Insanas y vanas preocupaciones



¡Feliz martes! En general, de eso suele estar llena nuestras mentes y no lo digo por lo de insana sino por lo de vana, ya que a menudo nos preocupamos de cosas que no merecen el menor esfuerzo y gasto de neuronas. Sin embargo, no quiero hacer ningún tipo de apología psicológica aquí sino escuchar música y para esta curiosa reflexión voy a ponerte traerte una música impresionante. Salió de las manos de uno de los grandes compositores de la época clásica, casi al mismo nivel que Mozart.

Me estoy refiriendo a Franz Joseph Haydn (1732-1809), compositor austríaco nacido en Rohrau. De lo primero que disfrutó Haydn, y quienes lo escucharon, fue de su voz, que era tan impresionante que con cinco años fue admitido en el coro de la catedral de san Esteban de Viena. Cuando cumplió los dieciséis su voz cambió y tuvo que ir decantándose por la composición. Parece que se ha estudiado que a lo largo de su vida sufrió de pólipos nasales lo que hizo que su nariz apareciese siempre algo desfigurada. A veces le molestaba tanto que era incluso incapaz de componer. Parece ser que la salud siempre fue algo débil en el cuerpo de Haydn ya que también sufrió algún que otro brote de viruela. A pesar de todo esto no le arredró y se convirtió en el el músico más influyente de su época, padre de la llamada música clásica. Era un gran amigo de Mozart y este le reverenciaba y le invitaba a sus conciertos. Haydn también se encontraba muy a gusto con él. Así, sabemos que en los funerales de Haydn se interpretó el famoso réquiem de Mozart.

Hoy te traigo su motete Insanae et vanae curae, Hob. XX:1/13c. La extrajo Haydn de su oratorio «El retorno de Tobías», compuesto en 1775. La obra está dividida en dos secciones contrastantes. La primera de ella podemos decir que está llena de poder y de música que produce asombro y terror. La segunda es más lírica, sobre todo porque en las palabras se habla de que sin Dios no podemos llegar a ningún sitio. Todo este pequeño motete es como una especie de terremoto que remueve nuestras conciencias pero también que está lleno de una música que es poderosa y llena de sentido.

La interpretación es del Coro del St. John's College de Cambridge.

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