¿Qué significa para usted que el Papa lo haya nombrado Secretario de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores?
Aparte de ser un grandísimo honor personal, hay una clara indicación de que la Comisión está entrando en una nueva fase, siendo convocada por el Santo Padre para definir la importancia de salvaguardar aún más ampliamente toda la red de la Iglesia, que incluye el importante papel que debe desempeñar la Curia Romana.

¿Cuáles son sus expectativas y su compromiso para este nuevo cargo, tan delicado e importante?
Mi primera prioridad es conocer a los miembros de la Pontificia Comisión, que están haciendo un gran trabajo a pesar de que son todos voluntarios. Quiero asumir la guía en la escucha de aquellos cuyas vidas han sido golpeadas y, en muchos casos, cruelmente destrozadas debido al abuso sexual.
Escuchar es importante. Al escuchar a los sobrevivientes, serán más sólidos los próximos pasos que la Comisión puede recomendar al Santo Padre. Un experto con mucha experiencia notó que es importante abrir y fortalecer nuevos caminos a los sobrevivientes, a las víctimas y a toda la comunidad para que sepan que las estructuras de responsabilidad son accesibles para ellos; son transparentes, para asegurar que estamos creando una Iglesia más segura en la práctica y no sólo en la teoría.