"Vamos a ver a un gran pontífice", augura María Gracia Flor, priora entoces El día que Robert Prevost visitó "sin previo aviso" el monasterio de San Mateo

María Gracia Flor y Prevost
María Gracia Flor y Prevost

La religiosa agustiniana María Gracia Flor, monja en el convento de Santa Ana de la localidad de San Mateo, todavía no cabe en sí de alegría por saber que se ha elegido a un papa que estuvo en su convento hace unos veinte años

La situación, que la monja vivía en uno de sus doce años como priora, le permitió tener una idea clara de qué clase de personalidad había detrás de Prevost: "Fue muy afable y espiritual, no le gustaba llamar demasiado la atención"

“Vamos a ver un gran pontífice”, dice. Un papado, además, que para Sor María Gracia Flor "va a ir de la mano de su fraternidad y su búsqueda incesante de Dios para hacerlo más presente, también, en el mundo de la juventud"

(Agencia FLAMA).- Durante la mañana de este viernes 9 de mayo, tras levantarse a las seis y dedicar un buen rato a la oración y a desayunar —algo que hace cada día con sus once hermanas—, la monja agustiniana María Gracia Flor, de 83 años, barría contenta, junto a una joven postulante, el presbiterio de la iglesia que hay al lado del convento de Santa Ana de la localidad de San Mateo, un pueblo que, a pesar de estar en tierras castellonenses, pertenece a la diócesis de Tortosa.

Especial Papa León XIV

El motivo no era menor: “Todavía no quepo de alegría por saber que se ha elegido a un papa [Robert Prevost] que estuvo aquí hace unos veinte años”, cuenta con orgullo quien por aquel entonces dio la bienvenida como priora de esta comunidad de monjas a León XIV, un hombre que acudía durante unas horas al cenobio para conocer a Flor y a las demás religiosas mientras hacía una romería de visitas a conventos habitados por frailes y monjas de la Orden de San Agustín en España.

La madre María Gracia Flor, expriora de las agustinas contemplativas de Sant Mateu, en 2007, junto a Prevost, durante su visita a la hermandad en Castellón.

El actual papa era desde 2001 prior general de la orden y, aunque esta monja contemplativa no sepa esclarecer con exactitud el año de esta “visita relámpago”, reconoce que se enmarcaría probablemente entre alguno de los momentos en que este estadounidense también pisó León (2002) y Valladolid (2008); unas diócesis, en este sentido, que desde este viernes se afanan insistentemente a encontrar cualquier documento que atestigüe la presencia del sucesor de Francisco en sus templos y edificios.

No tuvo ningún inconveniente en entablar una conversación con él “por dominar perfectamente el español”, añade esta religiosa en un valenciano fluido, “el mismo que usó para dirigirse a sus fieles de Perú desde la logia de la basílica de San Pedro”. La situación, que la monja vivía en uno de sus doce años como priora, le permitió tener una idea clara de qué clase de personalidad había detrás de Prevost: “Fue muy afable y espiritual, no le gustaba llamar demasiado la atención, pues vino y luego desapareció; eso último, creo muy sinceramente, es determinante para guiar la Iglesia católica”, sentencia.

Esas horas de encuentro en un monasterio que echó a andar en el siglo XVI “no fueron previstas” con antelación y ello, por lo tanto, sorprendió a todas las monjas que hoy en día representan la franja de mayor edad: “Después hablamos, le enseñamos todos los rincones de nuestro cenobio, y, aunque estuvo aquí poco rato, todo ello fue suficiente para reconocer en él una de doctrina muy segura”, continúa quien define a León XIV como un “agustino bueno y santo”. “Vamos a ver un gran pontífice”, dice, sin evitar que la emoción se apodere de sus palabras, “y eso se irá viendo en su papado”. Un papado, además, que para Sor María Gracia Flor “va a ir de la mano de su fraternidad y su búsqueda incesante de Dios para hacerlo más presente, también, en el mundo de la juventud”.

"Sor María Gracia Flor define a León XIV como un 'agustino bueno y santo': 'Vamos a ver un gran pontífice'"

“Siempre tendrá nuestras puertas abiertas”, agrega para terminar la monja, que cada Semana Santa recibe “para que pueda tomarse unos días de reposo”, junto a sus hermanas, al burgalés Alejandro Moral, quien sucedió a Prevost en 2013 al frente del Capítulo General de la Orden de los Agustinos. “Me encantó ver a los dos abrazándose antes de que el americano se encerrara con los demás cardenales en la Capilla Sixtina, el pasado miércoles”, concluye, “antes de salir de ella, el jueves, ya como papa”. 

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