base, iglesias domésticas, que deben de tener su propio liderazgo laical. Esto funcionó muy bien en la iglesia primitiva. Se integrarán en la pastoral parroquial, si el párroco no se opone. Aquí el liderazgo laical bien formado puede hacer maravillas en la evangelización.
Estas reformas ya están sucediendo en algunos casos. Se necesita más empuje de los laicos, para que las semillas vayan creciendo.
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