El Papa confirma su visita a Filadelfia en septiembre para el Encuentro Mundial de las Familias Francisco, Daniel Barenboim y Felipe González se comprometen por la paz en Oriente Medio
El Papa conversó hoy sobre el conflicto palestino-israelí con el director de orquesta Daniel Barenboim y con el expresidente del Gobierno español Felipe González, quienes expresaron su deseo de una buena convivencia en Oriente Medio.
El director de orquesta, argentino-israelí, agradeció al papa Jorge Bergoglio su viaje a Tierra Santa del pasado mayo, que sirvió, según dijo, para mandar "un mensaje simbólico de que hay que buscar otro camino, no solo el de la negociación política y seguramente no el de la acción militar".
Tras un encuentro "muy cordial" con el pontífice, Barenboim declaró que el conflicto de Oriente Medio no es "político sino humano, entre dos pueblos que están profundamente convencidos de tener el derecho a vivir sobre el mismo pequeño pedazo de tierra".
El pianista y director dijo sentirse "halagado" al saber que el papa considera su proyecto West-Eastern Divan Orchestra (WEDO), de músicos israelíes y palestinos, como una muestra de que "hay posibilidad de convivir, aunque sea por este momento solo en el arte".
"Su Santidad, en su viaje a Tierra Santa, aclaró que hay que buscar otro sendero, el de la cooperación humana entre ciudadanos", reiteró Barenboim.
En el habitual intercambio de regalos de las audiencias papales, Barenboim le hizo entrega al máximo responsable de la Iglesia Católica de la película sobre la creación de su orquesta, titulada "Knowledge is the beginning" ("El conocimiento es el principio", 2005) y por parte de Francisco recibió una medalla.
El director mostró su admiración al obispo de Roma, al que calificó de "hombre de gran visión", y dijo haberse puesto a su disposición para "cualquier iniciativa que pueda tomar en lo que se refiere a este conflicto".
Por su parte, el expresidente del Gobierno español Felipe González ilustró la importancia de la orquesta WEDO con una anécdota de un concierto que presenció el pasado mes de agosto en la capital argentina.
En el espectáculo, "mientras hacía el solo de clarinete el chico palestino, los chicos israelíes estaban tensos, pendientes de que no hubiera ningún fallo, deseando que saliera bien. Y, al revés, cuando intervino en el solo el chico israelí, todos los palestinos estaban deseando que saliera bien", recordó.
González defendió que "ese es el camino de la paz, que los dos quieran que al otro le salga bien".
Aunque González aún no se había reunido con Bergoglio como papa, explicó que lo conoció como cardenal en enero de 2001, durante la crisis argentina, "un momento dramático" en el que el actual pontífice demostró tener una visión "extraordinaria".
El expresidente del Ejecutivo español bromeó con que veía al papa "más voluminoso, engordó un poco" y alabó "los gestos de apertura que indican una voluntad de reforma interesante".

Por otro lado, los niños tienen derecho a una familia con un padre y una madre, capaces de crear un ambiente idóneo a su desarrollo y a su maduración afectiva: lo subrayó el Papa Francisco a los participantes en el Coloquio Internacional sobre la complementariedad entre el hombre y la mujer, promovido en el Vaticano por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El Papa ha recalcado que no hay que caer en la trampa de calificar la familia con conceptos de naturaleza ideológica que solamente tienen fuerza en un momento de la historia y luego decaen. La familia es un hecho antropológico, la familia es familia. La familia es en sí misma, tiene una fuerza en sí misma.
Reflexionando sobre el título del coloquio el Pontífice destacó que "complementariedad", es una palabra preciosa, con múltiples valencias, que puede referirse a diversas situaciones, en las cuales, un elemento completa al otro o suple una carencia suya. No obstante, prosiguió el Santo Padre, la complementariedad es mucho más que esto.
"Reflexionar sobre la complementariedad - dijo - no es otra cosa que meditar sobre las armonías dinámicas que están al centro de toda la Creación. Ésta es la palabra clave: armonía. La complementariedad, es la base del matrimonio y la familia, primera escuela en donde aprendemos a apreciar nuestros dones y aquellos de los otros y en donde se aprende el arte de vivir juntos".
Esta complementariedad entre hombre y mujer, continuó el Papa, asume muchas formas porque cada hombre y cada mujer aporta la propia contribución personal en el matrimonio y en la educación de los hijos. La propia riqueza personal, el propio carisma personal y la complementariedad se transforman así en una gran riqueza, y no sólo es un bien, sino también belleza.
Y observó que en nuestro tiempo, el matrimonio y la familia están en crisis. "Vivimos en una cultura de lo provisorio, en la cual tantas personas renuncian al matrimonio como compromiso público. Esta revolución en las costumbres y en la moral, que a menudo, ha hecho flamear la bandera de la libertad ‘entre comillas', en realidad ha traído devastación espiritual y material a un sinnúmero de seres humanos, especialmente los más vulnerables", constató.
Finalmente la exhortación del Pontífice a pensar en los jóvenes y a no dejar que se dejen envolver por la mentalidad dañina de lo provisorio. "Ir contracorriente, y no caer en la trampa de ser calificados con conceptos ideológicos. La familia es un hecho antropológico y en consecuencia un hecho social, cultural, afirmó el Papa. No podemos calificarla con conceptos de naturaleza ideológica que solamente tienen fuerza en un momento de la historia y luego decaen. Hoy no se puede hablar de familia conservadora y familia progresista, la familia es familia. La familia es en sí misma, tiene una fuerza en sí misma. No se dejen calificar así, por este u otros conceptos de naturaleza ideológica".
Al concluir el discurso, la confirmación del Papa de su próxima visita a Filadelfia, en septiembre del 2015, en ocasión de octavo Encuentro Mundial de las Familias.
Texto completo del Discurso del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas,
Los saludo cordialmente y agradezco al Cardenal Müller por las palabras con las cuales ha introducido este encuentro.
1. Ante todo, quisiera compartir una reflexión sobre el título de su Coloquio. "Complementariedad": es una palabra preciosa, con múltiples valencias. Puede referirse a diversas situaciones en el cual un elemento completa al otro o lo sustituye en una carencia suya. Todavía, complementariedad es mucho más que esto. Los cristianos encuentran el significado en la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, donde el apóstol dice que el Espíritu ha dado a cada uno diversos dones en modo que, como los miembros del cuerpo humano se complementan para el bien del entero organismo, los dones de cada uno pueden contribuir para el bien de todos (cfr 1 Cor 12). Reflexionar sobre la complementariedad no es otra cosa que meditar sobre las armonías dinámicas que están al centro de toda la Creación. Y esta es la palabra clave: armonía. Todas las complementariedades el Creador los ha hecho para que el Espíritu Santo, que es el autor de la armonía, haga esta armonía.
Oportunamente se han reunido en este Coloquio Internacional para profundizar el tema de la complementariedad entre el hombre y la mujer. De hecho, esta complementariedad está a la base del matrimonio y de la familia, que es la primera escuela donde aprendemos a apreciar nuestros dones y aquellos de los demás y donde comenzamos a aprender el arte del vivir juntos. Para la mayor parte de nosotros, la familia constituye el lugar principal en el cual iniciamos a "respirar" valores e ideales, como también a realizar nuestro potencial de virtudes y de caridad. Al mismo tiempo, como sabemos, las familias son lugares de tensiones: entre egoísmo y altruismo, entre razón y pasión, entre deseos inmediatos y objetivos a largo tiempo, etc. Pero las familias también proporcionan el ambiente en el cual se resuelven tales tensiones: y esto es importante. Cuando hablamos de complementariedad entre hombre y mujer en este contexto, no debemos confundir tales términos con la idea simplicista que todos los roles y las relaciones de ambos sexos están comprendidas en un modelo único y estático. La complementariedad asume muchas formas, porque cada hombre y cada mujer aportan su propia contribución personal al matrimonio y a la educación de los hijos. La propia riqueza personal, el propio carisma personal, y la complementariedad se convierten así en una grande riqueza. Y no sólo es un bien, sino también es belleza.
2. En nuestro tiempo el matrimonio y la familia están en crisis. Vivimos en una cultura de lo provisorio, en el cual siempre más personas renuncian al matrimonio como compromiso público. Esta revolución en las costumbres y en la moral muchas veces ha agitado la bandera de la libertad - entre comillas -, pero en realidad ha traído devastación espiritual y material a numerosos seres humanos, especialmente a los más vulnerables. Es siempre más evidente que el declino de la cultura del matrimonio está asociado a un aumento de la pobreza y a una serie de otros numerosos problemas sociales que hieren de manera desproporcionada a las mujeres, los niños y los ancianos. Y son siempre ellos los que sufren más, en esta crisis.
La crisis de la familia ha dado origen a una crisis de ecología humana, porque los ambientes sociales, como los ambientes naturales, tiene necesidad de ser protegidos. Si bien la humanidad ha comprendido ahora la necesidad de afrontar lo que constituye una amenaza para los ambientes naturales, somos lentos - pero somos lentos, ¿eh?, en nuestra cultura, también en nuestra cultura católica - somos lentos en reconocer que también nuestros ambientes sociales están en riesgo. Es pues indispensable promover una nueva ecología humana y hacerla caminar adelante.
3. Es necesario insistir sobre los pilares fundamentales que sostienen una nación: sus bienes inmateriales. La familia permanece en el fundamento de la convivencia y la garantía contra la exfoliación social. Los niños tienen el derecho de crecer en una familia, con un papá y una mamá, capaces de crear un ambiente idóneo a su desarrollo y a su maduración afectiva. Por esta razón, en la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, he puesto el acento sobre la contribución «indispensable» del matrimonio a la sociedad, contribución que «supera el nivel de la emotividad y de la necesidad contingente de la pareja» (n. 66). Por esto les estoy agradecido por el énfasis puesto por su Coloquio sobre los beneficios que el matrimonio puede aportar a los hijos, a los mismos esposos y a la sociedad.
En estos días, mientras reflexionaran sobre la complementariedad entre el hombre y la mujer, los exhorto a dar realce a otra verdad concerniente al matrimonio: que el compromiso definitivo en relación de la solidaridad, de la fidelidad y del amor responde a los deseos más profundos del corazón humano. Pensemos sobre todo a los jóvenes que representan el futuro: es importante que ellos no se dejen envolver por la mentalidad dañina de los provisional y sean revolucionarios con el coraje para buscar un amor fuerte y duradero, es decir de ir contracorriente: se debe hacer esto. Y sobre esto quisiera decir una cosa, ¿no? No debemos caer en la trampa de ser calificados con conceptos ideológicos. La familia es un hecho antropológico, y consecuentemente un hecho social, de cultura, etc. Y nosotros no podemos calificarla con conceptos de naturaleza ideológica que solamente tiene fuerza en un momento de la historia, y después caen. No se puede hablar hoy de familia conservadora o de familia progresista: la familia es familia. Pero no se dejen calificar así por esto o por otros conceptos, de naturaleza ideológica. La familia es en sí misma, tiene una fuerza en sí misma.
Pueda este Coloquio ser fuente de inspiración para todos aquellos que buscan sostener y reforzar la unión del hombre y de la mujer en el matrimonio como un bien único, natural, fundamental y bello para las personas, las familias, las comunidades y la sociedad.
En este contexto me gustaría confirmar que, a Dios rogando, en septiembre de 2015 iré a Philadelphia para el octavo Encuentro Mundial de las Familias.
Les agradezco por sus oraciones con las cuales acompañan mi servicio a la Iglesia. Yo también rezo por ustedes y los bendigo de corazón.
Muchas gracias.
(RD/Agencias)