No es la primera vez que te digo que hay compositores que están ligados a una obra, que en su momento le dieron popularidad y reconocimiento. Ese es el caso de nuestro maestro de hoy. Por supuesto que compuso más obras pero desde su estreno la pieza se convirtió en asidua en las salas de concierto de las cuales casi ya desaparecido ya... Así es el destino y el gusto del público.
Hoy te traigo al compositor polaco Henryk Mikołaj Górecki (1933-2010). Nació en Czernica y comenzó a estudiar música ya a los 20 años. Su estilo es de lo más ecléctico y variado, yendo desde el más radical a estilo del Darmstadt de Boulez al minimalismo a modo del estonio Arvo Pärt. En su obra puede hallarse influencia de otros de los grandes del siglo XX como Ives, Szymanowski y Messiaen, así como de la música popular polaca.
La obra tan ligada a ese nombre es la Sinfonía Número 3 subtitulada ‘Symfonia pieśni żałosnych’, o "Sinfonía de las canciones tristes". Fue compuesta en 1986 y está compuesta para soprano y orquesta. Los textos usados son de Helena Wanda Błażusiakówna así como textos anónimos de los siglos XV y XX hallados en campos de concentración. Fue estrenada al año siguiente de su composición y constituye una transición entre el estilo disonante y el tonal de compositor. Aunque la obra se estrenó en 1977 no fue conocida digamos que en el público general hasta 1992.
Hoy te traigo el tercer movimiento de la obra que tiene por tempo Lento-Cantabile semplice. En él, como en los otros dos, se producen sutiles cambios de dinámicas y modos, dando lugar a una cada vez mayor complejidad. El movimiento está compuesto como en forma de lentas variaciones.
Te traduzco el texto completo porque es muy emocionante y así puedes saber bien qué estás escuchando. Es una canción cantada en el dialecto de la región en torno a la ciudad polaca de Opole.
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¿Adónde te has ido
mi querido hijo?
Quizá durante la revuelta
lo mató el cruel enemigo.
¡Ah! Gente malvada,
en el nombre de Dios Santísimo,
dime,
¿por qué matasteis a mi hijo?
Nunca jamás
tendré su cariño,
incluso aunque
mis viejos ojos lloren.
Incluso aunque mis amargos ojos
den lugar a otro río Óder,
nunca darían vida
a mi hijo.
Está en su tumba,
y no sé dónde,
aunque no paro de preguntar
a todos por ahí.
Quizá el pobre niño
esté en una fría zanja,
en lugar de estar
en su cálida camita.
¡Oh! Cantad para él,
pajarillos de Dios,
ya que su madre
no lo encuentra.
Y vosotras, florecillas de Dios,
floreced por todos sitios
para que mi hijito
pueda dormir contento.
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Aquí tienes esta emocionante obra interpretada por Zofia Kilanowicz (soprano) junto con la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Polaca en Katowice dirigidos por Antoni Wit. ¡Que la disfrutes!