León XIV pide evitar "la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás" "Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros"
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"Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros"
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"Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros"
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"Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros"
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"Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros"
Contra el proselitismo: "No se trata nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús"
"Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado"
"Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia"
"En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres"
"Esta es la vía que hemos de recorrer juntos, unidos entre nosotros, pero también con las Iglesias cristianas hermanas, con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz"
"Construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad"
"Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas. Por el contrario, a él se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos"
"Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia"
"En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres"
"Esta es la vía que hemos de recorrer juntos, unidos entre nosotros, pero también con las Iglesias cristianas hermanas, con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz"
"Construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad"
"Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas. Por el contrario, a él se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos"
"Esta es la vía que hemos de recorrer juntos, unidos entre nosotros, pero también con las Iglesias cristianas hermanas, con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz"
"Construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad"
"Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas. Por el contrario, a él se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos"
"Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas. Por el contrario, a él se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos"
"Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado". Este fue el clamor, ante una riada de fieles, de León XIV en la misa de inicio de su pontificado. Una llamada a la unidad en un mundo, y en una Iglesia, que a veces amenazan ruina, como aseveraba Francisco, el santo de Asís, y Francisco, el antecesor de Prevost, también recordó en su primera homilía, hace ahora doce años. También, el pueblo respondió con una sonora ovación al evocar a Bergoglio.

"Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros", señaló el nuevo Papa, que en esta ocasión no habló tanto de paz como de unidad en su homilía. Una unidad basada en la fe, pero también en la solidaridad con los más desfavorecidos, sin lugar para el proselitismo y con una llamada al diálogo interreligioso. "Construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad", pidió.
También, una Iglesia más participativa: "Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas. Por el contrario, a él se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos".
Desde primera hora de la mañana, más de 150.000 almas, según fuentes de la Gendarmería, se agolpaban en la plaza de San Pedro y alrededores, para participar en la misa de inicio de pontificado de Robert Francis Prevost. Una celebración que arrancó mucho antes, con la presencia del propio Papa ante los fieles, subido por primera vez en papamóvil, y rodeando las arterias de la Vía della Conziliacione y San Pedro para saludar de cerca al santo pueblo de Dios. Lo hizo desde su casa, el palacio del Santo Oficio, desde donde aguardaba aparcado, desde las ocho de la mañana, el coche blanco descapotable que usó. En alguna ocasión, se detuvo para besar y bendecir a algún niño, rodeado de gritos y banderas de medio mundo.

La de hoy fue una ceremonia solemne, con todo el boato de este tipo de actos, y la presencia de representantes de más de 150 países. No estuvo Donald Trump, pero sí su segundo, JD. Vance, el último líder mundial en encontrarse con Francisco. Sí acudió la presidenta de Perú, Dina Boularte, y los presidentes de Israel y Ucrania. La delegación española, con la ausencia de Pedro Sánchez, estuvo presidida por los reyes Felipe y Letizia. También hubo una nutrida presencia ecuménica, con cuatro mujeres: la presidenta del Consejo Metodista, la secretaria general de la Federación Luterana Mundial, una líder menonita y la representante de las Iglesias reformadas.

Rezo ante San Pedro y entrega del anillo del pescador
Antes de encontrarse de nuevo con los fieles en la plaza, Prevost descendió, junto con los Patriarcas de las Iglesias Orientales, entre ellos, Bartolomé, al Sepulcro de San Pedro, para rezar. Después, junto a los cardenales concelebrantes, Prevost procesionó al lado del palio pastoral y el anillo del pescador, signos de su pontificado. Tras la proclamación del Evangelio, y la homilía, el Papa León recibió el palio por parte de Mario Zenari, y el anillo de manos del cardenal Tagle, junto a doce miembros del pueblo de Dios, que le rindieron 'obediencia': tres cardenales, un obispo, un sacerdote, un diácono, dos religiosos, un matrimonio y dos jóvenes. Junto al altar, la Virgen del Buen Consejo de Genazzano.

En su homilía, Prevost quiso volver a recordar la "tristeza en nuestros corazones" tras la muerte del Papa Francisco, y el camino que llevó a los cardenales al cónclave, junto al Espíritu, para "armonizar los distintos instrumentos musicales, haciendo vibrar las cuerdas de nuestro corazón en una única melodía".

"Con temor y trepidación"
"Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia", subrayó León XIV, dejando claras dos actitudes: "amor y unidad", como se lee en el Evangelio de la pesca milagrosa, donde Jesús "'pesca' a la humanidad para salvarla de las aguas del mar y de los hombres" y después invita a los discípulos a ser "pescadores de hombres".
¿Cómo puede Pedro llevar a cabo esta tarea?, se preguntó Prevost. "Habiendo experimentado en su propia vida el amor infinito e incondicional de Dios, incluso en la hora del fracaso y la negación", recalcó. Así, a Pedro "se le confía la tarea de “amar aún más” y de dar su vida por el rebaño". El amor, y no el proselitismo, dejó claro el nuevo Papa: "No se trata nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús".
"En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres"
Y hacerlo desde la unidad. "Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado", clamó León XIV. "En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres", lamentó.

"Y nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela! Escuchen su propuesta de amor para formar su única familia: en el único Cristo somos uno", insistió. "Esta es la vía que hemos de recorrer juntos, unidos entre nosotros, pero también con las Iglesias cristianas hermanas, con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz".

"Hermanas, hermanos, ¡esta es la hora del amor!"
"Este es el espíritu misionero que debe animarnos, sin encerrarnos en nuestro pequeño grupo ni sentirnos superiores al mundo; estamos llamados a ofrecer el amor de Dios a todos, para que se realice esa unidad que no anula las diferencias, sino que valora la historia personal de cada uno y la cultura social y religiosa de cada pueblo", añadió Prevost, instando a los fieles que "¡esta es la hora del amor!".

"La caridad de Dios, que nos hace hermanos entre nosotros, es el corazón del Evangelio", añadió, citando a León XIII y su Rerum Novarum para instar a todos a que "construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad".
"Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros", finalizó.
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