Nuestra pascua inmolada


Se trata de un ejemplo de canto beneventano. Fue usado en la Iglesia en el sur de Italia, concretamente en los monasterios de Benevento y Monte Cassino. No es canto gregoriano y guarda relación con el ambrosiano (o milanés), remontándose el canto beneventano al siglo VIII, momento en que la región estaba ocupada por los lombardos. Evidentemente está relacionado con la extinta liturgia beneventana y en el siglo IX fue reemplazado por el canto gregoriano. En el beneventano las melodías tienden a ser largas y repetitivas, incluso a veces consistiendo solo en una melodía que se interpreta varias veces. En cuanto a la recitación, a veces la melodía consiste en varias notas ascendentes y descendentes, en estilo muy silábico. En la liturgia propia de estos monasterios se hallaban piezas en griego debido a la proximidad con zonas del sur de Italia en la que se hablaba esta lengua. Todo ello sirve de testimonio de la coexistencia de una multiculturalidad en esa región que también influyó, y de una forma especial, en la música litúrgica.
Vamos a escuchar el Aleluya: Pascha nostrum. Se trata del aleluya que se canta antes del evangelio con el texto del versículo tomado de la secuencia del día de Pascua: Cristo, nuestra pascua, es inmolada. Está lleno de la alegría y la exuberancia de la resurrección, y nos narra cómo Jesús, ha aceptado la inmolación como el cordero pascual por nosotros y para que vivamos con y para Dios. Sobre notas tenidas (llamadas «ison») el solista canta el versículo formado por un largo melisma y luego se regresa al aleluya para completar esta bella obra de nuestro patrimonio medieval más preciado.
La interpretación es del Ensemble Organum dirigido por Marcel Pérès.