La homilía 'profética' de Fernández Artime: "Jesús resucitado no tenía miedo de nada ni de nadie"
"Nos has hecho más fuertes (...) nos has invitado a caminar juntos en sinodalidad, tejiendo relaciones que reflejan el amor de Cristo" dijo la presidenta de la UISG
Mario Zanotti: "En tiempos de fragilidad, Francisco nos ha enseñado a acercarnos con confianza a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para hacerles saborear, a través de la cercanía y la escucha, aprendiendo el idioma del otro, ycompartiendo los sufrimientos y las alegrías"
"Somos llamados en razón de nuestro bautismo a proclamar que solo Dios da plenitud a nuestra vida, que debe ser signo elocuente, creíble y luminoso del Evangelio sin conformarnos con la mentalidad de este siglo, sino transformando continuamente nuestro compromiso"
Es el único español en presidir una de las misas de 'novendiales' por el alma del Papa Francisco. Uno de sus mejores amigos y colaboradores, el ex rector de los salesianos, Ángel Fernández Artime, hasta la fecha segundo del dicasterio para la Vida Consagrada, el único en la historia en estar presidido por una mujer, Sor Simona Brambilla, pronunció esta tarde una emocionante homilía, que no se envió embargada con anterioridad a los medios, y en la que los religiosos tomaron la voz cantante. Nunca la basílica estuvo tan llena de mujeres. ¿Un signo de los tiempos?
Arrancó la celebración con unas palabras de la presidenta de la UISG, que habló de Francisco como "un pastor humilde, con un amor sin límites". "Su pontificado ha sido una luz para todos nosotros", trazó Sor Mary T. Barron, OLA, en un momento inédito en este tipo de celebraciones. Nunca hasta ahora una mujer abría la celebración. "Nos ha llamado a abajarnos en el servicio, como hizo Cristo. Nos ha inspirado a llevar esperanza y sanación en los rincones más oscuros del mundo, a llevar una sonrisa amigable, una mano que ayuda, un corazón lleno del amor de Jesús".
"Nos has hecho más fuertes (...) nos has invitado a caminar juntos en sinodalidad, tejiendo relaciones que reflejan el amor de Cristo". "Has imaginado la vida consagrada como piedra angular de este camino", trazó la religiosa, dando gracias "por tu corazón de pastor, por tu misión y por la profunda confianza que has depositado en las mujeres consagradas". "Prometemos que llevaremos adelante la misión que Dios nos ha confiado: ser la caricia del amor de Dios, sobre todo a quien sufre, y ser el fuego que siente otros fuegos".
Después, intervino Mario Zanotti, secretario general de la Unión de Superiores Generales, quien destacó que "el Papa Francisco nos ha dejado un gran legado de humanidad cristiana. Justo por eso no nos sentimos vacíos". "El Papa era consciente de que hemos entrado en una nueva historia del mundo, de la Iglesia y de la vida consagrada. Nos podía temblar el pulso. En cambio, el Papa nos ha recordado que la vida consagrada es vida evangélica, y nos ha llamado a ser coherentes en obediencia", glosó. Mientras, los cardenales observaban a un hombre y una mujer, religiosos, que no participarán en el cónclave. Un gesto profético que no dejó a nadie indiferente.
"En tiempos de fragilidad, Francisco nos ha enseñado a acercarnos con confianza a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para hacerles saborear, a través de la cercanía y la escucha, aprendiendo el idioma del otro, y compartiendo los sufrimientos y las alegrías". " Esta tarde, religiosos y religiosas, rezamos por ti", culminó Zanotti.
La primera lectura, precisamente, la leyó sor Simona Brambilla, en un nuevo gesto del protagonismo que han tomado las mujeres en el anterior pontificado y sobre el que no se debe dar marcha atrás. Tras el Evangelio de la pesca milagrosa de Jesús Resucitado, "echad las redes", y -como en el funeral de Francisco- la renovación de las promesas a Pedro, "¿tú me amas? Apacienta mis ovejas", Fernández Artime trazó una sentida reflexión sobre la oración por los difuntos, y en especial por el Papa, "unidos como pueblo de Dios".
"El Santo Padre Francisco se sintió muy querido por el pueblo de Dios, y sabía también que los miembros de la vida consagrada le querían, rezaban por la persona del Papa, por la Iglesia y por el mundo", señaló Artime, quien invitó a la alegría, la valentía y la franqueza. Como los discípulos después de contemplar al Resucitado.
"Yo me pregunto, decía el Papa Francisco, ¿dónde encontraban los primeros discípulos la fuerza para este testimonio?", recalcó el purpurado español. "Su experiencia se basaba en Jesús resucitado, que no tenía miedo de nada ni de nadie". "Hoy, como ayer, los hombres y las mujeres tienen una gran necesidad de encontrarse con el Señor y su mensaje de salvación", clamó Artime, quien reivindicó el servicio de los religiosos al servicio de los últimos.
"Todos estamos llamados a ser testigos del Señor, muerto y resucitado, pero también es verdad que nosotros, consagrados y consagradas, hemos recibido esta vocación, esta llamada al discipulado, que nos pide dar testimonio del primado de Dios con toda nuestra vida", recalcó Fernández Artime, especialmente hoy, "cuando en diversas partes del mundo se olvida fácilmente la presencia o centralidad de Dios".
"Podemos hacer nuestro el programa de san Benito Abad, sintetizado en la máxima: 'Nada se antepone al amor de Dios'", añadió, reclamando a los religiosos como "centinelas que animan la vida nueva". "Somos llamados en razón de nuestro bautismo a proclamar que solo Dios da plenitud a nuestra vida, que debe ser signo elocuente, creíble y luminoso del Evangelio sin conformarnos con la mentalidad de este siglo, sino transformando continuamente nuestro compromiso".
"Cuando todo parecía que había fracasado, el Señor se hizo presente", recordó Artime. " Lo que ocurrió a los primeros cristianos, puede y debe convertirse en un programa para todos nosotros". "Espero que ustedes levanten al mundo", dijo a la vida consagrada, citando al Papa Francisco, porque "la nota que define a la vida consagrada es la profecía (...). Frente a las incomprensiones de los aerópagos de hoy, nos pedía ser la centinela que vigila en la aurora (...) y tener un espíritu libre para reconocer a nuestros hermanos y hermanas hoy, sobre todo los más pobres, los últimos, los descartados, porque en ellos está el Señor".
"Que nuestra pasión por el Reino y la Humanidad, podamos responer al Señor: Señor, tú sabes todo, tú sabes que te amo". " Que seamos todos discípulos misioneros, testigos de Jesús, que viven en la esperanza de que Jesús resucitado está con nosotros hasta el final de los tiempos", concluyó.