No perdamos el norte



¡Feliz martes! Hoy te propongo que conozcas a una compositora nuestra, que felizmente sigue aún componiendo. La presencia en la etiqueta de contemporánea no debería ser un impedimento para que la disfrutes ya que nos es una obra complicada de escuchar, aunque requiere de varias audiciones para ser captada como se merece. ¡Cuánta música nos queda por descubrir, ya sean de compositores vivos o fallecidos! Poquito a poco vamos descubriendo verdaderas maravillas.

Nos visita hoy Mercedes Zavala (1963), compositora española nacida en Madrid. Sus estudios musicales de piano y composición los empezó en Madrid y luego en Inglaterra. Allí estudió con Malcolm Singer, quien ejerció una gran influencia sobre ella por esos tiempos y posteriormente. A partir de 1999 fue cobrando presencia en los conciertos y estrenando en importantes festivales de música contemporánea. En el año 2010 ha sido invitado a varios certámenes en Hispanoamérica y en 2012 se estrenaron obras suyas en el Festival de Música Contemporánea de Alicante. También es importante su labor como pedagoga y la investigación y es profesora del conservatorio Teresa Berganza de Madrid. El Instituto Nacional de las Artes Escénicas de la Música también le ha encargado diversas obras, de forma que su carrera está potenciando toda su valía y nos está mostrando la gran calidad de esta compositora.

De Zavala vamos a escuchar El Polo Norte de Saturno, obra para piano. La obra fue compuesta en 2011 por encargo del pianista Miguel Álvarez-Argudo. Este quería estrenarla en un concierto-conferencia sobre la escala de tonos enteros. La compositora dice que eso le llevó a la idea de lo hexagonal y lo relacionó con las fotos enviadas por las sondas Vuyager y Cassini sobre un curioso fenómeno ocurrido en el polo norte de Saturno, en un fenómeno curioso pero no ocasional. La compositora compone la obra por medio de dos escalas hexátonas que interfieren entre sí. El número seis está muy presente y se crean patrones y relaciones que casi llegan a lo circular. Una composición de sonoridad ingrávida.

La interpretación es de Miguel Álvarez-Argudo (al piano).

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