El cardenal reflexiona sobre el uso de la Inteligencia Artificial y la ética en la atención médica Parolin frente a la IA sanitaria: "La dignidad humana está por encima de cualquier cálculo"

Este es uno de los conceptos el cardenal secretario de Estado en su Lectio Magistralis de hoy, 15 de octubre, en el Instituto Superior de Sanidad de Roma, con motivo de la inauguración del Centro para el Estudio y Desarrollo de la Inteligencia Artificial, que, según aseguró el cardenal, estará integrado por expertos designados por la Santa Sede
"¿Una tecnología orientada a una eficiencia "inhumana" que "termina descartando a los más débiles", o una inteligencia artificial iluminada "por la ética" y "al servicio" del bien integral de cada persona?"
El cardenal incidió en varios principios clave que deben guiar el desarrollo de las tecnologías: transparencia, inclusión, responsabilidad, imparcialidad, fiabilidad, seguridad y privacidad
El cardenal incidió en varios principios clave que deben guiar el desarrollo de las tecnologías: transparencia, inclusión, responsabilidad, imparcialidad, fiabilidad, seguridad y privacidad
| Benedetta Capelli
(Vatican News).- Las ventajas y los riesgos del uso de la Inteligencia Artificial en la atención sanitaria fueron el tema de la reflexión de hoy, 15 de octubre, del cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en su intervención en el Instituto Superior de Sanidad de Roma con motivo de la inauguración del Centro para el Estudio y el Desarrollo de la Inteligencia Artificial.
El cardenal enfatizó que la IA es "un horizonte prometedor", pero también "una encrucijada" que obliga a elegir entre una tecnología orientada a una eficiencia "inhumana" que "termina descartando a los más débiles", o una inteligencia artificial iluminada "por la ética" y "al servicio" del bien integral de cada persona.
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IA para un mundo humano y justo
«La Santa Sede, fiel a su misión», declaró el cardenal, «seguirá trabajando, en diálogo con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para garantizar que la tecnología siga siendo lo que debe ser: no un fin en sí mismo, sino un medio poderoso para construir un mundo más justo, más fraterno y más humano». El tema de la IA, enfatizó Parolin, define el presente y configura el futuro, desafiando a la humanidad en su dignidad, que «ninguna máquina jamás podrá replicar ni reemplazar».

Los grandes recursos de la IA en el ámbito médico
El uso de la inteligencia artificial en la atención médica podría contribuir significativamente. Consideremos, afirmó Parolin, la lectura de radiografías con mayor precisión que el ojo humano; la posibilidad de encontrar nuevos medicamentos o probar terapias contra el cáncer basadas en perfiles genéticos; y la optimización de la gestión de los recursos hospitalarios para un acceso más equitativo a la atención médica en las regiones más pobres del mundo.
«Esta es la inteligencia artificial que queremos: una herramienta poderosa», declaró el Secretario de Estado, «al servicio de la vida, un aliado de la humanidad en la lucha contra la enfermedad y el sufrimiento».
La humanidad del médico
Junto a los aspectos positivos, es necesario reconocer los negativos. Para Parolin, el principal riesgo es la "deshumanización de la atención", el debilitamiento de la alianza terapéutica entre médico y paciente, que no es solo un intercambio de información, sino también un pacto de confianza entre dos personas. "Un algoritmo puede proporcionar un diagnóstico, pero no puede ofrecer una palabra de consuelo".
El riesgo es que los médicos, agobiados por las presiones burocráticas y financieras, deleguensu juicio en máquinas, transformándose así "de un clínico sabio en un mero supervisor de un proceso automatizado". "Debemos luchar", enfatizó el cardenal, "para garantizar que la tecnología siga siendo una herramienta que apoye las decisiones de los médicos, no un sustituto de su humanidad".

Apartheid sanitario
Otro riesgo es la "discriminación algorítmica", ya que, al introducir datos que reflejan los prejuicios y las desigualdades existentes en la sociedad, la IA los replicará, creando un verdadero "apartheid sanitario", mientras que los beneficios de la inteligencia artificial deben ser accesibles para todos. Pero ¿quién es responsable de un error algorítmico? "La falta de claridad en este punto", declaró el Secretario de Estado, "corre el riesgo de generar una 'irresponsabilidad sistémica' en la que, en última instancia, nadie es verdaderamente responsable y la víctima queda sin rendir cuentas".
El corazón de la ética
El cardenal Parolin también cree que debemos tener en cuenta el riesgo de acentuar la"cultura del descarte" en un mundo obsesionado con el rendimiento. "¿Qué valor asignará un algoritmo a la vida de una persona mayor con múltiples patologías, un enfermo terminal o un feto con una malformación grave?". Esta pregunta, plantea el cardenal, abre un posible escenario: considerar una vida "que no vale la pena vivir". "Aquí tocamos la esencia de nuestra ética. Para nosotros, cada vida tiene un valor infinito, desde la concepción hasta la muerte natural, un valor que no depende de su utilidad, productividad o perfección física. La dignidad humana está por encima de cualquier cálculo".
"¿Qué valor asignará un algoritmo a la vida de una persona mayor con múltiples patologías, un enfermo terminal o un feto con una malformación grave?"

En manos del ser humano
La Iglesia, que observa con admiración y prudencia el progreso científico y tecnológico, emprende así el camino de la gobernanza humana y humanística de la tecnología; un camino de diálogo entre científicos, éticos, filósofos, teólogos y responsables políticos, para construir juntos un futuro en el que la innovación sea sinónimo de verdadero progreso humano. Por lo tanto, es necesario invertir en la formación ética de quienes trabajan en tecnología, pero la verdadera plataforma que permitirá que la inteligencia artificial dé frutos para el bien del mundo no es la tecnología, sino los seres humanos. La decisión final, especialmente cuando la vida o la muerte están en juego, debe estar siempre en manos de un ser humano, capaz de integrar los datos de las máquinas con los valores de la prudencia, la compasión y la sabiduría.
Principios clave
Recordando los pronunciamientos de Papas anteriores y la iniciativa "Llamado de Roma a la Ética de la IA", el cardenal reafirmó la importancia de varios principios clave que deben guiar el desarrollo de las tecnologías: transparencia, inclusión, responsabilidad, imparcialidad, fiabilidad, seguridad y privacidad. Para concluir, expresó la disposición de la Santa Sede a nombrar expertos para participar en las actividades del recientemente inaugurado Centro para el Estudio y el Desarrollo de la Inteligencia Artificial.

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