Un concierto clásico



¡Feliz jueves! ¡Ya va terminando una semana que espero vaya bien! Es posible que te estés diciendo que todos los días escuchamos música clásica, ¿verdad? Aunque popularmente es cierto técnicamente no ya que con ese término nos referimos a obras de una etapa concreta de la historia, a la que vamos a viajar hoy. Su compositor ya nos ha visitado alguna vez. Es de esos nombres que no son de la vanguardia pero que merecen la pena.

Nos visita otra vez Leopold Kozeluch (1747-1818), compositor checo nacido en Velvary. Era contemporáneo de Mozart con lo que no lo tuvo nada fácil. Ambos trabajaron en Viena y, evidentemente, ambos se conocían perfectamente. Ya en 1778 comenzó a ser famoso como compositor y fue entonces cuando se mudó a la capital austríaca. Allí adquirió pronto una gran fama como pianista, compositor y profesor, hasta tal punto que el arzobispo de Salzburgo le ofreció el antiguo puesto de organista que había ocupado Mozart; declinó el ofrecimiento. Fundó su propia editorial de música ("Musikalisches Magazin") al mismo tiempo que Hoffmeister y casi que Artaria. Así pudo publicar sus propias obras. Sucedió a Mozart como compositor de la corte del emperador Francisco II y ese opuesto lo ocupó hasta que murió. Se aficionado a las canciones populares escocesa, irlandesas y galesas, que arreglaba incansablemente.

Kozeluch nos ofrece hoy su Concierto para piano y orquesta nº 1 en Fa Mayor. Se trata de una obra deliciosa que todavía tiene mucho del estilo rococó. Se abre con una melodía insistente y llena de optimismo, que rápidamente nos cautiva. El maestro también se emplea a fondo en el segundo movimiento, con una melodía de lo más cautivadora. El rondó final nos deja casi sin aliento ya que está compuesto con una melodía a modo de caza en un incansable compás d 6/8, en una pieza que se convierte en una alegre danza final.

La interpretación que te ofrezco es la de Tomas Dratva (piano) y la Slovak Sinfonietta Zilina dirigida por Oliver von Donhanyi.

Volver arriba