Una misa breve

Missa Brevis, Zipoli

¡Feliz jueves! Era habitual que los compositores escribieran misas que se apellidaban «breves». No significan para nada que sean menores sino que son más cortas de duración (a veces sin el credo) o que fueron compuestas para ser interpretadas en días ordinarios y no en grandes solemnidades. Pero los maestros, puesto que lo son, no dejaban de imprimir en ellas su mayor arte, como es el caso del de hoy.

Domenico Zipoli

No es la primera vez que nos visita Domenico Zipoli (1688-1726), compositor italiano nacido en Prato pero muerto en Córdoba (Argentina). Es de esos maestros que hicieron su carrera en América del sur y que ha pasado más desapercibido por ello pero que poco a poco se va reconociendo y poniendo en el lugar que corresponde. La razón de su marcha es que era jesuita y fue enviado allí en 1717 como misionero. Estudió en Nápoles con Alessandro Scarlatti y luego, en 1710, estudió en Roma con Bernardo Pasquini. Precisamente allí trabajó para los jesuitas, orden en la que entró en 1716. En Córdoba (Argentina) tocó el órgano en su catedral y consiguió ser el organista más famoso en Sudamérica. Compuso varios oratorios y, sobre todo, una gran cantidad de obras para teclado (tanto órgano como clave), que fueron publicadas en 1715 antes de dejar Roma y por eso se han conservado.

Otra de sus obras más características e interpretada es su Missa Brevis. En este caso, el apelativo de breve se debe a que solo se conservan de ella (quizá lo único que fue compuesto) el kyrie y el gloria. El lenguaje plenamente barroco está presente en esta bella composición protagonizada sobre todo por el coro. Digamos que de alguna forma no presenta solistas (los movimientos para ellos están interpretados por miembros del coro) de forma que toda la masa coral es la que se ocupa de esta sucesión de movimientos llena de frescura y de sabor a América.

La interpretación es de Niños Cantores de Córdoba y el Ensemble Elyma dirigidos por Gabriel Garrido.

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