"El pensamiento filosófico es un espacio de encuentro privilegiado con quienes no comparten el don de la fe" El Papa pide a los filósofos "cuestionar y ofrecer" un "diálogo entre fe y razón e Iglesia y mundo"

La incredulidad suele ir unida a un número de prejuicios históricos, filosóficos y de otros órdenes. Sin reducir la filosofía a una mera herramienta apologética, es inmenso el bien que un filósofo creyente puede conseguir con su testimonio de vida
La filosofía, siendo una ardua tarea de la inteligencia humana, puede escalar cumbres que iluminan y ennoblecen, pero también descender a oscuros abismos de pesimismo, misantropía y relativismo, allí donde la razón, cerrada a la luz de la fe, se convierte en sombra de sí misma
| Antonella Palermo
(Vatican News).- El aporte de los filósofos puede ayudar a «la clara distinción entre el bien y el mal, y la fascinante estructura de lo real que conduce al Creador y Redentor». Así lo explica León XIV en el mensaje enviado con motivo de la inauguración del Congreso Internacional de Filosofía, que se celebra durante tres días en la Universidad Católica de Asunción, en Paraguay, bajo el título «Aportes a las culturas. Filosofía, cristianismo y América Latina».
Una ocasión de encuentro que se propone analizar el papel y el significado del pensamiento filosófico cristiano en la configuración cultural del continente, con el fin de iluminar, a partir de la fe, los retos contemporáneos. Cuatro son las palabras clave a nivel metodológico: encuentro, diagnóstico, diálogo y proyección. El Papa las repasa en su mensaje y subraya su importancia. El mensaje fue leído por el obispo Francisco Javier Pistilli Scorzara, Gran Canciller de la Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción".
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La reflexión racional no es una amenaza para la fe
Buscar el encuentro es un propósito loable – escribe el Papa - que se opone a la tentación de quienes han visto en la reflexión racional —dado que surgió en ámbito pagano— una amenaza que podría “contaminar” la pureza de la fe cristiana. Cita Pío XII, al teólogo reformado Karl Barth, al mismo San Agustín, para subrayar que una actitud de desconfianza hacia la filosofía manifiesta un desamor por la sabiduría.
Por eso, el creyente no debería mantenerse distante de lo que proponen las diversas escuelas filosóficas, sino entrar en diálogo con ellas desde la Sagrada Escritura. De este modo, el pensamiento filosófico es un espacio de encuentro privilegiado con quienes no comparten el don de la fe. Sé por experiencia que la incredulidad suele ir unida a un número de prejuicios históricos, filosóficos y de otros órdenes. Sin reducir la filosofía a una mera herramienta apologética, es inmenso el bien que un filósofo creyente puede conseguir con su testimonio de vida

La filosofía es fecunda si revela más y mejor la dignidad del hombre
Evidenciando los límites del pelagianismo o, en la modernidad, del pensamiento hegeliano, el Pontífice recuerda lo ilusorio que es «pensar que la razón y la voluntad bastan por sí mismas para alcanzar la verdad». A este respecto, recomienda no olvidar que «la filosofía, siendo una ardua tarea de la inteligencia humana, puede escalar cumbres que iluminan y ennoblecen, pero también descender a oscuros abismos de pesimismo, misantropía y relativismo, allí donde la razón, cerrada a la luz de la fe, se convierte en sombra de sí misma». Y añade:
No todo lo que se reviste del nombre de “racional” o “filosófico” posee, en sí mismo, idéntico valor: su fecundidad se mide por su conformidad con la verdad del ser y por su apertura a la gracia que ilumina toda inteligencia. Con genuina empatía hacia todos, hemos de ofrecer nuestro aporte para que la noble tarea del filosofar revele más y mejor la dignidad del hombre creado a imagen de Dios, la clara distinción entre el bien y el mal, y la fascinante estructura de lo real que conduce al Creador y Redentor
La utilidad del pensamiento filosófico frente a los riesgos de la tecnología
San Justino, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino señalaron acertadamente que «la fe y la razón no sólo no se oponen, sino que se apoyan y complementan de modo admirable», prosigue León en su mensaje al congreso. Y cita también a San Juan Pablo II quien, enFides et ratio, profundizaba precisamente en relación íntima entre la sabiduría teológica y el saber filosófico, como una de las riquezas más originales de la tradición cristiana.
El pensador cristiano está llamado a ser un recordatorio vivo de la auténtica vocación filosófica como búsqueda honesta y perseverante de la Sabiduría. En tiempos en que tantas cosas, y aun las personas mismas, se ven como descartables, y en que la multiplicación de avances tecnológicos parece dejar en penumbra a los problemas más trascendentes, la filosofía tiene mucho que cuestionar y mucho que ofrecer, en el diálogo entre fe y razón e Iglesia y mundo
El encuentro entre fe y filosofía hace más comprensible el mensaje de salvación
Finalmente, el Pontífice se centra en la «intersección entre filosofía y fe» y afirman que, sin duda, la filosofía, «más incluso por sus preguntas que por sus respuestas, nos permite indagar el núcleo de los valores y defectos presentes en cada pueblo». En esta línea, destaca que «el quehacer de los filósofos creyentes no puede limitarse a proclamar, así sea en un lenguaje elaborado, lo exclusivo de la propia cultura. La cultura en este sentido no puede ser el fin». Citando nuevamente al Obispo de Hipona, quien en la Carta a Dióscoro afirmaba que no se debe amar la verdad porque se conoció por tal o cual sabio o filósofo, «sino porque es la verdad, aunque ninguno de aquellos filósofos la haya conocido», el Papa indica:
Por el contrario, es necesario que, sin perder de vista las riquezas culturales, estos pensadores nos ayuden a situarlas dentro del conjunto de las grandes tradiciones de pensamiento; de este modo, su aporte será magnífico y si además con este conocimiento se instruyen los obispos, sacerdotes y misioneros que están llamados a llevar la Buena Noticia, el Mensaje salvífico se transmitirá con un lenguaje más comprensible y pertinente para todos