Siendo bello



¡Feliz viernes! Para acabar esta semana laboral que también pone fin a junio te traigo una música curiosa con una sonoridad cautivadora. La verdad que ahora mismo no puedo asegurar que el compositor haya aparecido por aquí pero bueno, aquí lo tenemos. Incluso la traducción del título de la obra casi no es esta como te explicaré en un momento. En cualquier caso aquí queda la obra de uno de los grandes maestros contemporáneos cuyo nombre es muy posible que no te suene, a menos que seas un avezado melómano.

Te presento a Hans Werner Henze (1926-2012), maestro alemán nacido en Gütersloh. Comenzó componiendo a los 12 años y ya desde temprana edad se interesó por la política y los conflictos sociales. Sirvió en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial y tras ella siguió con su dedicación a la música. Aunque empezó con tintes neoclásicos e interés en la música antigua su obra se fue desarrollando hasta la estética post-schoenbergiana en forma de serialismo. Se trasladó a Italia y allí empezó una etapa más lírica y menos radical. Además de su prolífica carrera como compositor, también se dedicó a dirigir orquestas y a estrenar sus propias obras, cosa que le hizo estar presente por todo el mundo. Ha escrito obras para grandes intérpretes como Dietrich Fischer-Dieskau, Peter Pears, Julian Bream, Heinz y Ursula Holliger y Christoph Eschenbach. Henze es un maestro fundamental en la música europea del siglo XX y de comienzos del XXI que no suena mucho entre los grandes nombres, lo que no deja de ser una injusticia.

Hoy te traigo su obra titulada Being Beauteous, compuesta en 1963 para soprano, arpa y cuatro chelos. Te comentaba que no debería traducir el título ya que el texto está tomado de "Las iluminaciones" de Rimbaud y el propio francés tituló su poema así, tal cual, en inglés. Valga la redundancia, es una obra luminosa, con técnicas posmodernas pero a la vez pura y bella, muy atractiva al oído. Cada frase del poema está escrita en forma de miniatura con interludios instrumentales entre ellas. Henze usa un tratamiento que él llamó "filamental" ya que divide el poema en frases y estas en palabras y sílabas, con técnicas seriales pero que cautivan al oyente. Parece ser que la visita del maestro por primera vez a Nueva York le causó una gran impresión y todo esto lo recoge en esta pieza intimista.

La interpretación es de Edda Moser (soprano), Fritz Helmis (arpa) y Eberhard Finke, Wolfgang Böttcher, Peter Steiner y Heinrich Majowski (violonchelos), todos dirigidos por el propio compositor.

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